A veces, el regreso a la forma, a la contemplación, a la intimidad filosófica que tiene la poeta Louise Glück es una ruptura”, comentó ayer la escritora argentina María Negroni sobre la Nobel de Literatura 2020, cuya obra se analizó en el Salón de Poesía de la 34 FIL Guadalajara.

En una mesa virtual compartida por los bardos mexicanos Hernán Bravo Varela y Jorge Esquinca, Negroni advirtió que, más allá de los premios, “que siempre son azarosos y arbitrarios”, Glück es “una gran poeta que no hay que contraponer a otros escritores, que tiene un bajo perfil porque su obra está escasamente traducida”.

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Entre todas las poetas mujeres estamos escribiendo un libro que es más grande que cada una. Estamos buscando tonos, preocupaciones, formas de decir”, agregó.

Dijo que la neoyorquina es una “poeta rabiosa que confronta a un Dios complicado, ausente y cruel. Hay que leerla desde ahí”.

Para Bravo Varela, Glück “es una de las voces centrales de la poesía inglesa que posee una propuesta inquietante”. Y aludió a ese jardín que evoca la poeta que significa el descubrimiento del yo y “el emblema de una culpa natural”.

Esquinca añadió que la Nobel de Literatura “arroja una suerte de luz de faro sobre una escritora que no es menor”. Tras aceptar que la poesía tiene que ver más con la pregunta, la duda, que con la respuesta, dijo que en este género “no hay un camino que tenga una sola dirección”.

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