La escritora Elena Poniatowska abogó por unir la cultura a la educación y promover la escritura en las escuelas5

“Que les digan a los niños que escriban alguna composición de su mamá, de su papá o de sus hermanos. Se ha perdido esa costumbre y sería muy bonito recuperarla; hubo una época en la que se hacía una ‘Carta a mi madre’ el día de las mamás y a veces había unas muy buenas'”, dijo en entrevista la Premio Cervantes, quien recordó que años atrás fungió como jurado de esas misivas.

La también periodista acudió a la entrega de los premios del segundo Concurso Iberoamericano de Cuento y Novela Ventosa-Arrufat y Fundación Elena Poniatowska Amor, que reconocieron la novela Pescadores, de Ana Díaz y los cuentos Casa 111, de Margarita Castro; El recreo de Reynalda, de Marco Luis Patiño; Mesero, de Eduardo Limón y Más que un cuerpo, de Angélica Mancilla.

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También fueron premiados Notas sobre el canibalismo femenino, de Gabriela Pérez; La última voluntad de Helmut, de Juan Carlos Schulz; El mundo de afuera, de Diana Laura Álvarez; De lejos se ve mejor, de Carlos Díaz; El juego de los tiempos, de Luis Eduardo Astorga y El salón de los espejos, de Gustavo Cuatli Alcázar.

“Hemos apostado por un País culto y un País culto es un País libre y un País libre es un País mejor”, apuntó Felipe Haro, director de la Fundación Elena Poniatowska Amor, que surgió hace 12 años para preservar el archivo de la narradora y de su esposo, el astrónomo Guillermo Haro.

Por su parte, el periodista Javier Aranda Luna integrante del jurado junto con Laura García, Anel Pérez y Enrique Nanti, destacó una mayor participación de las mujeres en este certamen, no sólo en número sino en enfoques.

“Nos hacen ver que las cosas contadas desde la perspectiva de ellas, cosas que a veces no hemos visto, cada vez están más presentes y eso robustece la cultura y como sociedad nos hace más fuertes”.

Jorge Ortega, en representación de la Fundación Ventosa-Arrufat, evocó al matrimonio de origen catalán, que debió dejar España por el régimen franquista y migró a México, donde se enraizó y decidió destinar parte de sus bienes al fomento de la cultura.

Además de promover este premio de cuento y novela también participa en la remodelación de escuelas en lugares como Pochutla, Oaxaca, las cuales ha dotado de bibliotecas.

La iniciativa ha logrado convocar al doble de alumnos que asistían, celebró Ortega.

Tras la entrega de los premios, Poniatowska convivió con los premiados, se tomó fotos con ellos y los apremió a seguir escribiendo.

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