A unas semanas de que los recintos culturales reactiven sus actividades en México, cerradas debido al confinamiento por Covid-19, la promotora cultural Paloma Reyes Lacayo denunció irregularidades en la administración del Museo de las Momias de Guanajuato, que maneja la colección natural más grande del mundo, al cuidado de la autoridad local, por lo que pidió la intervención del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y de la Auditoría Superior de Guanajuato.
La petición de Reyes Lacayo —exdirectora del recinto entre 2015 y 2018— fue remitida a Diego Prieto Hernández, titular del INAH, el 25 de noviembre de 2019, donde le informa la probable desaparición de 22 momias, los traslados no autorizados de los restos áridos (momias) y los problemas con su manejo y conservación.
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Además, le detalló que pese al incremento en el boleto de acceso al museo (de 60 a 85 pesos por adulto, en 2019) sólo recibe el 10 por ciento de los recursos que genera, considerando que en 2019 produjo 38 millones de pesos y sólo recibió 2.5 mdp; y lamentó que la actual administración municipal, de Mario Alejandro Navarro Saldaña, ha insistido en la construcción de un nuevo Museo de Momias en otra ubicación, para lo cual contraerá una deuda por 66 mdp.
En la misiva, recordó que las momias son bienes culturales incorporados al Catálogo Municipal de Bienes Patrimonio Cultural del Municipio de Guanajuato, por lo cual requirió la intervención de Diego Prieto.
Recurro a su investidura para denunciar el desconocimiento, la negligencia e irresponsabilidad en la gestión del Museo de las Momias de Guanajuato por la propia autoridad municipal, lo que hoy pone en riesgo el patrimonio cultural, consistente en la colección de momias naturales más grande del mundo (117 elementos momificados, incluidas cuatro cabezas, dos fetos y 111 cuerpos femeninos y masculinos) extraídas del Panteón Municipal de Santa Paula” entre 1870 y 2005, lo que confiere (a este espacio) el carácter de museo de sitio, como detalla en el documento obtenido por Excélsior.
La denuncia abunda que la actual administración del museo ha realizado exposiciones itinerantes de momias por ferias y festivales, no culturales, en Zacatecas, San Luis Potosí, León, en el arranque de un rally y en la calle Subterránea, sin protocolos de actuación ni de conservación preventiva.
Aunado a esta violación normativa, reportó a Prieto, “no se cuenta con las condiciones mínimas para el cuidado y conservación de los restos momificados, pues se carece de un diagnóstico del estado de conservación y de un protocolo para su exhibición, resguardo, conservación, manejo y transporte”.
También le explicó que “se establece que tanto las piezas individuales como las colecciones de momias no pueden ser entregadas a terceros ni trasladadas fuera del ayuntamiento”.
Cabe señalar que hasta el momento, el titular del INAH no ha emitido comentarios sobre el tema, aunque el Órgano Interno de Control del INAH sí emitió una respuesta el 9 de enero y se comprometió a investigar, y aunque las momias son administradas por el municipio, cualquier movimiento o cambio es notificado al instituto.
En la respuesta, suscrita por Gerardo Carmona Pineda, titular del área de quejas del Órgano Interno de Control del INAH, se lee: “Los hechos se radicaron para su investigación en esta área de quejas (y) le informo que una vez que se concluya la investigación de su petición se le hará del conocimiento el resultado del mismo”.
FALLA SU REGISTRO
En una segunda carta, del 21 de enero pasado, la exfuncionaria habló sobre la posible pérdida de 22 momias.
Hay indicios de la pérdida de 22 momias, pues (aunque) se ha declarado la existencia de 117 elementos momificado, según el inventario (actual) sólo se confirma la existencia de 95”, comentó al auditor superior del Estado de Guanajuato (ASEG), Javier Pérez Salazar.
Este diario charló con Reyes Lacayo sobre la pérdida de momias y aseguró que hay indicios documentales al respecto. “En este momento, de manera documental, tenemos indicios de que hay una diferencia de momias entre los inventarios (de 2018 y 2019), pero en mi opinión es altamente probable que ya tengamos pérdida de momias y no me refiero a la desaparición de los cuerpos, aunque sí creo que los cuerpos hayan sufrido una esqueletización (desaparición de la piel), debido a las deficientes condiciones en que han sido gestionadas y transportadas”, dijo.
No dudo que uno o varios cuerpos estén esqueletizados y es preocupante. Me costa que el museo tenía 117 elementos momificados. Como sea, las momias son el rostro de Guanajuato frente al mundo y esto me parece crítico. Además, me preocupa que sigan siendo profanadas, es decir, esta obsesión desmedida por exhibirlas donde sea, sobre todo por el valor simbólico”.
Ante esto, añadió, “solicitó que se suscriba un resguardo indefinido de las momias por el INAH y la posesión de estos cuerpos por la autoridad municipal, así como un convenio de colaboración para que se apoye en todas las áreas técnicas como era la evaluación del estado de conservación detallado de cada cuerpo, así como los protocolos de actuación y conservación preventiva”, concluyó.
Excélsior solicitó entrevista con Jesús Antonio Borja, director de Cultura y Educación de Guanajuato y con algún experto del INAH, pero hasta el cierre de la edición impresa de Excélsior no se concedió.