Héctor González Aguilar

Hacia la última década del siglo XVII, Sor Juana Inés de la Cruz ya era reconocida como una talentosa poeta novohispana con obra publicada en España. En el año de 1691 hizo la curiosa declaración de que nunca había escrito cosa alguna por su voluntad, sino por ruegos y preceptos ajenos, y que por su gusto solamente recordaba haber creado “un papelillo al que llaman El sueño”. 

No hay que tomar tan al pie de la letra esta aseveración, Sor Juana escribió muchos poemas y piezas de teatro a petición de otros, pero entre que lo hacía por encargo y ejercía como contadora en esa institución religioso-financiera llamada Convento de San Jerónimo, le daba libertad a la creatividad para que volara hacia los horizontes de su más íntima predilección.

En cuanto a ese “papelillo que llaman El sueño”, se trata ni más ni menos de una obra maestra de la literatura en castellano de todas las épocas. Es un poema de largo aliento cuyo nombre completo es “Primero sueño, que así lo intituló la madre Juana Inés, imitando a Góngora”. Está escrito en versos endecasílabos mezclados con heptasílabos, es decir, en silva, una forma de versificar de origen italiano.

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Reconocer que en este poema se está imitando a Góngora no es demeritarlo, al contrario, equivale a decir que está muy bien escrito, que no es fácil de entender y que la musa novohispana puede compararse sin rubor con el mejor poeta del siglo de oro de las letras españolas.

La influencia de Góngora se aprecia desde el nombre, así como éste escribió sus Soledades, primera y segunda, Sor Juana escribió el Primero sueño, aunque nunca el segundo. Recientemente se ha dicho que el título tiene relación con una antigua división –de orden militar- del periodo nocturno, siendo el primero sueño una de sus cuatro partes.

A lo largo de los 975 versos del poema se percibe a Góngora a través de la abundancia de latinismos y de alusiones mitológicas; tiene también un reiterado uso del hipérbaton, que invierte el orden normal de la frase complicando su comprensión.

Según Octavio Paz, aunque el poema es gongorino en la forma, en el tema es totalmente innovador. Primero sueño es una creación abstracta, una poesía del intelecto motivada principalmente por ese anhelo de Sor Juana de buscar el conocimiento.

Con respecto a la dificultad para comprender el poema, otro de los estudiosos de Sor Juana, Antonio Alatorre, opina que antes de leerlo es necesario introducirse en la poesía de Góngora y en la obra de Ovidio. Pero eso no es suficiente, conviene también darse una buena embarrada de los conocimientos científicos y filosóficos de la época, muy diferentes a los de nuestro tiempo. Sor Juana se nutrió de la Escolástica, de Aristóteles y de Ptolomeo, por citar dos autores vigentes en el siglo XVII. 

Con semejante exigencia en los requisitos, con tanto trabajo por delante y con tan poco tiempo disponible en la actualidad, cualquier persona se resiste a la lectura de esta obra maestra. Pero también hay buenas noticias, no hace mucho que se publicó una excelente edición anotada, de Alejandro Soriano Vallés, que desmenuza el Primero sueño verso por verso. Y además, en YouTube podemos encontrar una serie de videos, de Jorge Gutiérrez Reyna, en donde se realiza el análisis con ese toque jovial de las nuevas generaciones. 

Es decir, ahora podemos disfrutar el poema y a través de él conocer todo lo que antes era necesario para entenderlo. Todo esto con el añadido de sentirnos orgullosos, con pleno conocimiento de causa, del talento de nuestra Décima Musa.

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