El periodista, escritor y académico mexicano Rafael Felipe Muñoz, considerado uno de los más destacados exponentes de la novela revolucionaria, nació hace 119 años.

Muñoz es recordado como uno de los escritores que hizo de la Revolución Mexicana su pan de cada día.

Rafael Felipe Muñoz Barrios nació el 1 de mayo de 1899 en el estado de Chihuahua, donde estudió en el Instituto Científico y Literario; más tarde se trasladó a la Ciudad de México para estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria.

De acuerdo con la biografía del portal escritores.cinemexicano.unam.mx, a raíz de la usurpación huertista, se vio obligado a regresar a su estado natal, donde, entre los 15 y 16 años conoció a Francisco Villa.

Durante esta época, al escribir una crónica sobre la Decena Trágica (1913), se consagró como periodista y formó parte de un diario de la capital de Chihuahua, con temas sobre la Revolución (1910-1917/1920) y que más tarde le servirían de inspiración para sus libros.

Al término de la Revolución Mexicana, el escritor inició sus actividades en la capital del país con la publicación periódica de sus primeros cuentos en “El Universal”, que después reunió en el volumen titulado “El feroz cabecilla: y otros cuentos de la revolución en el norte” (1928).

Colaboró en los diarios “El Heraldo” y “El Universal”; en 1929 participó en la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y un año después se convirtió en el director del diario “El Nacional”.

Durante el Gobierno de Manuel Ávila Camacho, se dio de alta en el Servicio Militar Obligatorio, en el que obtuvo el grado de Teniente Coronel y la Condecoración al Mérito Militar de Tercera Clase, de acuerdo con información publicada en el sitio literatura.bellasartes.gob.mx.

De sus experiencias personales durante la Revolución nació la novela “¡Vámonos con Pancho Villa!” (1931), esta última base argumental de la película homónima, adaptada por Xavier Villaurrutia y dirigida por Fernando de Fuentes, en 1935.

Esta cinta fue considerada como la primera superproducción del cine mexicano, en la que, además, el escritor participó como actor en el papel del General Martín Espinosa, incondicional de Villa.

También destacan las novelas “Memorias de Pancho Villa” (1923), “Si me han de matar mañana” (1933) y “Se llevaron el cañón para Bachimba” (1941).

Otro de los trabajos que realizó Muñoz fue un ensayo dedicado al presidente más polémico del siglo XIX: “Santa Anna el dictador resplandeciente” (1945); en 1958 se desempeñó como titular del área de Divulgación Cultural y Prensa de la SEP.

Tras un largo periodo de inactividad literaria, en 1968 publicó una colección de relatos en la misma línea de su obra precedente con el título “Obras incompletas, desechadas y olvidadas”.

El 9 de octubre de 1970, Rafael Felipe Muñoz fue elegido miembro para ocupar la silla XII de la Academia Mexicana de la Lengua, pero no logró tomar posesión de su puesto, pues murió el 2 de julio de 1972 en la Ciudad de México.

En un texto de 2010, “El Universal” afirma que “la literatura de Muñoz se caracteriza por un estilo objetivo, sin temblores y sin angustias” y sí, su prosa es testigo del tiempo en una época que determina la historia mexicana.

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