La obra de Rufino Tamayo (Oaxaca, 1899-Ciudad de México, 1991) destaca por su color, espacio, tradición, pasión y contenido, según la historiadora de arte del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas, Nadia Ugalde, al recordar que se celebran 120 años del nacimiento del artista plástico.

La especialista de ese centro que pertenece al Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) consideró que el artista nacido en Oaxaca destacó por combinar tradición con modernidad y vanguardia europea. 

Tamayo, agregó, dio prioridad a la figura y forma. “Jugó con el color y descubrió contrastes como el rosa Tamayo. Su paleta de colores es algo muy característico de él”, detalló. 

En un comunicado, el INBAL destacó la trascendencia de la obra de Rufino del Carmen Arellanes Tamayo, quien nació el 25 de agosto de 1899, en el número 215 de la segunda calle de Cosijopí, en el Barrio del Carmen Alto, Oaxaca. 

Los colores y las formas de la obra plástica de Rufino Tamayo son reconocidos en todo el mundo, por lo que su creación representa el legado de uno de los grandes artistas de todos los tiempos en México, enfatizó la institución. 

Investigadores e historiadores de arte coinciden en afirmar que la obra de Tamayo es única y resaltan su participación en la consolidación del México moderno. 

En el acervo sobre este artista se contabilizan un total de mil 300 óleos, 452 piezas de gráfica, 358 dibujos, 21 murales, 20 esculturas y un vitral. La obra se encuentra en colecciones de museos de todo el mundo. 

Destaca que sus murales enriquecen lugares como el edificio de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en París, o en el Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México. 

Rufino Tamayo, quien realizó sus primeros estudios formales en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, presentó su primera exposición en 1926, lo que le permitió exponer posteriormente en el Art Center de Nueva York. 

Fue profesor posteriormente en la Dalton School of Art; radicó en Estados Unidos durante 20 años. En la década de los años 50 viajó a París, donde se integró al movimiento cultural de la posguerra y se relacionó con los pintores más relevantes de Europa. 

Fue durante 1981 cuando se inauguró el Museo Tamayo en la Ciudad de México. El recinto que depende del INBAL resguarda el importante acervo del artista mexicano, quien murió el 24 de junio de 1991.

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