Las ‘salas de la ira’ se están volviendo populares en China. En esos lugares, los clientes pueden descargar su enojo rompiendo objetos dentro de una habitación. Jin Meng, cofundadora de Smash Anger Room, afirma que recibe hasta 600 clientes cada mes que asisten a su compañía para usar la sala.
“Una sesión de 30 minutos cuesta aproximadamente 20 dólares estadounidenses por persona. ¿Qué lleva a estas personas a este punto? Bueno, todo. Desde el estrés hasta las relaciones difíciles. Una mujer trajo todas las fotos de su boda y las rompió”, contó Jin.
Los clientes usan bates de béisbol para romper botellas y también se les permite llevar artículos personales que desean destruir.
“Me siento muy bien cuando rompo esas botellas y las veo destruidas”, sostuvo Qiu Siyu, un cliente. “Básicamente, puedes destruir cualquier cosa excepto una persona: un televisor, una computadora, botellas, muebles, maniquíes”, contó Liu Chao, otro cliente.
Jin sostiene que la idea de la ‘sala de la ira’ es desahogar frustraciones en lugar de promover la violencia. “En la sala no se harán preguntas y no habrá juicio. Una regla simple de la compañía es proteger la privacidad”, concluyó Jin.