Nelia Torres es una docente retirada con cuatro décadas dedicadas a la labor educativa y quien, a principios de la década de los años 90, comenzó una actividad intensa en el rubro de la fotografía al lado de su esposo, Eduardo Aguilera. “Cuando lo conocí me invitó a que expusiéramos juntos, nuestra primera muestra fue en el 95”.

Aquella primera exposición fue un trabajo fotoperiodístico sobre las movilizaciones realizadas en la Ciudad de México a favor del movimiento zapatista, “queríamos ayudar a evitar la masacre que el gobierno de ese tiempo quería perpetrar contra los zapatistas”, recordó.

Torres le da un gran valor a la fotografía por su labor testimonial, al asegurar que “en ocasiones se pierde la memoria histórica, pero una fotografía siempre va permanecer”. Después de aquella primera exposición, inició prácticas más formales en el Club Fotográfico de México, pero sin dejar su labor docente, “trabajé 40 años para la educación pública en México; nunca he vivido de la fotografía, sino para la fotografía”, puntualizó.

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Aunque siempre le ha gustado tomar fotografías, Torres dijo que las imágenes deben cumplir una función, “no son sólo para eventos familiares, como todo mundo hace; yo tomaba fotos de zonas arqueológicas y movimientos sociales, a pesar de no haber tenido una formación fotográfica”.

Desde entonces ha realizado innumerables exposiciones, al principio en México y luego en Cuba, donde actualmente concentra su actividad. Hace ocho años que no expone su trabajo en el país caribeño, “en primer lugar porque se nos fue acumulando el trabajo en Cuba y, en segundo lugar, porque cada vez es más difícil conseguir galerías a las que pueda tener acceso”.

Explicó que los galeristas particulares estipulan condiciones como “pagar el brindis para la inauguración, pagar por el espacio” y, si se llega a vender alguna fotografía, “piden más del 50 por ciento de comisión por la obra”, por lo que, anotó, “si yo trabajo por amor al arte y lo hago gratis, pues mejor lo hago en Cuba, donde tengo muchísimos espacios”, además de obtener un reconocimiento por escrito, y “eso para mí ya es suficiente”.

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Combatir la interferencia cultural

El tema de sus exposiciones ha versado sobre los movimientos sociales, “para exponer protestas y denuncias”; en otras ha abordado temas más culturales, “algunos son por pedido expreso sobre algún tema cultural, como una que vamos a poner en Santiago de Cuba, sobre los artesanos del sombrero, para difundir sus técnicas y formas de trabajo”.

En 2019 el dúo Torres-Aguilera llevó a cabo 12 exposiciones en Cuba, “tenemos 10 años mostrando allá, el número de eventos ha aumentado considerablemente, a veces ya no podemos con tanto trabajo, pero nos hace muy felices exponer temas de allá y de aquí, todos relacionados con la cultura”, acotó al mencionar que “allá no necesitas tener dinero para que se te abra una galería y exponer, al contrario, ellos nos buscan para que expongamos, ya sea un tema que nosotros elijamos o algún tema que ellos tienen interés en mostrar”.

La fotógrafa señala que con esas exposiciones es posible desvelar el mito contra el país isleño, generado a partir de la propaganda ,“sobre todo la norteamericana”, que no se limita sólo a un bloqueo económico, sino “también hay una interferencia cultural que trata de cambiar la mentalidad, sobre todo de los jóvenes, que piensan que lo más importante son las cosas materiales y no la educación, la cultura, la alimentación y la salud”.

Torres reveló que se prepara para una nueva incursión en Cuba, pues tiene agendada una nueva exposición el 15 de julio, “todo depende de cómo se vaya resolviendo este problema de la contingencia”. Detalló que presentará una muestra fotográfica de artesanos mexicanos, “no abarcamos todos, porque México tiene una gran variedad de artesanías, una de las más grandes del mundo”, y las imágenes los mostrarán en su labor, en su contexto, “no nada más las obras de ellos”.

A esa exposición le seguirán otras cinco de diferentes temáticas, desde impulsar a los niños a apreciar y amar la naturaleza, hasta una aproximación al culto popular de la Virgen de la Caridad del Cobre, pasando por una revisión de la vida y obra de la actriz Eusebia Cosme, y una serie temática de la vida cultural mexicana.

La fotógrafa viene de una generación que todavía trabajó con la imagen análoga, “tengo mi cuarto oscuro”, por lo que lamentó que sea difícil conseguir los materiales para su elaboración, “te modernizas o mueres”. Lo que más extraña es “el olor del cuarto oscuro y, sobre todo, la magia de ver en la charola cómo aparece la imagen que tomaste, eso es algo que se extraña mucho”. Y finaliza: antes eran horas de pie en el cuarto oscuro, “ahora son horas sentada en la computadora, no es lo mismo”.

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