Maestra de varias generaciones de pianistas argentinos, Myrtha Raia fue una reconocida ejecutante y exigente docente, a quien se recordará este lunes, a cinco años de haber sido asesinada por atestiguar contra un genocida.

Faltaba una semana para su declaración, cuando la madrugada del 29 de enero de 2013 alguien entró a su casa, ubicada en un barrio de la ciudad de San Miguel de Tucumán y la golpeó brutal y fatalmente.

Raia, de 84 años, vivía sola y, según las crónicas de la época, habría sido su empleada doméstica quien la encontró tirada en su dormitorio, toda ensangrentada. De inmediato fue llevada al Hospital Padilla, donde murió debido a las graves contusiones neurológicas que presentaba.

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Sus restos fueron trasladados al cementerio Parque del Recuerdo, en el kilómetro 1304 de la Ruta 9.

Así pasó a la historia como una víctima más de las dictaduras militares argentinas, pues se presume que Raia fue muerta por haber declaracdo en contra del general Bussi, en la megacausa Arsenales II – Jefatura II, en proceso en los tribunales federales, en cuyos hechos fue desaparecido su hijo junto a más de 200 personas más.

Myrtha Raia nació el 11 de septiembre de 1928, en la capital argentina, en el seno de una familia amante de la ópera. Se sabe que a los ocho años se mudó a Tucumán donde ingresó a la Academia de Bellas Artes.

La biografía difundida por el sitio “Ecured.com” recordó que estudió con el músico Alfredo Bru, al tiempo que hacía la secundaria en Sarmiento.

Más adelante, egresó de la Universidad Nacional de Tucumán, donde se convirtió en una exigente profesora y licenciada de música.

Su perfeccionamiento, dicen, se dio con el maestro Alex Conrad y Alberto Uzielli en la Escuela de Música de la universidad local y con Walter Gieseking.

Es considerada parte importante en la historia de la música tucumana y de la orquesta sinfónica dirigida por Carlos Cillario, Alex Conrad, Jean Constantinescu, Isaac Weinstein, Washington Castro, Gianni Rinaldi y Miguel Gilardi. Tocó en varios teatros locales, sobre todo en el San Martín, de Tucumán.

En los años 60 se dio a la tarea de ofrecer una serie de recitales de gran calidad con interpretaciones perfectas de temas de Johann Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven, Johannes Brahams y Federico Chopín, pero luego, en la época de la sangrienta dictadura cívico-militar argentina (1976-1983) se le prohibió trabajar en la provincia.

Hizo presentaciones en vivo en la década de 1960 en Ciclo de conciertos, conducido por Silvia Rolandi en Canal 10. Solía deleitar al público con audiciones perfectas de grandes autores de la orquesta como Johann Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven, Johannes Brahms y Frederic Chopin.

Durante 1985 hasta 1989 fueron reconocidos sus recitales junto al flautista y pianista Oscar Romano, en la que ambos integraban el Conjunto de Cámara del Tucumán. En 2004 brindó un concierto homenaje junto a la mezzosoprano Nilda Chiarello en el Centro Cultural Virla.

En sus últimos años se dedicó exclusivamente a la docencia como profesora en la Escuela de Música de la Universidad por 53 años, donde enseñó Piano y Música de Cámara, del conservatorio de la provincia y de la escuela Sarmiento.

Entre los alumnos que formó destacan Gustavo Guersmanel (violinista y director de orquesta juvenil de la Universidad Nacional del Tucumán), Mauricio Guzmán (pianista internacional con quien integró el Dúo de Pianos a Cuatro Manos Raia-Guzmán) y los pianistas tucumanos Horacio Enrico (con quien mantuvo una fuerte amistad durante 50 años), Gustavo Zaka y Celina Lis.

La pianista se dedicó preferentemente al repertorio de música de cámara y fue una activa promotora de la actividad musical de la provincia. Cofundó el grupo Pianistas de Tucumán y Espacio Musical. También escribió algunas obras teatrales en conjunto con otras artistas como Elisa Epstein, Lita Sisak de Kristal, Aída Rothe, Oleg Kotzarev y Jorge Wyngaard.

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