Ciudad de México. El Covid cerró la puerta de las grandes ferias para vender una gran colección de libros a precios accesibles, pero los textos buscan meterse por la ventana de la imaginación comercial para llegar a los lectores. El Fondo de Cultura Económica (FCE) reunió un acervo de 225 mil ejemplares de 8 mil títulos razonablemente baratos, que distribuirá mediante diver-sos canales.

A pesar de que la iniciativa mereció llamarse Guadalupe-Reyes, por los 26 días que abarcará entre el 12 de diciembre y el 6 de enero, fue bautizada como Pasión por la lectura. En entrevista exclusiva con La Jornada, el director del Fondo, Paco Ignacio Taibo II, nos explica el alance de la nueva campaña.

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–El fondo está metido en una nueva aventura. ¿En qué consiste?

–Nos vamos a meter en la operación más grande de lanzamiento de una oferta de libros que ha hecho el FCE en su historia. A lo largo del año estuvimos reuniendo material que tenía cierto interés y que podíamos compartir a muy bajo precio para los lectores del país. Lo fuimos juntando en la perspectiva de hacer una gran operación en el Zócalo y los zócalos de 20 ciudades de la República. Pero el Covid nos cerró la puerta.

Entonces lanzamos una operación que se llama Pasión por la lectura. Consiste en que juntamos 225 mil libros de varias ofertas diferentes a los que vamos darles salidas distintas. Vamos a estar vivos del 12 de diciembre hasta el 6 de enero.

No sólo ediciones del fondo

–¿Son sólo libros del Fondo de Cultura Económica o se incluye a otras editoriales?

–Hay saldos superinteresantes de varias editoriales. Reunimos libros que estaban enterrados en las catacumbas del FCE y que se compraron en firme (pagando por anticipado a sus ventas en las librerías), por error en administraciones pasadas. Son docenas de miles de ejemplares que no se vendieron, pero, como se habían comprado en firme, no se podían devolver.

“Rencontramos un acuerdo con Venezuela mediante el cual hicimos un canje de textos de una librería que teníamos muerta en Caracas. No podíamos moverla porque los venezolanos no podían pagar en dólares nada. En esa operación, aparecieron títulos que podemos vender en México. Además, había una gran cantidad de libros en mal estado, porque dejaron que esta librería se muriera. ¡Había hasta murciélagos en el techo y estaba destruida! Se recuperó la librería y se hizo el canje de libros a precios superbajos.

Teníamos un fondo de libros de historia del arte. Así logramos crear esta masa de 225 mil libros.

–¿Cuáles son los mecanismos para hacerlo? ¿Cómo darle salida en tiempos de pandemia a ese acervo?

–Los pusimos en las librerías del Fondo y Educal. Hasta el día de hoy tenemos 90 librerías activas de 105, dependiendo de los semáforos sanitarios en cada lugar. Además, vamos a hacer un programa diario de Internet a las 9 de la noche, lo que se va a llamar Pasión por la lectura, dando noticias de estas ofertas. Creamos mecanismos de compra muy variados, a través de la librería virtual, apartado en la librería de tu ciudad y entrega a domicilio.

–Inventamos una cosa que se va a llamar el Teléfono Rojo, para darle salida a pequeñísimas cantidades de libros del mismo título. En caliente, en el programa, vamos a avisar que tenemos tres ejemplares de este libro, y los tres primeros en llamar al Teléfono Rojo, se los quedan.

–Rescatamos todos los Tarzanes de Édgar Rice Burroughs. La idea es que esto sea muy vivo. Que no sólo digamos aquí están a 50 pesos, sino que, señalemos que Rice Burroughs es una muestra de la supremacía blanca sobre los negros, o de la supremacía negra sobre los blancos, o del amor por los orangutanes, que son los buenos en esa película. Se trata de abrir el debate sobre literatura y mentalidades coloniales y poner libros a muy bajo precio.

“Aparecieron multitud de ofertas, con títulos muy atractivos. Incluso, volúmenes de las viejas colecciones del fondo que están descatalogados. Aparecieron las cosas más insólitas, como 100 ejemplares de El doctor Fisher de Ginebra, de Graham Greene, o La esperanza de Malraux, a una tercera parte de lo que cuesta. O Todos los fuegos el fuego, donde se incluye Reunión, de Cortázar, donde cuenta el encuentro entre el Che y Fidel.

Es una lista muy extraña, en la que, por la enorme variedad, hay para todos los gustos. Va a haber ofertas de libros infantiles y de divulgación de la ciencia. Hay ensayos sobre Baudelaire, sobre Lord Byron y su viaje a Grecia. La gracia de esta historia es que hay libros que habías estado buscando y que no encontrabas.

–¿Cómo hacerlos llegar a quien los compra?

–A partir de 500 pesos de compra, vamos a poder hacer entrega gratis en varias zonas del país. Y, a partir de mil pesos, entregas gratis en cualquier parte del país.

–¿Va a hacer falta ir a las librerías a adquirirlos?

–En algunos casos sí.

–¿Y eso no es un problema con la situación que estamos viviendo de pandemia?

–Tenemos un protocolo súper rígido, conversado con la Secretaria de Salud. Las librerías están abiertas bajo este protocolo. Hay sanitización absoluta. Hay un máximo de personas que pueden entrar a la librería. El mostrador donde se atiende está protegido. A la entrada te toman la temperatura y te sanitizan y a la salida también. Los libros son sanitizados. Cubrimos todos los requisitos. Como el libro estuvo entre lo que fue prioridad en las aperturas, abrimos las librerías con límites.

Pero habrá todo tipo de venta: desde la llamada por teléfono para reservar y te lo mando, hasta comprar por la librería virtual con sistemas de pago con tarjetas. O la modalidad de ir acumulando las compras y cuando junte una determinada cantidad de libros comprados, enviarlos.

–¿Cómo saber la lista de libros que hay?

–Todos los días en el programa vamos a dar noticias de las ofertas. Lo que queremos es volver esto un gran debate y, simultáneamente, volverlo un mercado de libros, en el mejor sentido de la palabra. Un debate sobre literatura y lectura. No en términos de ponernos a discutir, sino en términos de decir: esto hay en este gran cajón.

Pretendemos que en las fiestas navideñas decembrinas y Reyes se regale un libro. Lo ideal hubiera sido recorrer pasillos para que ver lo que hay y que escogieras, pero ante la imposibilidad, no nos queda otra que utilizar este método de promoción no tradicional.

Textos al alcance de todos

–¿Qué diferencia hay entre esto y la labor que desempeñan las librerías que antes llamábamos de viejo o ahora de ocasión?

–El gran problema, y lo llevamos sufriendo varios años, es que la librería de ocasión, la librería de viejo, perdió una de sus esencias: el libro barato. Se concentró en vender más o menos caro los libros que la gente busca por necesidad. Para sobrevivir, tuvieron que concentrarse en precios más altos. Se perdió el enorme gancho que tuvieron en su día.

“Estamos peleando en un país en el cual la lógica editorial, unánime hasta hace dos años, era menos tiraje, precios más altos y libros de importación. ¡Era mortífero! Entraron en una lógica de vendo menos, mucho más caro y renuncio a una parte de lectores.

Esta política, que marcaron las transnacionales y que siguieron con singular alegría algunas editoriales mexicanas, elevó el promedio de precio del libro. Los libros importados estaban en un promedio de 300 pesos. Nosotros estamos vendiendo en un promedio de 89 pesos, incluyendo libros de arte.

–El FCE ha sido, esencialmente, una empresa dedicada a editar libros. ¿La nueva iniciativa implica poner en el centro su distribución?

–No exactamente. Se trata de una operación editorial más amplia. Es parte de la batalla por bajar el precio de los libros y hacerlos más accesibles. Es parte de un trabajo de fomento a la lectura. Estamos creando clubes de lectura en las escuelas. Y editando colecciones populares a precios accesibles.

“Y hay, también, otra operación paralela: editar libros para las escuelas de educación media, superior y posgrados, libros de texto. Y lo seguimos haciendo. Este año, nuestras reimpresiones e impresiones mantuvieron su ritmo.

“Hay un último elemento. Nuestras librerías deben convertirse en centros de promoción, distribución y actores de la política de bajar el precio de los libros, de tal manera que deben estar repletas de ofertas, para que de ellas no salgan lectores sin un libro por falta de dinero.

Hasta el día de hoy, así vamos. Queremos cubrir todos los gustos y todas las posibles necesidades, pero, francamente, es una aventura para nosotros y para el lector.”

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