Tras más de treinta años trabajando como reportera en medios como el Daily Mail, el Daily Telegraph y el Mail on Sunday, Fiona Barton (Cambridge, 1957) da el salto de la realidad a la ficción con La viuda (Planeta). Un primer y exitoso libro teñido de domestic noir, en el que una joven ingenua se encuentra en el punto de mira de los medios y la policía como consecuencia de una grave acusación de secuestro contra su marido. Esta historia pretende atrapar al lector hasta un final que lo deje en shock (el mismo que tuvo ella al enterase del resultado del Brexit) y que se va a trasladar a la pequeña pantalla en formato serie.

fiona barton

Pregunta.- ¿Qué le ha hecho pasar de la realidad a la ficción?
Respuesta.-Tenía una historia en mi cabeza que quería escribir. Había escrito anteriormente sobre personas como la protagonista del libro, sentía que había algo más, pero tuve que esperar hasta que dejé de ser reportera para poder hacer ese cambio, para empezar a escribir ficción.

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P.- ¿Cuánta ficción cree que hay en el periodismo actual?
R.- Espero que no mucha, no lo puedo decir con certeza, pero sé que la gente acusa a los periodistas de inventarse cosas, la gente me lo ha dicho a mí, me lo dicen como si fuese una verdad universal, “por supuesto, los periodistas se lo inventan todo”, pero esa no es mi experiencia. Yo jamás me he inventado nada, y no creo que los compañeros con los que he trabajado se inventen cosas tampoco.

P.- ¿Se ha fijado en algún caso mediático específico para escribir La viuda?
R.- No, la he basado en experiencias que he tenido como periodista, algunos casos que he cubierto, casos sobre los que he leído. Así que he estado recopilando material durante bastante tiempo. Como el caso de Harold Shipman. Un doctor que asesinaba a sus pacientes, a muchos de ellos, piensan que más de cien. Era eutanasia, no estaba acuchillando a nadie a muerte, pero su mujer estuvo a su lado todo el tiempo, ella decía que era inocente, incluso cuando fue declarado culpable con evidencias desbordantes, ella le apoyó. Y cuando le hacían preguntas en los tribunales ella solía decir que no recordaba como respuesta a muchas de ellas, y yo me preguntaba ¿lo sabía?, o ¿eligió no saberlo?, ¿estaba en estado de negación? Me interesó mucho, ella nunca ha hablado con un periodista, jamás.

P.- La novela juega con la división entre lo que somos y lo que mostramos, ¿cree que se puede llegar a conocer a alguien completamente?
R.- No. Creo que todos tenemos secretos, cosas que nos guardamos de nosotros mismos, quizá un pensamiento secreto. Pero creo que es imposible conocer a alguien completamente. Yo llevo 34 años casada y creo que conozco a mi marido muy bien, le conozco desde que tenía 17 años, pero jamás me atrevería a decir que lo sé todo sobre él.

P.- Jean, la protagonista, es heredera del personaje de Jean Fontaine en Sospecha, de Alfred Hichcock, una película estrenada en 1941, ¿tan poco ha cambiado el papel de la mujer en el matrimonio?
R.- Para algunas mujeres el matrimonio no ha cambiado en absoluto, para otras creo que ha cambiado totalmente. Mi Jean era muy joven cuando se enamoró, y se casó con un hombre al que admiraba, alguien más educado que ella, con grandes visiones de lo que quería hacer, creo que estuvo deslumbrada por él, ella era parte de su público en cierto modo. Ella escogió ese modo de vida anticuado como una ama de casa y cuidando a su marido. Ella se sentía segura en ese papel, y al no tener hijos, no tenía a nadie más a quien cuidar salvo a Glen.

P.- Kate Waters, la periodista de la novela, volverá a aparecer en su próximo libro, ¿piensa convertirlo en un personaje transversal?
R.- No era mi intención, cuando escribí La viuda no tenía intención de que ninguno de sus personajes fuera serial, pero descubrí dos cosas. Una que los lectores estaban muy interesados en la periodista y me hacían muchas preguntas sobre ella, la otra es que un periodista es un personaje muy útil, porque puede ir a cualquier parte y hacer preguntas, y no tiene las regulaciones que los policías tienen que seguir. Ella es un personaje algo más libre, por eso me la he quedado, y me gusta.

P.- ¿Qué cree que tiene mayor peso, una sentencia judicial o una de la prensa amarilla?
R.- La prensa amarilla no puede meterte en prisión, pero la prisa al juzgar que se ha dado en muchos casos ha sido algo muy dañina para muchas personas que no eran culpables. Si la prensa te persigue, estás en problemas. Creo que las cosas han mejorado porque ha habido casos en los que la prensa ha dicho “esa persona es culpable” y luego no lo era, y tuvieron que pagar mucho dinero para compensar a esas personas. Además,el público no estaba contento con eso e hicieron que se supiera, así que creo que los medios se han calmado un poco, espero.

P.- Viuda y periodista tratan de manipularse mutuamente, ¿cómo cree que es posible llegar a la verdad a través del periodismo en ese “sinsentido”, como lo define la protagonista?
R.- Es muy difícil, vas probando, haces una pregunta de maneras diferentes para chequear las respuestas, hablas con otras personas sobre lo que pudiera ser la verdad, estoy hablando desde el punto de vista abstracto. Pero como periodista sabes que hay maneras de poner a prueba la verdad, en el libro habrás visto que Kate sabe en su corazón que había más.

P.- La novela se ambienta en el condado de Hampshire, donde se votó mayoritariamente a favor del ‘Brexit’, ¿qué le parece el resultado?
R.- Mis padres viven en Hampshire, estaba muy en ‘shock’ durante la votación, muy triste y preocupada, porque no creo que haya un plan.

P.- Se va a hacer una serie de televisión basada en La viuda, ¿cómo va a ser su participación en este proyecto?
R.- No lo sé, soy una consultora, lo cual no sé lo que significa. Me están manteniendo informada y me enseñarán el guion, pero tengo muchas esperanzas, porque cuando vinieron a mí para pedirme los derechos del libro escribieron una carta genial, mostrando que realmente habían captado las ideas del libro. Así que estoy muy feliz de haber llegado a un acuerdo con ellos.

P.- Con el éxito de su debut, ¿se plantea volver al periodismo?
R.- No. Dejé de ser reportera en 2008 y fue una decisión intencionada, me encantaba ser una reportera, pero lo hice durante más de treinta años y estaba lista para cambiar. Empecé a trabajar con periodistas en Sri Lanka, en Myanmar, Zimbabue… y con periodistas que estaban trabajando en el exilio, así que cambie de carrera, desde entonces he estado trabajando en la formación de periodistas. ¡Y estoy muy ocupada, tengo mucho que escribir y hacer muchas entrevistas!

Fuente El Cultural

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