Juana Elizabeth Castro López

Al hablar de fe, la mayoría toma esta palabra como representando un cuerpo de doctrinas en las cuales cree fielmente, o bien, piensa que se refiere a la devoción que le tiene a alguna imagen. Estas connotaciones religiosas asociadas a la fe, son muy comunes; sólo que quedan a gran distancia de la fe de la que hablan las Sagradas Escrituras cristianas. La fe está basada en el conocimiento de Dios y es certeza en el amor, poder y fieles promesas  de Dios. Y, es  diametralmente opuesta a la incredulidad.  Hay una narración neotestamentaria escrita por el médico griego Lucas  donde es posible ver  tres formas de aproximarse a la fe y cómo solamente una de estas es fe en acción. 

Lucas relata que, un día, mientras [Jesús] enseñaba, estaban sentados allí algunos fariseos y maestros de la ley. Y el poder del Señor estaba con él para sanar a los enfermos. Entonces, llegaron unos hombres llevando en una camilla a un paralítico y querían acercarlo a Jesús, pero no pudieron a causa de la multitud. Así que, subieron a la azotea, separaron las tejas, lo bajaron en la camilla hasta ponerlo en medio de la gente, frente a Jesús. Al ver la fe de ellos, Jesús dijo: —Amigo, tus pecados quedan perdonados.  Los fariseos y los maestros de la ley comenzaron a pensar: « ¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?» Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo: — ¿Por qué razonan así? ¿Qué es más fácil decir: “Tus pecados quedan perdonados”, o “Levántate y anda”? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —se dirigió entonces al paralítico—: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Al instante se levantó a la vista de todos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron asombrados y ellos también alababan a Dios. Estaban llenos de temor y decían: «Hoy hemos visto maravillas.» (Lucas) 

Anuncios

A través de este relato de Lucas, es posible ver que a Jesús lo  seguían  multitudes y, también, que no todos tenían la misma intención, pues, entre ellos los fariseos y maestros de la ley, que enseñaban al pueblo la religión tradicional, menospreciaban a Jesús. También, muchos sólo se acercaban a ver la novedad. Y los menos,  buscaban a Jesús con fe.   Los que menospreciaban  a Jesús  se privaban a ellos mismos y al pueblo de la bendición que significaba tener entre ellos al Hijo de Dios y preferían quedarse en una fe religiosa y fiel a sus tradiciones, movidos por un espíritu de cerrazón y crítica que cegaba su entendimiento ante Jesucristo, el enviado de Dios. Los que se acercaban a ver la novedad estaban emocionados, a la manera de un público exigente ante un buen show,  y alababan a Dios por haber presenciado el poder de Jesús en acción. Pero, el poder de Jesús sólo operó poderosamente y bendijo a los que creían en él. 

Es de recalcar que, de la multitud, sólo un pequeño grupo de hombres se acercó con fe a Jesús, y nada ni nadie les pudo  impedir llegar hasta su presencia y colocar delante de él al paralítico. Lo que los  movió a actuar así se llama  fe, es decir, la plena certeza de que Jesús era y es el cumplimiento de la promesa de Dios de enviar al Salvador del mundo; reconocieron su autoridad plena, de parte de Dios. Si Jesús lo declaraba sano, así sería. Y, así fue. La confianza total de ellos en él,  sanó al paralítico.   

Jesús vive y sigue estando a la mano de la multitud y ésta sigue siendo de  distintos pareceres: unos lo malentienden, otros esperan ver maravillas para asombrarse y sólo algunos tienen plena fe en él;  y éstos últimos son los que lo buscan porque saben que sólo en él hay salvación, sanidad y liberación. Lo conocen y reconocen; saben que es el único al que Dios Padre ha dado todo poder y autoridad sobre el cielo y sobre la tierra (Mateo). Él nunca ha engañado y jamás defraudará a los que se reposan confiadamente en él. Cuando lo necesites, ábrete paso entre la multitud y acércate a él con fe plena. Su amor y poder operará poderosamente en ti para bendecirte. Todo lo que tú necesitas es fe.

juanaeli.castrol2@gmail.com

Publicidad