Franco González Aguilar es un psicólogo y compositor que musicaliza y difunde la obra de destacados poetas veracruzanos. Desde el año 2005 a través de producciones discográficas y plataformas digitales ha venido presentando una serie de canciones-poemas. Y hace dos años incorporó a su proyecto dos poesías extranjeras, una del argentino Julio Cortázar y otra del español Luis García Montero.

Para reforzar la promoción de ese trabajo musical, en 2006 publicó el libro Viaje con poetas, una novela de lectura juvenil que transita entre la poesía y la música, y que incluye pasajes históricos de Veracruz y de la propia vida del autor y de diversos poetas nacidos en dicho estado de la república mexicana. La versión corregida y aumentada fue publicada en formato digital en el año 2016, convirtiéndose en uno de los libros de la biblioteca electrónica del Instituto Cervantes. 

Como productor musical independiente ha convertido en canciones de corte popular más de treinta poemas, cumpliendo 20 años en esta tarea. Entre los autores mexicanos que ha musicalizado están José Sebastián Segura, Josefa Murillo, Salvador Díaz Mirón, María Enriqueta Camarillo, Manuel Maples Arce, Rubén Bonifaz Nuño, Ramón Rodríguez y Francisco Morosini. Y entre los poetas actuales, están Orlando Guillén, Jorge Brash, Maliyel Beverido, Jorge Lobillo, José Luis Rivas, Francisco Hernández, Ángel José Fernández, Miguel Molina, Carlos López Beltrán y Camila Kraus. 

Considerando las dos fructíferas décadas de tan interesante proyecto cultural, Palabras Claras ha entrevistado a Franco González en su pequeño estudio. 

¿Cómo nació tu amor por la música?

Surgió cuando tenía 11 años y mi padre me regaló una guitarra. Me enseñó algunos acordes básicos y los tangos y rancheras que él conocía. A mis quince años ya tocaba boleros, baladas, rancheras y rock que aprendí de mi tío Polo Aguilar. Poco después comencé en un trío de música romántica que duró dos años. En ese tiempo había hecho un pequeño arreglo de Guantanamera en rock y le metía un requinto que ayudó a que me invitaran a tocar la guitarra eléctrica en un grupo musical que al poco tiempo se convirtió en Sonido trece y en esta formación duramos 5 años. Ya componía canciones pero las guardaba. Después pasé a Avestruz, un grupo xalapeño donde estuve dos años y ahí logré que se cantaran canciones mías en el Teatro del Estado. Te hablo de Franco a los 22 años de edad, una etapa en que por trabajo de oficina y en los grupos musicales tuve que dejar temporalmente la universidad.

¿Cuándo surgió tu amor por la literatura y qué te llevó a hacer canciones con poemas?

Fíjate que la literatura la tuve desde pequeño en la plática de la cena, ya que todas las noches mi padre nos contaba los relatos de libros que había leído, y recuerdo que con mis hermanos fantaseamos las emocionantes aventuras de Julio Verne, Emilio Salgari o el Abate Prévost. 

Mi infancia fue un feliz despertar en una familia unida, con una madre muy dulce, y mi padre, debo decir, era un modesto albañil autodidacta con buena cultura que sabía de historia y tenía muy buena ortografía.   

En sexto de primaria tuve a mi querido maestro Pablo Azuara como guía inolvidable. En el Colegio Preparatorio de Xalapa, la insistencia del maestro Librado Basilio me empujó a leer a Homero. Cuando leí La Odisea pensé que ese libro deberían leerlo todos, chicos y grandes. Por ello lo he regalado varias veces. 

Cuando comencé a componer, un día busqué un poema para completar la idea de la canción que escribía, y entonces encontré uno del estadounidense Conrad Aiken que me encantó y fue de gran ayuda. Esa experiencia iniciática me llevó de lleno a la lectura de poesía. A partir de ahí, de los periódicos y revistas que me llegaban recortaba y coleccionaba poemas de las secciones culturales. 

Dejé la música para dedicarme de lleno a estudiar Psicología, y esa carrera fue importantísima para mi evolución profesional en la administración pública. Lo que nunca abandoné fue la composición de canciones que siempre promoví en editoras de música y con artistas de la región.

En las disqueras Musart y Peerless conocí a los compositores Julio Herrera y José T. Martínez, y con ellos hablamos de trabajar en un disco de poemas con música instrumental para cada estado de la república. Yo propuse que fueran poemas convertidos en canciones, al estilo de Joan Manuel Serrat. Así inició todo, a finales de los noventa, las disqueras optaron por producir sólo covers y guardaron las canciones inéditas, enterrando todo lo original. Entonces, decidí con apoyo de José T. Martínez musicalizar nosotros a los poetas veracruzanos. Y por dos años ahorré para costear esa producción. Conseguimos concretarlo en 2005 presentando el disco con Los Tres de Coatepec, aunque mi coautor falleció y decidí continuar solo en el proyecto.

¿Quiénes fueron tus principales influencias tanto en música como en la literatura?

En música, Agustín Lara, Álvaro Carrillo, Armando Manzanero, Manuel Alejandro, Roberto Carlos, Nicola di Bari, Antonio Carlos Jobim, Chico Buarque, Piero, Los Beatles, Chicago, B.B King, Carlos Santana, Strunz y Farah, y muchos de los referentes internacionales del bolero, del tango, del rock, del jazz y del blues. De Veracruz  siempre me gustaron Los Joao y Orbis Tertius.

En la literatura mis influencias son de Homero, Juan Rulfo, Miguel de Cervantes, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Charles Bukowski y Manuel Vicent, que conocí en la sección cultural de El Financiero.

¿Cuáles fueron los primeros poemas o autores que te inspiraron?

Conrad Aiken, Antonio Machado, Julio Cortázar, Constantin Cavafis, Rubén Bonifaz Nuño, Federico García Lorca, Francisco Hernández, Ángel José Fernández, Jorge Brash y Jorge Lobillo. Por poema, hay muchos: te diría que Alguna vez te alcanzará el sonido de Bonifaz Nuño, Ítaca de Constantino Cavafis, Íntimas de Josefa Murillo, Y sin estas palabras de Jorge Lobillo, son de mis predilectos.

¿Has conseguido momentos importantes con tu proyecto?

Por supuesto. El primero, la invitación que recibieron Los Tres de Coatepec para presentarse con las canciones del disco en el Festival Internacional del Bolero en Canarias, España, ese disco vendió 4,500 unidades, y con eso recuperé lo invertido; el segundo, la invitación del gobernador Fidel Herrera para regalarle el disco y el libro al señor Ricardo Lagos, presidente de Chile, en su visita a Tlacotalpan; otro más es que el libro en su edición de 2016, fue incorporado a la biblioteca electrónica del Instituto Cervantes; otro muy significativo también, que debo agradecerte, es la publicación del libro en Palabras Claras en el año 2016. Y uno más que recuerdo con emoción, cuando el poeta y académico Ángel José Fernández me llamó para felicitarme por haber rescatado culturalmente al poeta cordobés José Sebastián Segura.

¿Qué lugar ocupa la poesía veracruzana, dentro del panorama literario nacional, desde tu punto de vista?

Varios de los poetas de mi proyecto son reconocidos en este y otros países, con obra antologada o traducida a varios idiomas. Estoy convencido de que Veracruz tiene estatura mundial en poesía, y por esa razón, he pensado que es conveniente buscar una mayor difusión de la obra y de sus autores.  

¿Cómo percibes la relación entre arte, educación y transformación social en tu trabajo?

Hablar de Arte es hablar de belleza y sensibilidad, de cultivar el espíritu, como dicen, de contemplación, de generosidad, de humanismo, de meditación y reflexión, de motivación para crear, y sin esto no se concibe una educación integral y mucho menos una transformación social. Si logras integrar todo eso en el mismo camino y en la misma persona, podemos hablar de bienestar y progreso real, cuantitativo y cualitativo a nivel individual y social.  

¿Qué desafíos encuentras al adaptar un poema -con su ritmo y su métrica- a una estructura musical?

Primero debo decirte que me gusta convertir poemas en canciones, y en ese proceso intento respetar íntegramente el texto del autor, sin quitar o agregar palabras, esa es mi manera de abordar la musicalización. En la mayoría lo he conseguido.

Cuando se trata de musicalizar verso libre, respetando la letra del poema, es más complicado que en un soneto que lleva rima y medida. Lo he podido conseguir en varios poemas. Generalmente desde que leo el poema y me gusta el mensaje, desde ahí lo pienso musicalizado. Entre los más complicados que logré, están Tienes el alma líquida de Ramón Rodríguez, El breve amor de Julio Cortázar y Paroxismo de Maples Arce.

Trabajar poemas como yo lo hago, exige proponer la musicalización con distintas progresiones de acordes, hasta dar con una que se ajuste a la melodía y que mueva estados emocionales, que proporcione la tensión-resolución que requiera el mensaje de la canción. Te hablo de la melodía que de origen, yo siento que trae la propia poesía, según he descubierto, porque haz de cuenta que el poeta al escribirla, es él quien está originando una canción única, diferente y nueva. Como compositor de música popular, que es mi caso, trabajar con un poema me ayuda a no repetirme en la armonía, en las progresiones musicales, melodías o ritmos; me ayuda a que cada tema suene diferente, aunque no tenga un sentido comercial, de estribillo facilón y melodía pegajosa. 

Una vez Jorge Brash me sorprendió con un “gracias por descubrir mi canción”. Con sus palabras, comprendí que la canción, aunque no hubiera sido escuchada, ya la traía el propio poema, plasmada encima, como si fuese una unidad consolidada e indivisa en letra y música, desde que su creador hizo la letra. Entonces, entendí que la canción de un poema sólo hay que descubrirla, aunque se lleve tiempo. Y esto lo reflexioné trabajando su gran poema Inconstante.

¿A 20 años de distancia, qué es exactamente Viaje con poetas y qué te inspiró a crearlo? 

En palabras concisas, mi Viaje con poetas es un camino musical para promover la poesía. Me inspiró la creencia o aspiración de que la belleza de la poesía debe ponerse al alcance de las personas, que no se quede envuelto en el polvo de un cajón, en medio del olor de un libro, en el silencio de una biblioteca o en la frialdad de Google.

¿Cómo eliges los poemas o autores que vas a musicalizar? 

Exactamente como hace todo antologador: lo elijo porque me gusta en el mensaje, en el sentimiento que tiene y provoca, en las palabras simples y penetrantes que contiene y también en el sentido que como lector encuentro en cada poema. Lo primero fue ubicar a los principales poetas de Veracruz, reconocidos por instituciones académicas, y después de haber leído unos 20 mil poemas en bibliotecas, libros, periódicos y revistas culturales, seleccioné unos 200, que fueron aquellos que movieron y estremecieron algo en mí, y desde lo práctico, que al leer los textos, sintiera que podía musicalizarlos.

Y de ese número, te confieso que tras unos dos o tres años de trabajo diario con la guitarra, con varias horas de esfuerzo cada día, sólo unas 40 poesías las pude convertir en canciones, y de ellas, por razones estrictamente de gusto musical muy personal, y de satisfacción con el resultado, seleccioné 33 para las dos producciones. 

¿Qué sientes cuando un poema cobra vida a través de una melodía?

Es indescriptible la emoción. En mi caso, lo conseguido al final en cada canción, es como mi comunicación íntima y personal con Dios, un momento especial, superior, y más lo percibo, cuando estoy grabando o escucho la musicalización completa con todos los instrumentos. 

¿Qué géneros musicales usas para dar vida y ritmo a esos versos? 

En el disco “Poetas veracruzanos que trascienden en el tiempo…poesía que se vuelve canción”, de los Tres de Coatepec, que fueron 11 temas, los adapté a géneros de bolero, vals peruano, huapango y son, acatando las épocas de los poetas y la letra y filosofía de los mismos. Pero tengo pendiente una versión adaptada de “A Gloria” de Díaz Mirón, que con menos estrofas, quiero sea un rock prendido e intemporal. 

En la segunda producción que estamos concluyendo, hay balada, rock, música progresiva, flamenco, rumba, blues, jazz, trova y hasta guajira con chachachá.

¿Cómo ha reaccionado el público cuando escucha estas canciones-poemas?

El público es muy generoso y se entusiasma si la música es buena, variada y entiende el mensaje. Por eso suelo elegir poemas que hablen de la vida cotidiana, las pasiones, la muerte, el amor o desamor, cantar a la mujer, al niño, a la paz. Y prefiero el lenguaje sencillo, directo y coloquial.

Sabemos que el proyecto ha sido reconocido. ¿Qué significa para ti ese reconocimiento?

Me han dado algunos, es cierto, reconforta y motiva, pero cuando surgió el proyecto, para mí era, y es todavía, como descubrir la emoción de un camino nuevo o de una aventura. Lo pensé como una manera de promover la poesía, únicamente, no de obtener reconocimientos o hacer negocio.

¿Qué mensaje te gustaría dejar a quienes escuchan tu música y aún no se han acercado a la poesía?

Invitarlos a que visiten el canal Viaje con poetas en YouTube y la página con el mismo nombre en Facebook. Ahí conocerán todos los poemas cantados y algunas de mis canciones. Estamos llegando a 90 mil reproducciones en total. 

Y decirles que la poesía nos ayuda a hacer descubrimientos de lo que ocurre en el mundo, afuera y sobre nosotros mismos. Y eso sí, alertarles que la lectura de poesía exige tener diccionario a la mano, porque la poesía siempre es aprendizaje.

A los que quisieran participar en el proyecto, que me hablen y pueden acercarse para acordar las maneras en que desean colaborar, sea en difusión, en interpretación, en grabación, o en lo musical. Sólo reiterar que en esto no hay ningún tipo de apoyo institucional, los que estamos, lo hacemos de manera gratuita.  

¿Si tuvieras que definir en una frase el espíritu del proyecto, cuál sería?

Es un viaje a la reflexión, al conocimiento interior y exterior. Si queremos entender a los demás, necesitamos entendernos primero. Y como dijo el poeta Francisco Hernández, podemos utilizar en ese propósito “las gastadas palabras de siempre”, no hay que buscarlas en otro idioma o planeta, aquí están y llevan siglos con nosotros. Ya todo está dicho desde miles de años antes.

¿Qué personas han apoyado y se han sumado a tu proyecto?

Soy un hombre de trabajo y con suerte. Hay mucha gente que ha apoyado el proyecto. Casi todos los poetas contemporáneos que están en el proyecto, han aprobado previamente la musicalización y la grabación de este material, entonces creo que son los primeros que me han respaldado. También están los artistas y músicos que han grabado las canciones, como fue el caso del maestro Bernardo Andrade (ya fallecido), director y primera voz de Los Tres de Coatepec. En esa primera producción, participó el compositor tamaulipeco José T. Martínez y musicalizó 8 poemas. A mí me tocó elegir géneros y supervisar los arreglos de guitarra, además de musicalizar tres poemas de María Enriqueta Camarillo y Lazara Meldiú. Cuando hicimos ese trabajo, de todos esos poetas, sólo vivía Rubén Bonifaz Nuño, a quien conocí en el restaurante La Casa de Mamá, el día que le dieron la Medalla Adolfo Ruiz Cortines. Sólo piensa en que te hablo de poesías escritas en los siglos XIX y XX.

Y hace poco, para celebrar los 20 años del proyecto, musicalizamos el poema Canción de Brujería que escribió el autor y académico español Luis García Montero, actual director del Instituto Cervantes.  

En esta segunda producción, el maestro Boris Ivanov Gotchev es un impulsor determinante por sus arreglos, interpretación y grabación de la música en el género Progressive Music. Otra persona que ha apoyado mucho en lo musical y en procesos de grabación, mezcla y masterización es Miguel Galicia en GLM Studios.

De los intérpretes que han aportado calidad al proyecto, tengo que mencionar al maestro Ernesto Morosini, que también me ha apoyado con su arte gráfico y tiene destacadas colaboraciones en España; al guitarrista, compositor y rockero Manuel Tekyla; al cantante Ángel Martí, un personaje xalapeño de extensa carrera musical; y a dos espléndidas voces de este siglo: Majo Torres y Xavier Hernández, talentosos jóvenes con enorme carisma y futuro.

Agradezco y valoro el apoyo de personas como Froylán Flores Cancela, Julio Cesar Eloss y el maestro Rodolfo “Popo” Sánchez, ya fallecidos, y a distinguidos valores del arte y la cultura veracruzana, como son Sergio González Levet, Héctor González Aguilar, Camilo González de León y Julio Eloss Martínez que ayudaron en el proceso de revisión, edición y publicación de la primera edición del libro. 

En la difusión me han apoyado gentes como Elsa de León, Alfonso Serrano, Mauricio Callejas, Samuel Aguirre, Luis Barquín, Ricardo Exhome, Marcelino Fernández y al articulista cultural Omar Piña. Desde luego, tengo que agradecer el apoyo auténtico de muchos periodistas amigos y de todos los medios de comunicación del estado de Veracruz.

Debo resaltar el respaldo incondicional de Palabras Claras, que por entregas semanales y de manera generosa, publicó la novela Viaje con poetas durante 10 meses en 2016. Publicación que se mantiene disponible en este leído portal de noticias y pueden acceder a ella con facilidad.  

¿Y qué nos puedes contar de las dificultades?

Mis dificultades son las de todos los creadores en muchos países, porque cada día hay menor apoyo del gobierno. Con los años y las puertas que se cierran, he comprobado que el arte lo hace el artista casi siempre con sus propios medios. Los burócratas de las instituciones sólo administran la cultura y el arte que otros hacen.  

¿Hacia dónde te lleva ahora este Viaje con poetas y qué ves en el camino? 

Existe la idea de hacer un concierto con una orquesta en un auditorio y una selección de estos poemas cantados; grabarlo de manera profesional y hacer un video para difundirlo en YouTube y pueda ser visto por todos. Hacer un podcast, también y llevar el Viaje a escuelas. Incluso, podría hacer presentaciones en eventos culturales, recuperando sólo los gastos.    

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