Franco González Aguilar

Le di un vistazo al reloj y recordé que estaba a punto de iniciar La Hora Nacional, un programa del gobierno, que me gustaba escuchar, por lo que encendí el aparato receptor.

La música del Huapango de Moncayo que se oía en la radio, interrumpió mi lectura, trasladándome a hermosos parajes de Veracruz. Esta obra sinfónica del jalisciense José Pablo Moncayo, nacido en 1912, refleja los sonidos y ritmos vivos y alegres, emotivos y tiernos que tiene la música tradicional de la costa veracruzana. Y cómo no, si Moncayo recogió de nuestro estado, los sones El Siquisirí, El Balajú y El Gavilancito, para formar un popurrí al que llamó Huapango en homenaje a esta tierra.

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Eran las diez de la noche de un domingo de abril y ante una deliciosa taza de café, releía la recreación que en el año de 1900, el poeta tlacotalpeño Ignacio Miguel Luchichí, hizo de la bella región del Papaloapan, en su poema Versos, en el que aborda el fuerte sentimiento religioso que en todas las épocas han manifestado las gentes de ese lugar, a orillas del río.

Versos

 

Tú hermosa y yo bohemio,

los dos hemos nacido

en la región ardiente de un cielo tropical;

tú eres una bella calandria de aquel nido,

en que las ondas cantan al sauce entristecido

y baten rudamente la ceiba y el manglar.

 

Tú eres de la tierra que arde y centellea

al beso enamorado del fecundante abril;

tú has visto como el ave la rama balancea,

cuando la rubia espiga con ansia picotea

y arroja en el sendero los granos del maíz.

 

Tú has visto el Papaloapam, brillar entre las flores

como una blanca cinta de raso puesta al sol;

tú sabes cómo vuelven del mar los pescadores,

cuando la tarde pliega sus redes de colores

y suena en la capilla el toque de oración.

 

Tú evocas el recuerdo de los serenos días

en que voló cantando mi alegre juventud;

tú surges en la noche de las memorias mías,

y, como el esplendente arcángel de Tobías,

sacudes en el viento la ráfaga de luz.

 

¡Bien hayas tú, la virgen nacida en los hogares,

a donde los naranjos semejan un dosel;

bien haya tu corona de blancos azahares,

bien hayan mis estrofas, si rompen en cantares,

y dejan este libro para besar tus pies!

 De acuerdo con sus biógrafos, el poeta Ignacio Miguel Luchichí, nació en 1859 y participó en la Revista Azul. Su poesía se distingue por su fuerza descriptiva. Fue periodista y político, además de diputado federal en varias ocasiones. Estuvo casado con una hija de don Benito Juárez y murió en 1918.

La Revista Azul, fue una importante publicación de la época porfirista y un foro exclusivo para las artes, que había sido fundada por Manuel Gutiérrez Nájera. A ella estaban adheridos numerosos literatos modernistas con una fuerte influencia francesa. La característica común a muchos de ellos, era que pertenecían a una generación moralizadora que profesaba un profundo respeto a los valores católicos.

 

Al reflexionar sobre esta información, imaginé que durante la dictadura, muchos artistas, en especial escritores y poetas, se habrían abstenido de participar en política, considerando la cruenta represión que mantenía Porfirio Díaz.

Regresando al poema de Luchichí, concluí en que tampoco nos presentaría problemas para convertirlo en canción, toda vez que tiene un gran sentido musical y es de extensión adecuada.

Continuará…

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