Investigadores de Argentina y Francia descubrieron en la provincia de Carangas en el Departamento de Oruro, al oeste de Bolivia, “una impresionante construcción circular” de origen prehispánico que podría tener una antigüedad cercana a los 800 años.

El estudio arqueológico fue realizado por el argentino Pablo Cruz y los franceses Richard Joffre y Jean Vacher, y publicado por la oficina de prensa de la Universidad de Cambridge en la revista Antiquity y en su sitio web. Además, contó con la financiación del Instituto Nacional de Investigación para el Desarrollo Sostenible (IRD) de Francia y el apoyo del Instituto de Antropología y Arqueología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) de La Paz, Bolivia; y el proyecto Redes Andinas.

De acuerdo con el informe de los expertos, el sitio que llamaron ‘Waskiri’ está cerca del río Lauca y en la frontera entre Bolivia y Chile, en el altiplano boliviano, sobre “un pequeño cerro que sorprende, tanto por sus grandes dimensiones (140 metros de diámetro) como por su diseño y regularidad”.

Para los investigadores, se trata de un centro ceremonial “completamente diferente” que muestra características desconocidas en comparación con otros lugares hallados en esa región.

“El centro ceremonial prehispánico de Waskiri no solo es un descubrimiento sorprendente en esta región desértica y escasamente poblada de los Andes, sino que también exhibe características que no tienen precedentes en los Andes prehispánicos”, dice el estudio.

Los expertos señalan que sobre el lugar es probable que exista una primera referencia que describió en una crónica el sacerdote Bartolomé Álvarez durante la década de 1580, cuando viajó por Carangas para realizar labores de evangelización. El cura dijo que había recibido información sobre un “gran edificio circular” que describió como la “casa y negocio del infierno”, donde las autoridades indígenas de la región se reunían para realizar rituales de todo tipo.

El lugar, describen los investigadores, tiene “un anillo perimetral formado por 39 recintos contiguos, cada uno de ellos con una superficie entre 106 y 144 metros cuadrados”, que entre todos encierran una gran plaza de aproximadamente una hectárea, en la que hay “abundantes fragmentos de cerámica atribuidos a los Períodos Intermedio Tardío y Tardío”, es decir, entre los años 1.250 y 1.600 después de Cristo.

Sobre su uso y origen

Según el estudio, el ‘Waskiri’ está ubicado en una zona desértica separada de cualquier asentamiento prehispánico o sector agrícola, y su función habría sido como centro ceremonial regional de espacio neutral o común.

“Waskiri tiene una ubicación central dentro de la cartografía religiosa de la región, conectada visual y espacialmente con las principales montañas sagradas, numerosos sitios concéntricos amurallados, torres funerarias adornadas con diseños que replican los textiles incas y otros marcadores geosimbólicos”, dice la publicación.

Los expertos indican que el diseño radial del sitio y su vinculación con los principales hitos religiosos de la región, los wak’as, reflejan “el sistema de ceques incas, los caminos que ordenaban la geografía sagrada en Cuzco, la capital de sus pueblos”.

Además, los muros radiales que delimitan los 39 recintos perimetrales de Waskiri muestran “una estructura muy parecida a la del ceque inca del Cuzco”.

“Si los muros divisorios de Waskiri efectivamente representaban un sistema de ceques, esto sería una evidencia más explícita de que los incas replicaron la estructura simbólica de Cuzco en las regiones que colonizaron”, agrega el estudio.

“Un denso paisaje ritual”

Durante la investigación, además del ‘Waskiri’, que “se destaca por sus características inéditas para los Andes”, los expertos comentaron que en la región de Carangas identificaron “una sorprendente concentración de sitios religiosos prehispánicos, que están vinculados tanto a los antiguos cultos andinos de wak’a (montañas sagradas, cerros tutelares y ancestros momificados) como al asentamiento inca de la región”.

Estos estudios, agregan los arqueólogos, han revelado que en esa región caracterizada por su clima extremadamente árido y frío, “muchos sitios y estructuras religiosas prehispánicas que forman un denso paisaje ritual”, integrado por al menos 135 sitios ubicados en la cima de las colinas, que en mayoría “están directamente asociados con antiguas áreas de producción agrícola”.

Los sitios “pueden ser identificados en el suelo y en imágenes satelitales por su número variable de paredes concéntricas (entre dos y nueve por sitio), cada una de las cuales ocupa un nivel diferente de terraza alrededor de la cima del cerro”, destacan los investigadores.

En todos estos espacios se encuentran abundantes cantidades de fragmentos de cerámica prehispánica, que en su mayoría son de estilos locales típicos de los Períodos Intermedio Tardío y Tardío, junto con algunos estilos regionales vinculados a la expansión sur de los Incas.

La investigación determinó que estos espacios ceremoniales “surgieron durante el Período Intermedio Tardío, al igual que las pukaras, y luego fueron apropiados y resignificados por los Incas”. Además, detalla que su concentración en el altiplano podría obedecer a la creencia de que los dioses regulaban las extremas condiciones climáticas, porque una pequeña variación de temperatura o precipitaciones podía provocar la pérdida de cultivos o la muerte del ganado.

Para los expertos este importante descubrimiento sobre el centro ceremonial y el paisaje ritual en el que se encuentra Waskiri, “proporciona un rico material para estudios posteriores de la historia prehispánica de esta parte de los Andes, un área que generalmente ha sido poco estudiada”. 

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