Ciudad de México. Para acercarse a la música contemporánea hay que contar, simplemente, con la mente despejada y abierta, y preguntarse: ¿qué de mi propia experiencia puedo ver reflejada ahí dentro? , recomienda José Wolffer, director general de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El gestor musical apostó, ante el confinamiento debido a la pandemia de Covid-19, por desarrollar el proyecto Laboratorios sonoros, que la dependencia universitaria trasmite por Internet una vez por semana desde abril pasado y, al menos, hasta enero de 2021.

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Se trata, dice Wolffer a La Jornada, de un recuento o una visión bastante seleccionada de lo que se está haciendo con creación sonora mexicana en este momento.

Este 8 de octubre se difundirá una muestra de la obra del creador sonoro número 22 de la serie: Edmar Soria. Un día antes, se emitirá una cápsula en la cual presentará su trabajo.

El resto de la programación se consigna en la página web de la Dirección de Música de la UNAM. Las emisiones anteriores se pueden ver en el canal de YouTube de la dependencia.

Wolffer relata que en cuanto a la música nueva existe gran diversidad en México y, sobre todo, en la capital, mucho más amplia de lo que sucedía hace algunos años, aunque acarreamos cierta resaca de esa época del compositor enfrentado al resto de la sociedad, como una especie de profeta incomprendido que tenía que alzar su bandera a costa de todo.

El funcionario ejemplifica la vinculación de la música y el presente con el episodio de Manuel Rocha en Laboratorios sonoros, donde “podemos escuchar una clase de idioma, una conversación de una grabadora telefónica y una pieza de rock ochentero. Todo está sonando de manera simultánea, filtrado, procesado y ensamblado por un oído crítico y creativo para presentárselo al público.

Este tipo de orquesta de ruidos, de sintonía de distintas expresiones sonoras, es una realidad fehaciente de nuestros tiempos. A esas cosas me refiero: a que nos demos la oportunidad de vernos reflejados en aquello que estamos escuchando sin que se nos ponga en medio una barrera producto de la terminología y del peso de ser o no especialista, sostiene Wolffer.

Destaca que la importancia de acercar a la gente a las manifestaciones contemporáneas es que las sientan como algo más inmediato, más próximo a las inquietudes y preocupaciones que tenemos todos como personas que vivimos en este momento, que vemos a creadores que reflejan esa contemporaneidad en el tipo de respuestas que nos ofrecen.

Revisión con ánimo fresco

Wolffer refiere que su carrera como gestor musical y su dirección en Música de la UNAM está animada por la idea de que sí se hizo mucha música valiosa en el siglo pasado, que el público no conoce y que pasadas las batallas ideológicas de esas décadas conviene regresar con el ánimo bastante más desenfadado y fresco a entender cuál es el legado que nos dejaron.

Esa directriz se ve muy reflejada en una iniciativa que concluimos hace unos días: una convocatoria dirigida a intérpretes mexicanos, pensada como apoyo para el gremio musical en este momento tan complicado

, explicó. Forma parte de Apoyos a Agentes Culturales 2020 de Cultura UNAM, que en el ámbito sonoro se enfoca en proyectos de intérpretes que se ocupen de música mexicana escrita entre 1960 y 2010.

En Laboratorios sonoros cada invitado o invitada, primero, en una cápsula introductoria, platica de algún proyecto que va a compartir, lo presenta y contextualiza; en la siguiente entrega nos da a conocer ese trabajo.

Además de Manuel Rocha, han participado Sarmen Almond, quien trabaja con su voz como cantera sonora; Érika Vega, quien presentó el trabajo que desarrolló con un grupo de danza de París, y el compositor mexicano residente en Alemania, Felipe Waller, quien mostró una pieza que estaba escribiendo para dos arpas, que los intérpretes deben tocar con los ojos vendados, y que fueron afinadas para poder utilizar microtonos; finalmente, Carmina Escobar, una cantante y performer que emplea mucho su voz.

También se han presentado Mauricio Valdés, Concepción Huerta y Juanjosé Rivas, 

quien hizo una intervención en la que compartió por video una toma de la calle Regina, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, mientras iba generando una pista sonora improvisada en ese momento a partir de ciertos materiales que tenía preparados.

El ex director de fmx-Festival de México menciona que después de enero “vamos a ver cómo evoluciona la situación para evaluar con qué periodicidad mantendremos Laboratorios sonoros, lo cual depende también de qué tanto podemos hacer de forma presencial para ese momento; en todos estos meses de encierro se ha desprendido la enseñanza de que han sido útiles, relevantes y pertinentes las manifestaciones que se han difundido a través de las redes”.

Sobre los proyectos de Música UNAM Wolffer refirió que continuarán con la música contemporánea. 

El proyecto y la idea es tener una presencia bastante más notable de estas manifestaciones, como la producción electrónica, electroacústica y otras, sin dejar de lado la música clásica, que ha conformado la columna vertebral de la oferta de Música UNAM.

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