Ciudad de México. La escritora costarricense Yolanda Oreamuno rompió con la tradición literaria de la primera mitad del siglo XX; sin embargo, es de las autoras menos leídas. Ahora, la Universidad Nacional Autónoma de México publica su novela La ruta de su evasión, en la colección Vindictas, y abre el mundo imaginario de esta escritora que falleció a los 40 años en la Ciudad de México en 1956.
La encargada del prólogo es la periodista y escritora ecuatoriana Natalia García Freire, quien charla con La Jornada respecto de la obra de Oreamuno (San José, Costa Rica, 1916) y en particular de la novela referida.
“Hay varios factores que hacen que se vuelva un rescate imprescindible para la escena literaria actual. Es un rescate porque en su momento debió haber sido mucho más leída de lo que fue, hubo contexto que no dejó que eso sucediera. Principalmente, la novela de Yolanda Oreamuno anticipa gran parte de lo que va a marcar de manera contundente la tradición literaria latinoamericana: una de esas cosas es el estilo en el que está escrito la novela, la forma es ya una recuperación, una influencia directa de los autores americanos que más tarde va a tener el realismo mágico, el boom latinoamericano, sobre todo de autores como William Faulkner.
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“Oreamuno ya tenía ese estilo y esas referencias y creó una novela totalmente distinta a lo que se hacía; es decir, rompe la tradición literaria y este libro podría muy bien haber anunciado el boom que venía, pero no se conoció en su momento, por muchas cosas, entre otras por su propia forma de ser, por ser mujer, estar exiliada de un país donde no la reconocían por lo que debían hacerlo.”
Para hablar de ella se referían a su belleza y rebeldía, “pero no por la gran escritora que era, quien por su estilo y tema rompe totalmente con lo que se venía haciendo en muchos países, no sólo en Costa Rica: en (naciones de) Latinoamérica, como Ecuador y Colombia, existía mucho la literatura costumbrista, el folclor que viene de una literatura indigenista, pero Yolanda Oreamuno se sale de todo eso; sabe que está arriesgándose para escribir una novela totalmente diferente y aún así lo hace, y escribe con un estilo renovador”.
El tema también es diferente: la familia. “Ya no es la sociedad, es algo mucho más pequeño, es este núcleo familiar que va a contar una historia universal, se adelanta, y el libro dialoga muy bien con lo que se está haciendo, porque hoy la familia vuelve a estar en el panorama. En muchos libros se dialoga acerca de esta pequeña institución que muchas veces corrompe o que se derrumba y cómo a partir de ahí se pueden ver también los grandes problemas de la sociedad”.
Una de las cosas más grandes e intensas que grita esta novela “es cómo la violencia no es algo que esté encima de una sociedad y que tampoco es algo que sea sólo parte de grandes bandas o de grandes crímenes. La violencia está implantada en ese mínimo núcleo familiar donde la sociedad se ha ido replicando hasta la mínima copia”.