Hace seis años, la camarera A’Ziah-Monae King publicó en Twitter una historia que llamaría la atención de todo mundo: el viaje que hizo a Florida con una stripper llamada Jessica, una historia que contenía detalles de prostitución, asesinato e intento de suicidio.

“¿Quieren escuchar la historia de cómo yo y esta perra caímos?”, comenzaba el hilo de publicaciones en 148 partes. El relato pronto se hizo viral, figuras como Solange Knowles y Missy Elliot demostraron haberlo leído poniendo un like, pero la cineasta Janicza Bravo, quien conoció la historia el día en que apareció en la red social, fue más allá.

“Tengo un grupo de chat con tres amigas negras y ellas la compartieron. Nunca había escuchado una voz así. Esa voz me emocionaba. Quería ser como esa voz, personificarla”, contó la cineasta a The Independent.

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La historia de King, quien se hacía llamar Zola, comenzó cuando ella tenía 19 años y trabajaba en un Hooters en Detroit. Ahí conoció a Jessica, la chica blanca con quien aparece en la foto que compartió en su primer tuit. Ambas tenían en común la cultura de la Internet, el baile (ambas eran strippers) y la alegría de ser jóvenes y hermosas.

Se hicieron amigas y al día siguiente Jessica convenció a King para que se le uniera en un viaje con su novio a Tampa, Florida. King aceptó, pero después se dio cuenta de que había cometido un terrible y posiblemente fatal error. Más que un amigo, el hombre resultó ser un proxeneta que quería que ambas comenzaran a intercambiar sexo por dinero, y Jessica lo supo todo el tiempo.

La historia interesó incluso a varios productores de cine. Pronto Rolling Stone anunciaba que King ya tenía a cinco candidatos, que eran más conocidos que Bravo. Pero tras unos giros de trama fue ella quien terminó dirigiendo y coescribiendo una de las historias más debatidas de Internet.

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A’Ziah-Monae King se hizo colaboradora cercana del proyecto y aparece como productora ejecutiva. Para mantener la historia fiel a su voz, no ha olvidado dónde se originó. “Al principio había una actitud desdeñosa (en la industria) sobre de dónde vino la historia, como si el hecho de que hubiera nacido en Twitter la hiciera menos”, explicó Bravo.

“Una de las grandes escritoras de nuestra era”

Para la realizadora era importante mantener líneas textuales de la publicación original. “Quería recordarle a la audiencia la fuente de donde viene el material. Cuando vemos una adaptación del trabajo de Shakespeare sabemos que es él todo el tiempo, y A’ziah es el literato inglés en lo que a mí respecta. Ella es una de las grandes escritoras de nuestra era”, sostuvo Bravo.

A pesar de que la película de Bravo aborda el trauma que King vivió, también es sobre cómo se procesa ese shock. “Cuando A’Ziah escribía, recontextualizaba lo que le pasó y también conversaba con eso; trataba de explicarse a sí misma cómo se llegó a ese punto y no castigarse por las decisiones que tomó”, explicó la directora.

“Así que cuando empezamos a escribir la película –continuó Bravo– sentí que el personaje tenía que estar en dos lugares al mismo tiempo. La Zola que interpreta Taylour (Paige, actriz) es más, que la chica, la escritora que ha llegado al otro lado. Es como si la Zola que vivió esa experiencia regresara y se mirara a sí misma dentro de la situación.”

De alguna manera, la protagonista de Bravo trata de justificar lo que le pasó. “Creo que en parte la manera en que lo hace es retratando los hechos como si hubieran sido ahogados en brillantina. Tenía que ser muy glamoroso para que pudiéramos entender por qué fue engañada”, destacó la realizadora.

El afán de la directora por recrear la voz de King llegó al punto de llevar a sus personajes a apropiarse del acento característico de los negros. “Lo planteé desde la primera reunión, y Riley (Keough, actriz) pensaba que la iban a cancelar”. Aun así aceptó trabajar con una entrenadora de voz para conseguir la entonación.

Tras haber sido estrenada en el Festival de Sundance, pareciera que no existe otra forma en que Zola pudo haber sido contada. Sin embargo, hace unos años una versión distinta estaba en camino. En 2016, James Franco había obtenido los derechos para producir y dirigir la película. Contrató a Andrew Neel y Mike Roberts, dos blancos, para escribir el guion. Entre las primeras páginas de ese documento se incluye una escena completa de desnudos y baile en tubo.

En 2017, el proyecto se detuvo por conflictos de agenda, y un año después Franco abandonó la película por completo después de haber sido acusado por cinco mujeres de comportamiento sexual inapropiado. Fue entonces cuando Bravo pudo reclamar la historia para sí.

Para la realizadora, la cuestión era cómo pasar la luz atrapada en una botella a otra: la película. Zola no es únicamente su filme bajo una compasiva dirección, queda todavía la historia de King.

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