Saúl Canelo Álvarez se ha ubicado en la cúspide del boxeo mexicano desde le mitad de la década pasada —la graduación llegó en 2015 cuando venció a Miguel Cotto—. Sus logros lo han respaldado: es campeón del mundo en cuatro divisiones diferentes y su nombre figura con regularidad entre los mejores peleadores libra por libra del mundo. Pero también es cierto que, desde los comienzos de su carrera, ha recibido un impulso mediático gigantesco.
Y gracias a esa amplificación de su figura se ha tenido un efecto colateral que el boxeo mexicano resentirá cuando Álvarez diga adiós o cuando su actividad empiece a ser mucho menos constante (desde su debut profesional, en 2005, no ha habido un solo año en el que no pelee al menos dos veces). Porque hay una realidad que no se puede negar: Canelo ha opacado a otras figuras del boxeo mexicano en años recientes, y eso no es su culpa, pero, de nuevo, es algo que existe y cuyas consecuencias resultan tangibles para un boxeo mexicano que no deja de producir campeones, aunque no tengan tanto reconocimiento.
Así lo ha reconocido Mauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo, que en entrevista con Marca dejó claro que existe un desequilibrio considerable sobre la atención que recibe Canelo en comparación con el resto de campeones y campeonas del boxeo mexicano. “Yo siento que es un tema mediático, un tema de redes sociales, un tema de popularidad y de la misma sociedad. Todo es rápido, todo es inmediato y vas cambiando y son tendencias. Si los medios pudieran darle oportunidades a otros boxeadores que hay de gran nivel, se pudiera tener ese momento de que estaba (Julio César) Chávez, de que estaba Chiquita González, Ricardo López, Miguel Ángel González, luego Eric Morales, Barrera, Márquez”, dijo Sulaimán.
Y mencionó nombres que en los últimos años han conseguido títulos mundiales: “Así el día de hoy tenemos al Canelo, tenemos a David Benavidez, tenemos a Rey Martínez, a Rey Vargas, a Gallo Estrada, las mujeres, Yamileth Mercado, Yulihan Luna. Hay una gran cantidad y calidad de campeones y campeonas que sí viven bajo la sombra del Canelo, pero es porque así es como existe y como existimos y vivimos los aficionados, los medios y las oportunidades que hay”.
No miente Sulaimán y, de hecho, es sano que él mismo lo reconozca, porque su organismo ha sido muy bondadoso con Álvarez desde siempre. Su padre, José Sulaimán, vaticinó a Canelo como futuro ídolo del boxeo mexicano. Y no falló, también en gran parte porque impulsaron su carrera como si fueran eso que dicen no ser: promotores (ahora en eso se escuda Sulaimán para decir que no puede hacer la pelea entre Canelo y David Benavidez).
Es cierto que ha habido algunas diferencias, como cuando Canelo no quiso defender en 2016 el título mundial de peso mediano del CMB contra Gennady Golovkin —dejó vacante el título y prefirió pelear con el kazajo un año más tarde—. Pero en general la relación ha sido ganar-ganar y en fechas recientes Canelo también ha contado con la venia del Consejo para negarse a enfrentar a David Benavidez, retador mandatorio —Sulaimán no ha hecho presión para que esa condición de mandatoria tenga utilidad, pues Canelo parece inmune a cumplir con sus obligaciones de campeón—.
Pero los hechos están ahí: los reflectores los acapara un solo boxeador y eso es lo que no ha permitido que haya grandes estrellas que reciban más reconocimiento. Sulaimán únicamente mencionó a los campeones de su organismo, pero también hay otros campeones brillantes como Emanuel Navarrete, Luis ‘Venado’ López y Mauricio ‘Bronco’ Lara. No es culpa de Canelo, que ha edificado una carrera sólida y exitosa. Pero es cierto que tampoco existe voluntad ni en los medios ni en las promotoras ni en los organismos por proyectar a nuevos talentos. O talentos que han estado ahí todo este tiempo, como el Gallo Estrada. Y si siguen en esa línea, la granada les estallará en la mano cuando Saúl Álvarez se haga a un lado y no haya nadie que pueda llenar su sitio a nivel comercial.