Oficialmente cruzaron por primera vez sus caminos un 13 de agosto de 1973 y ya nada volvió a ser como antes, ni para Johan Cruyff ni para el FC Barcelona. Este domingo, esta historia de amor futbolístico cumplirá sus bodas de oro.

Ese lunes de agosto de hace 50 años, el Ajax y la entidad azulgrana cerraron en Amsterdam el acuerdo para el traspaso del ‘Flaco’ por 60 millones de pesetas (360.607 euros).

Sin embargo, el culebrón que fue su fichaje todavía duraría otros dos meses y medio: el tiempo que el club holandés tardó en enviar la transferencia internacional del jugador, que acabó debutando un 28 de octubre con la camiseta azulgrana haciéndole un doblete al Granada en el Camp Nou.

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El Barça había conseguido contratar al mejor jugador del momento. La estrella de un Ajax que había gobernado con mano de hierro el fútbol profesional los últimos tres años, encadenando tres Copas de Europa (1971, 1972 y 1973).

Cruyff llegó a un equipo que iba penúltimo en la tabla y consiguió que no perdiera ningún encuentro más esa temporada, conquistando una Liga que hacía 14 años que los culés esperaban y que siempre será recordada por aquel histórico 0-5 en el Bernabéu, donde el ‘holandés volador’, con un gol y dos asistencias, tuvo una actuación estelar.

Es cierto que el rendimiento del Johan jugador en el Barcelona fue menguante. Y que en las cinco temporadas que estuvo vistiendo la elástica azulgrana (jugó 184 partidos y anotó 51 goles) sólo ganó esa Liga y una Copa del Rey.

Pero sin el fichaje del Cruyff futbolista seguramente no habría llegado nunca al Camp Nou el Cruyff entrenador, el padre del Dream Team, el personaje más influyente del barcelonismo en los últimos 35 años.

Pero la historia de amor entre Cruyff y el Barça en realidad comenzó varios años antes de aquel agosto de 1973. Vic Buckingham, su descubridor en el Ajax, fue entrenador del Barça entre diciembre de 1969 y junio de 1971 y entonces ya recomendó su fichaje.

Sin embargo, las fronteras del fútbol español no se abrieron hasta dos años después, cuando Johan Cruyff y el equipo neerlandés se encontraban en el cenit de su dominio del fútbol europeo.

Tras la trama de futbolistas supuestamente oriundos que llegaban a España con documentos falsificados, en aquella temporada 1973-1974, los clubes de la Liga por fin podían fichar a extranjeros. Y el Barça se fue a por Cruyff sin pensárselo.

Sin embargo, el presidente del Ajax, Jaap van Praag, tenía otros planes para su gran estrella. Y, sin consultar al jugador, cerró un acuerdo de traspaso con el Real Madrid por 30 millones de pesetas (180.303 euros), lo que molestó a Johan Cruyff, siempre propenso a la rebeldía.

Van Praag aprovechó que tenía en su poder al futbolista más cotizado del momento y la rivalidad entre Barcelona y Real Madrid para convertir el fichaje en una subasta entre ambos clubes. Al final, se lo llevó el Barça, que acabó pagando 60 millones de las antiguas pesetas.

El propio Santiago Bernábeu reconoció entonces que tuvo a Cruyff “apalabrado por 30 millones de pesetas”, pero que no estaba dispuesto “a pagarle los 12.000 dólares al mes que le ha firmado el Barcelona”. La verdad es que las arcas blancas no vivían en aquella época su mejor momento.

“Habíamos tenido contactos con él desde el año 70 y como no había la opción de fichar jugadores extranjeros no se firmó. Pero cuando se abrió la puerta, hicimos el fichaje. Ya teníamos la experiencia de Di Stéfano y eso nos hizo ser más rápidos”, recordó en su día Agustí Montal.

Montal, presidente del club catalán en aquella época, siempre destacó el papel clave que tuvo en la operación el gerente de la entidad azulgrana, Armand Carabén: “Él tenía mucha relación con los holandeses, porque estaba casado con una holandesa, y estuvo en varias ocasiones en Amsterdam”.

El propio Cruyff, que incluso llegó a amenazar con colgar las botas si el Ajax no lo traspasaba al Barcelona, explicó en su día por qué prefirió como destino el Camp Nou.

“Es cierto que el Madrid me quiso fichar y el Ajax estaba más interesado por enviarme allí, que en esa época en Europa era mucho más grande que el Barcelona, pero me fui al Barça porque allí había estado Buckingham, mi primer entrenador y con el que tenía una gran relación, y después vino Michels, con el que había trabajado seis o siete años en el Ajax. Y también estaba Carabén, que era amigo mío”, reveló.

Quince años después de fichar como jugador, Cruyff volvió al Barcelona para liderar una revolución futbolística en el vestuario tras el famoso ‘Motín del Hesperia’, en el que la plantilla azulgrana pidió la dimisión del presidente, Josep Lluís Núñez.

Entre 1988 y 1996, su mítico Dream Team ganó 11 títulos: 4 campeonatos de Liga, 1 Recopa de Europa, 1 Supercopa de Europa, 1 Copa del Rey, 3 Supercopas de España y la ansiada Copa de Europa.

Pero más que el qué fue el cómo, con un 3-4-3 ultraofensivo con extremos abiertos y un fútbol de posesión y posición que ha sido la seña de identidad del Barcelona los últimos 35 años, la época dorada de un equipo ganador y admirado en todo el mundo por su forma de tratar el balón.

Pero su legado como técnico no solo se redujo al Barcelona -Johan no quiso entrenar a ningún otro club hasta su muerte- sino que muchos equipos y selecciones quisieron imitar su estilo.

Una de ellas, la selección española, que dejó atrás la clásica ‘Furia’ para abrazar el ADN Barça que implantó Cruyff, lo que le permitió estrenar su palmarés en los grandes torneos ganando la Copa del Mundo de 2010 y encadenando dos Eurocopas (2008 y 2012) para convertirse en un referente del fútbol mundial.

Mañana se cumple 50 años de aquel acuerdo entre Ajax y Barcelona, del día que se hizo oficial el vínculo entre Johan y el club catalán. La fecha a partir de la cual ya nada volvió a ser igual.

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