Novak Djokovic no tiene intención de dar paso a la siguiente generación todavía. El serbio de 36 años demostró que la edad es solo un número al convertirse en el hombre de más edad en la Era Abierta en levantar el trofeo del Abierto de Estados Unidos el domingo.

Con Roger Federer retirado y Rafa Nadal, a menudo lesionado, a punto de retirarse después de la próxima temporada, los días de los “Tres Grandes” han quedado atrás, pero Djokovic, el último miembro de ese triunvirato, recordó a los aficionados en Nueva York que está lejos de estar acabado.

Su victoria por 6-3, 7-6(5) y 6-3 sobre el ruso Daniil Medvédev no sólo le dio su cuarto título en Flushing Meadows, sino también su 24ª corona de Grand Slam, todo un récord, y Djokovic quiere más.

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“De vez en cuando me pregunto por qué necesito esto todavía a estas alturas después de todo lo que he hecho, ¿sabes? ¿Cuánto tiempo quiero seguir? Tengo estas preguntas en la cabeza, por supuesto”, dijo Djokovic.

“Sabiendo que todavía juego a un nivel tan alto y que gano los torneos más importantes de este deporte, sí, no quiero renunciar a este deporte o no quiero dejar este deporte si todavía estoy en la cima.”

Djokovic se deshizo de algunas de las jóvenes estrellas más brillantes de Estados Unidos de camino a la final, venciendo a Taylor Fritz, de 25 años, en cuartos y a Ben Shelton, de 20, en semifinales.

Con Medvédev, sin embargo, se enfrentó a un rival más veterano, que le dio la oportunidad de exorcizar sus demonios: dos años antes, el ruso había puesto fin a su intento de conseguir un Grand Slam en el calendario en la misma pista.

Djokovic no desaprovechó esa oportunidad, asfixiando al jugador de 27 años con una serie de agotadores peloteos.

“Mi equipo y mi familia sabían que en las últimas 24 horas no debían tocarme ni hablarme de la historia de lo que estaba en juego”, declaró.

“Realmente hice todo lo posible por mantener las cosas bastante sencillas y ceñirme a las rutinas que me han llevado hasta donde estoy y tratar este partido realmente como cualquier otro en el que sólo necesito ganar.”

Igualó al español Nadal al conquistar su 22º título grande en Australia y se hizo con el récord masculino al derrotar a Casper Ruud y levantar el trofeo en Roland Garros.

Carlos Alcaraz, 16 años menor que él, frustró su intento de conquistar su 24º título en Wimbledon, y esa derrota llevó a Djokovic a sugerir que tal vez había llegado su hora, que la siguiente generación estaba a punto de adelantarle.

Pero tras ganar en Cincinnati y abrirse paso a guadañazos por el cuadro de Flushing Meadows, Djokovic demostró que aún no habría cambio de guardia.

“Los jugadores van y vienen”, dijo. “Será el mismo destino para mí. Algún día dejaré el tenis, dentro de 23 ó 24 años.”

“Y surgirán nuevos jugadores jóvenes. Hasta entonces, supongo que me veréis un poco más.”

AGONÍA Y ÉXTASIS

La victoria del domingo también servirá para desterrar algunos de los recuerdos menos gratos de Djokovic de Nueva York.

Ganó en 2018, pero su defensa del título al año siguiente terminó en la cuarta ronda con un hombro lesionado y un coro de abucheos de las gradas resonando en sus oídos.

No había ningún aficionado presente en la edición de 2020, afectada por la pandemia, cuando fue descalificado en la cuarta ronda después de que un raquetazo petulante a una pelota le hiciera golpear involuntariamente a un juez de línea en la garganta.

En 2021, Medvédev le hizo llorar en la final, y las restricciones de viaje de Estados Unidos le impidieron viajar al torneo en 2022 debido a su decisión de no vacunarse contra el COVID.

El domingo, sin embargo, no hubo más que alegría absoluta para Djokovic, que ya tenía asegurado su regreso a lo más alto de la clasificación mundial cuando se actualice el lunes.

Mientras disfrutaba de la gloria de su victoria, Djokovic no tuvo palabras de consuelo para quienes aspiran a sustituirle.

“No es de mi interés, ni tampoco de mi incumbencia, analizar lo que todo el mundo habla o piensa, sobre si hay un paso del testigo o una nueva generación, próxima generación, futura generación, como quieras llamarlo, que esté produciendo o no en este deporte”, dijo.

“Me centro en lo que tengo que hacer y en cómo ponerme en un estado óptimo para poder ganar los trofeos más importantes de nuestro deporte. Eso es lo que me importa.”

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