Los Dallas Cowboys se ha convertido en un hazmerreír dentro de la NFL. La última jugada ejecutada en el encuentro divisional contra los 49ers de San Francisco retrata a la perfección la situación actual del equipo que resulta ser el más valioso de todo el mundo deportivo, pero que, irónicamente, es el que más fracasos logra cosechar temporada tras temporada. La actuación de los Cowboys frente a los 49ers en el juego de la Ronda Divisional tampoco causó sorpresa para nadie. El equipo de la Estrella Solitaria volvió a su triste realidad.
Los Vaqueros se han colocado por sexto año consecutivo como la franquicia deportiva más cara, de acuerdo con Forbes. A pesar de tener un estratosférico valor de 8 mil millones de dólares, temporada tras temporada los Cowboys siempre encuentran una nueva forma de quedar en ridículo y poco a poco se van convirtiendo en un equipo del montón.
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Desde el 2016, el equipo propiedad de Jerry Jones se ha galardonado con el primer sitio del prestigioso listado, pero eso no le ha servido de nada para volver a ser protagonistas de un Super Bowl, que no ocurre desde 1996. Vaya, ni siquiera han podido disputar una final de Conferencia desde entonces. De 2016 a la fecha, solamente ha llegado tres veces a la postemporada, demostrando que el dinero no juega en el campo y su resultado siempre es el mismo. Dallas se olvidó de sus mejores años, en las últimas 25 temporadas solo han conseguido cuatro victorias en la postemporada. Además de dolorosas derrotas en el campo, Jones también ha perdido en lo económico, además de tiempo en proyectos obsoletos.
No hay equipo que esté más necesitado de ser protagonista de finales que el equipo texano. Jones, con el poderío económico que presume con aspavientos, también se convirtió en su propio verdugo por sus malas gestiones dentro del equipo, porque su vanidad no es poca y Jerry es dueño, gerente general, coordinador y casi el Head Coach de su equipo. Sin embargo, en los últimos años su visión simplemente se ha basado en gastar altas cifras sin recibir ningún beneficio a cambio en lo deportivo. La prueba más fehaciente es Dak Prescott.
El quarterback vaquero se ha convertido en pieza fundamental del equipo para conseguir bochornosos fracasos. Durante sus siete años de carrera, no ha podido cargar con el equipo para poderlo llevar hasta el último encuentro de la temporada y es todo lo contrario: no sabe jugar con el reloj y tampoco sabe jugar bajo presión, no tiene lectura de jugadas para improvisar, se precipita para lanzar el balón y en los momentos más importantes termina desapareciendo.
En la presente campaña, después de perderse cinco encuentros por lesión en el pulgar derecho, regresó para lanzar 15 intercepciones en total, siendo uno de los peores en ese rubro. Además de las dos sufridas en el campo de los 49ers, cuando el equipo más necesitaba anotar puntos. La primera de ellas cayó dentro de su propio campo y terminó en un canje de tres puntos para los californianos. La segunda de ellas fue delante del medio campo, cuando los Vaqueros representaban mayor peligro para San Francisco y dominaban el encuentro. Prescott se ha transformado en un fracaso millonario rotundo.
La novela con Dak inició en el 2020. Luego de sus cuatro años con contrato de novato, el mariscal accedió a jugar un año con la etiqueta de Jugador Franquicia a cambio recibir 31.4 millones de dólares. No obstante, Prescott solamente pudo jugar los primeros encuentros de la temporada debido a que sufrió una fractura en el tobillo derecho, misma que lo mantuvo inactivo el resto del año. Para el 2021, con las ilusiones a tope y la presión del jugador sobre el equipo para renovar, Jones y Prescott firmaron un contrato por cuatro años y 160 millones de dólares, de los cuales, 126 estaban garantizados. Dicho acuerdo también incluyó 66 millones por plasmar su firma, que se repartirán en cinco años. Fueron 75 millones pagaderos en el primer año del acuerdo y las siguientes tres temporadas promedian 42 millones anuales.
En ese momento, el contrato de Prescott estuvo por encima de Russell Wilson, Aaron Rodgers, Matthew Stafford, Matt Ryan y Joe Flaco, futbolistas de la misma posición y que al menos han estado presentes en un Super Bowl y lo han ganado (a excepción de Ryan). A Prescott lo único para lo que le ha alcanzado es para llegar a la Ronda Divisional desde que firmó su grueso contrato.
Dak es la joya de una corona totalmente abollada. Si de dinero hablamos, también habría que poner en una balanza lo que Ezekiel Elliot aportó al equipo. El corredor de los Cowboys ha sumado su tercera campaña consecutiva en la que no puede firmar un solo partido con más de 100 yardas corridas. Sin embargo, Elliot presionó hasta el extremo para que en 2019 recibiera un contrato de 90 millones por seis años. Al día de hoy, sus números están lejanos a los de un corredor top de la NFL. Desde tiempo atrás, Ezekiel pudo haber jugado su última campaña con los Boys, pero la simpatía del dueño hacia él lo ha mantenido. La prueba más contundente fue la presencia de Tony Pollard que, como segundo corredor, alcanzó las 1007 yardas, mientras que Elliot apenas y alcanzó las 876 en esta campaña. Dicho sea de paso, Pollard se irá a la Agencia Libre cuando concluya la presente temporada.
Además de Pollard, Dalton Schultz, Donovan Wilson, Leighton Vander Esch, Conor McGovern, Anthony Brown, Cooper Rush, Anthony Barr, Jonathan Hankins, Jason Peters, Dante Fawler y TY Hilton son quienes se irán a la Agencia Libre si el equipo no los retiene. También habría que dar un nuevo acuerdo a Cee Dee Lamb que dejaría atrás su contrato como novato para la siguiente campaña. El espacio en el Tope Salarial con el que acabaron los Cowboys esta temporada fue de 223 mil dólares. Al inicio de la temporada, los Boys eran el sexto equipo con más espacio en este rubro con casi nueve millones de espacio, de acuerdo con el portal Spotrac. Lo cual se traduce en la mala planeación dentro del roster inicial, dejando de lado la lesión de Anthony Brown que los llevó a reforzar esa posición.
Dallas sigue perdiendo su tiempo, tal y como lo hizo en aguantar a Jayson Garrett durante ocho temporadas en las cuales no ganó absolutamente nada. El tiempo va en contra de Mike McCarthy y su equipo. Dicho sea de paso, Kellen Moore, el coordinador ofensivo, y Dan Quinn, coordinador defensivo, podrían marcharse del equipo para convertirse en Entrenadores en Jefe.
Dependencia defensiva
No obstante, la salida de Moore podría importar, pero la salida de Quinn sería una grave baja para el conjunto de la Estrella Solitaria. Durante varios años, Quinn se ha ganado el reconocimiento de ser uno de los mejores coordinadores defensivos de la NFL. Después de una desastrosa campaña en 2020, Quinn llegó para poner orden y, desde entonces, la defensiva de los Cowboys se ha convertido en la parte más sólida de todo el equipo. Incluso, podría decirse que la fe de los aficionados vaqueros descansaba más en lo que la defensiva pudiera hacer antes que tenerle consideración a Prescott, Elliot y compañía.
Dallas firmó otro fracaso, no hay sorpresa en ello. La sorpresa sigue siendo que el equipo se mantiene bajo una mala gestión y que difícilmente la situación pueda cambiar, pues ahora tendrán que reestructurar contratos y rezar porque sus hombres más importantes no terminen por marcharse. De cualquier forma, podrían deshacerse de algunas de sus falsas estrellas y ponerse en un plano terrenal para conseguir su objetivo.