Jackie Nava se despedirá del boxeo profesional el próximo sábado. La Princesa Azteca cerrará, a sus 42 años, una historia repleta de sacrificios y éxitos enfrentado a Gloria Yancaqueo en Tijuana. Si su carrera se mira en retrospectiva, no hay que duda de la decisiva influencia de Nava: es una de las pioneras del boxeo femenil a nivel comercial. El reconocimiento mediático tardó en llegar para ella, pero desquitó cada instante en televisión con auténticas guerras que, a la distancia, se pueden colocar al mismo nivel de los grandes combates de cualquier época.

La Princesa Azteca, arquitecta de profesión, llegó al boxeo casi por causalidad. Su incursión en el ámbito deportivo se dio en el karate, aunque a su padre, Rodolfo, siempre le interesó que su hija se desarrollara en el pugilismo. No la vio jamás competir en boxeo, pues murió cuando Jackie practicaba kickboxing. Después de una derrota frustrante en esa disciplina, Nava se fue durante un tiempo del deporte. Su odisea comenzó de manera fortuita: aceptó una pelea por recreación.

“Ya me veían algunas cualidades para el boxeo, pero no quería ir. Mi entrenador Miguel Reyes me convenció y me llevó. Yo nada más quería conocer Hawái. (Los promotores) querían a una novata. Me pagaron 400 dólares y allá se quedó el dinero”, contó en Un Round Más. Ganó ese primer combate el 29 de mayo del 2001 contra Vicki Cozy. La habían llevado como “carne de cañón”, sin imaginar que ahí comenzaría una historia de leyenda. “Entré al boxeo nada más porque quería bajar de boxeo”, ha reconocido.

Anuncios

Te puede interesar: 0-4. Portugal golea y es líder del grupo A2

 Después del debut en Estados Unidos, Nava realizó peleas alternando en diversas ciudades de México y la Unión Americana, siempre alejada de los focos mediáticos. Su crecimiento, sin embargo, fue meteórico: en 2004 se coronó campeona nacional de peso gallo tras superar a Ofelia Domínguez en Mexicali. Al año siguiente, el mundo supo de su nombre: en febrero de 2005 superó a Leticia Arévalo para ganar su primer campeonato mundial (AMB) en peso gallo.

Y tres mes más tarde, subió de categoría para hacer historia de la grande: venció a Leona Brown y se convirtió en la campeona inaugural de peso supergallo del CMB, un organismo que durante mucho tiempo se había rehusado a darle espacio a las mujeres en el boxeo. “Era simplemente el aspecto social, el machismo mexicano, porque nosotros tenemos a la mujer como la reina de la sociedad, la reina de la casa, ¡pero no la reina del encordado!”, llegó a explicar José Sulaimán, entonces presidente del CMB, a La Jornada.

En México, el boxeo se ha enfrentado históricamente al fantasma del machismo. En 1999, la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México aprobó las peleas profesionales entre mujeres. “Mientras yo sea presidente ninguna pinche vieja se va a subir al ring”, fueron las palabras de Pascual Ortiz Rubio, responsable en ese entonces de la Comisión de Boxeo del Distrito Federal. Esos prejuicios han sido demolidos a base de evidencia.

Para 2006, Nava enfrentó a Alejandra Oliveras, una poderosa peleadora argentina, que le propinó un doloroso nocaut a la tijuanense. Pese a la caída, y a no poder tomar su revancha un año después, la popularidad de Nava creció en los años siguientes gracias a las transmisiones de sus peleas en televisión abierta. Y faltaba lo mejor. Para abril de 2011, Jackie protagonizó una pelea dramática contra Ana María La Guerrera Torres.

El combate, transmitido en televisión nacional y causante de gran expectativa, fue un deleite para todo el país: Nava y Torres se enfrascaron en una guerra sin cuartel que terminó en empate. Tres meses después, en el desempate, Ana María se llevó el combate con una decisión muy cerrada que conmovió al público. Nava, con el rostro cubierto de sangre, jamás dejó de ir al frente. No quedaba duda: el boxeo femenil ya nunca volvería a ser el mismo.

“Ha sido difícil que nos acepten los promotores y las televisoras. En un principio había una especie de barrera, pero poco a poco boxeadoras de México trabajamos y demostramos que tenemos el nivel para ofrecer grandes combates como los hombres, y eso nos abrió las puertas”, contó Nava en entrevista para Chicago Tribune.

El tema de la desigualdad salarial ha ocupado a Nava, que de manera constante ha reclamado mejores condiciones para ella y sus colegas. “Es poco en comparación con los hombres. Por un título mundial gané cinco mil dólares. Para mí era bastante…”. Como referencia, Katie Taylor y Amanda Serrano, las peleadoras más reconocidas de la actualidad, facturaron un millón de dólares en su combate de abril pasado, en el Madison Square Garden de Nueva York.

Desde 2011, Nava no conoce la derrota y ha mantenido un nivel asombroso, incluso con la edad a cuestas. Su estilo técnico, pleno de rapidez y agresividad, le ha permitido permanecer en los sitios estelares siempre que se habla del boxeo femenil en México. La pelea contra Mariana la Barby Juárez llegó tarde, pero no defraudó a nadie cuando por fin llegó en 2021. Durante muchos años, un cruce entre ambas peleadoras estuvo en el aire. Lo dificultaba el hecho de que trabajaban en distintas empresas. No hubo más que decir: la superioridad de Jackie fue evidente y se tradujo en una victoria por decisión unánime.

Jackie Nava dirá adiós al boxeo, pero es un hecho que este deporte le debe muchísimo y quizá nunca pueda pagarle. Su legado, sin embargo, será eterno. Cada vez que dos mujeres suban a un ring y brinden peleas apoteósicas, no habrá forma de olvidar a la Princesa Azteca.

Publicidad