La Selección Mexicana sigue con el incansable sueño de disputar un quinto partido en un Mundial fuera de su territorio y para Qatar 2022, Gerardo Tata Martino y los seleccionados intentarán llegar hasta esa instancia. No obstante, primero tendrán que afrontar a sus rivales dentro del Grupo C: Argentina, Polonia y Arabia Saudita.

Frente a dicha situación, el cuadro mexicano anunció una serie de encuentros amistosos que disputarán en territorio estadounidense –para sorpresa de nadie– a lo largo del verano. En esos encuentros se medirá frente a los congregados nacionales de Guatemala (27 de abril), Nigeria (28 de mayo), Uruguay (2 de junio), Ecuador (5 de junio) y Paraguay (31 de agosto). Sin embargo, la razón de la programación de dichos encuentros no tiene relación para una preparación directa para la Copa del Mundo.

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La razón principal es la generación de ingresos y el que los encuentros se lleven a cabo en territorio estadounidense es la prueba irrefutable. Las ciudades sedes en Estados Unidos para los encuentros del combinado mexicano se encuentran entre las urbes con mayor concentración latina. En algunas de ellas, la nacionalidad mexicana es la que más abunda. Es por ello que ni siquiera tendrán un juego de “despedida” en el Estadio Azteca previo al Mundial, como era costumbre, aunque el propio Martino haya declarado que es por “cuestiones de agenda”. Es más fácil recaudar ganancias en dólares con asistencias que sobrepasan los 50 mil espectadores, a sacar provecho de menos de 40 mil asistentes como sucedió en el último encuentro que México disputó en la cancha del Coloso de Santa Úrsula.

Otra de las pruebas es que las gradas en EEU durante los encuentros del combinado mexicano siempre se muestran repletas, pues la nostalgia e identidad nacional son factores que benefician este tipo de negocios. Dicha nación, hasta 2019, contaba con una población de 57 millones de latinos, de los cuales, más del 63% eran de origen mexicano, de acuerdo con cifras de BBC News.

El primer encuentro del seleccionado mexicano frente a Guatemala será en una fecha donde no se podrá contar con los jugadores que militan en el extranjero, pero eso no importa, pues el rendimiento de la escuadra nacional pasa a un segundo término cuando lo importarte es vender y vender.

Medirse frente a otras selecciones le permite armar a México como un pretexto para cumplir contratos con patrocinadores en giras que terminan jugando en contra de los propios futbolistas convocados, por el desgaste físico que la carga de partidos representa o por poner en riesgo su propia integridad y los orille a perderse el Mundial por una lesión, cuestión que le ha ocurrido a varios jugadores alrededor del mundo y que en México ha sucedido frecuentemente.

Por ejemplo, Diego Reyes y Néstor Araujo no pudieron jugar en Rusia 2018 por no recuperarse de lesiones musculares que sufrieron en partidos amistosos de “preparación”. Para Brasil 2014, Luis Montes sufrió una de las lesiones más escalofriantes de la Selección Mexicana al fracturarse la tibia y el peroné durante un enfrentamiento amistoso en contra de Ecuador a menos de un mes del debut mundialista. Y Juan Carlos Medina también quedó fuera de la lista final del torneo veraniego de 2014 por una lesión en el tobillo que requirió de una intervención quirúrgica.

El que los directivos y cuerpo técnico elijan oponentes de “característica similares” a los Mundialistas en la realidad no representa mayor apoyo. A pesar de compartir confederaciones, el estilo de juego de cada selección es totalmente distinto, empezando por los nombres que conforman cada equipo nacional. No hay ningún otro Messi en Ecuador, o en Paraguay; por ejemplo. Lo que sí hay es mucho dinero de por medio.

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