La Selección Mexicana no vive uno de sus mejores momentos en años. Cualquier cosa que pueda ser criticada lo será cada que el equipo mexicano falle dentro y fuera de la cancha. La semana pasada, Uriel Antuna fue señalado inesperadamente por tomar mate, una bebida tradicional en Sudamérica y que en el futbol es muy común entre los jugadores; el atacante mexicano simplemente fue criticado por “sentirse sudamericano”. Ahora, después de perder un encuentro que no tenía demasiados beneficios, el equipo nacional fue juzgado hasta el cansancio, pues su afición tiene la percepción de la realidad alterada y exige cosas como si se tratase de la selección campeona del mundo.

México ha tenido un mes de pesadilla. Los ecos de la última Copa del Mundo siguen persiguiendo a un equipo que durante algún tiempo ha navegado sin brújula y con más dudas que certezas. En el último mes, volvieron a caer frente a Estados Unidos, equipo con el que solamente han empatado en una ocasión de los últimos seis enfrentamientos y los demás los han perdido. 

Ahí no solo dejó ir la oportunidad de quitarse el yugo de ser el vencido, sino que también se derrumbó el proyecto de Diego Cocca como el técnico nacional y la presidencia de la Federación Mexicana de Futbol optó por poner a Jaime Lozano como entrenador interino.

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Hasta ese momento, se creía que las cosas comenzaban a mejorar, Lozano es un técnico familiarizado con varios seleccionados y su proceso en la Copa Oro inició de buena forma, imponiéndose a los rivales limitados dentro de la cancha. Sin embargo, para el último partido de la fase regular del campeonato de la CONCACAF, el tricolor sucumbió a manos de Qatar. 

En el trámite, el equipo mexicano no debió tener mayor complicación para salir victorioso, pero con el panorama a su favor, si perdía o ganaba, ya estaba clasificado a la siguiente fase. Aún así, fue complicado ver al equipo nacional sin una clara idea para definir los partidos cuando el equipo rival cierra hasta el mínimo espacio.

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