La despedida ha sido larga pero ya no tendrá más epílogo: Kylian Mbappé buscará este sábado sumar su último título con el París Saint-Germain, en la final de la Copa de Francia frente al Lyon, el duelo que pone fin a la temporada en el país.

Será un adiós en la distancia, porque por vez primera la final de la Copa de Francia no se jugará en la capital, ya que el Estadio de Francia, sede de ese duelo en los últimos años, se está engalanando para los Juegos Olímpicos, lo que ha llevado el duelo a Lille.

El Pierre Mauroy, que contará con una mayoría de hinchas parisienses en sus gradas, será el lugar en el que Mbappé se enfunde por última vez la casaca del PSG.

El atacante aspira a su cuarta Copa de Francia, su décimo cuarto título con el club en el que ha militado estos últimos siete años y que abandonará sin haber conseguido su gran objetivo: la Liga de Campeones.

La Copa de Francia marcaría un doblete para el primer año de Luis Enrique en el banquillo, triplete si se cuenta la Supercopa, que no serviría para ocultar la decepción europea, pero sí para afianzar su hegemonía en Francia.

Desde la llegada de los cataríes en 2012, solo en cuatro ediciones el PSG ha logrado encadenar liga y copa, un mínimo para los inquilinos de su banquillo.

No es que el puesto de Luis Enrique esté en peligro, pero su reputación si quedaría afectada si no se impone a un rival de trayectoria irregular, que tras coquetear con el descenso logró una espectacular remontada que le ha llevado a acabar sexto.

Pero, sobre el papel, los de Alexander Lacazette, Corentin Tolisso o el joven Ryan Cherki están a mucha distancia de los Mbappé, Ousmane Dembelé o Vitinha, por lo que todo lo que no sea un éxito parisiense sería considerado un naufragio.

El principal reto para Luis Enrique es motivar a una plantilla que con el título liguero logrado y apeado de Europa parece ya desenganchado.

Incluido Mbappé, que ya se ha despedido de la afición, de su estadio y de la liga, y al que indirectamente el técnico apuntó como uno de los que no estaban enchufados en el final de curso.

El delantero forma parte de la lista de convocados, tras haber estado ausente en los últimos partidos oficialmente por molestias físicas, aunque las especulaciones han sido muchas sobre si el técnico español ha querido castigarle.

El resentimiento entre los propietarios cataríes y el jugador es grande y habrá que ver si los primeros no le juegan una mala pasada en esta última cita para él. O si su valía futbolística pesa más para sumar un nuevo título a sus vitrinas.

Las únicas bajas del grupo de Luis Enrique serán los lesionados Lucas Hernandez, Presnel Kimpembe y Sergio Rico. El portero costarricense Keylor Navas, que anunció que dejará el club, no forma parte de los convocados.

El Lyon afronta de forma diferente la final. Con más ilusión, porque el equipo no levanta un título en doce años, y también con esperanza, porque la llegada al banquillo del desconocido Pierre Sage ha dado un nuevo aíre al equipo que a principio del año parecía desahuciado.

Tal es la expectación que la final de Copa ha eclipsado la de la Liga de Campeones que la sección femenina del equipo jugará el mismo día en Bilbao contra el Barcelona.

La prensa local apenas dedica espacio a la segunda y sí a la de los chicos, donde aspiran a reabrir su palmarés, lo que daría oxígeno al proyecto del multimillonario John Textor en la ciudad del Ródano.

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