México no tendrá pretextos para la Copa América 2024, si es que consigue calificarse (y así tendría que ser porque ni siquiera le pusieron un sistema de calificación de otro mundo). Podrá jugar con todos sus elementos. A diferencia de lo que ha pasado en otras ediciones, el Tri asistirá con su plantel estelar, pues no habrá otra competencia de gran nivel que se empalme en el calendario. Ni siquiera los Juegos Olímpicos, pues la Selección ya está eliminada de París 2024 tras haber perdido el boleto el año pasado.

La edición de la Copa América 2024 contará con la participación de cuatro selecciones de la Concacaf, que justamente ha anunciado cómo se van a distribuir los boletos. Ni México ni Estados Unidos ni Canadá contarán con boleto directo: tendrán que ganarlo vía Liga de las Naciones edición 2024. Para México, el camino empezará en una ronda de cuartos de final a la que se clasificará al estar entre los cuatro países mejor rankeados de Concacaf para marzo de 2023, y entonces deberá esperar a su rival, que saldrá de una eliminatoria previa de doce países. Si gana ese duelo directo, entonces estará en la Copa América. No suena difícil, pero con el nivel actual de la Selección Mexicana es mejor tenerle respeto a cualquier rival.

El Tri se llevó un muy amargo recuerdo de su última participación en esta justa. Fue en 2016, cuando el equipo dirigido por Juan Carlos Osorio se midió con Chile en los Cuartos de Final. Los andinos propinaron una humillante goleada de 7-0 al elenco mexicano. Y en esa Copa México sí asistió con todos sus jugadores titulares, porque, al igual que la Copa América de 2026, ese torneo sí fue verdaderamente continental, pues no se limitó simplemente a la fórmula de Sudamérica + un par de invitados. Hubo cuatro países de Concacaf: México, Estados Unidos, Jamaica y Panamá.

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Un año antes, México jugó la Copa América de Chile con un plantel alternativo. En junio de 2015, debían jugar la Copa América y un mes después, la Copa Oro. Se hicieron dos listas para cada torneo, pero ambos fueron dirigidos por el mismo entrenador: Miguel Herrera. Ese verano fue el que dinamitó la estancia del Piojo al frente del Tri, porque quedó fuera de la Copa América en primera ronda, sin ganar un solo partido, y luego en la Copa Oro, que se ganó, hubo partidos en los que México no funcionó bien y, en un par de ellos, Costa Rica y Panamá, errores arbitrales dejaron servido el pase a los tricolores. Al finalizar esas competencias, Herrera agredió al narrador Christian Martinoli en el aeropuerto de Philadelphia para poner fin a su ciclo como entrenador nacional.

En 2011, México afrontó la Copa América de Argentina con una selección sub-22 por orden de Concacaf, que desde luego priorizó que el Tri usara a sus jugadores principales en la Copa Oro de ese año. El resultado fue funesto, sí por la imposición, pero también por un escándalo interno: ocho jugadores fueron separados del plantel tras meter a sexoservidoras a la concentración en Quito, Ecuador. El plantel, que de por sí ya iba en desventaja (sólo se contó con cinco refuerzos mayores de 22 años), se vio todavía más mermado. Con Luis Fernando Tena al mando, los verdes perdieron los tres partidos del grupo: Chile, Perú y Uruguay. Eso sí, ese equipo tuvo revancha un año después, cuando ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres.

La última participación honorable del Tri en este torneo se remonta hasta el año 2007, en Venezuela, cuando Hugo Sánchez comandó a un equipo que se quedó con el tercer puesto luego de perder con Argentina en semifinales y superar a Uruguay en el partido de consuelo. En el camino, hubo partidos reseñables, como la victoria de 2-0 sobre Brasil (posterior campeón de certamen) y un sólida 6-0 ante Paraguay.

Históricamente, antes de los enredos con Concacaf, México tuvo buenas participaciones: llegó a dos finales, 2001 y 1993, a tres semifinales (2007, 1999, 1997), y se quedó dos veces fuera en cuartos de final (2004 y 1995). La Copa América representa una oportunidad única, y también una gran prueba rumbo al Mundial de 2026, porque será la prueba más importante que tendrá el Tri en su ruta mundialista. Sin Eliminatorias y con la Copa Oro como única constante, el verano de 2024 se perfila como el único momento para medirse con rivales de jerarquía y experimentar momentos de presión similares a una Copa del Mundo.

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