Se presenta como la primera competencia mundial de esta curiosa disciplina. Se trata de lanzarse al agua con el objetivo de salpicar lo máximo posible y hacer más ruido. Esta actividad tan extendida entre los niños en las piscinas en verano es muy popular en este país del Pacífico y según ellos, allí se habría originado esta práctica hace 30 años.

El salto de ‘bomba’ se conoce en Nueva Zelanda como Manu. En este campeonato mundial participan 5.000 personas en unas pruebas de clasificación que se extenderán hasta el 9 de marzo cuando está prevista la final.

Los saltos se producen desde plataformas de entre tres y cinco metros de altura y contrariamente a los saltos olímpicos donde los atletas intentan salpicar el menor volumen de agua posible, aquí lo que se valora es lo contrario, cuanto más volumen de agua se echa fuera, más alto llega y cuanto más “splash” se produce, mejor, según explica Scott Rice, organizador del evento que se autoproclama como el primer campeonato mundial.

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Entre los participantes está un ex jugador de los All Blacks Sean Fitzpatrick que a sus 60 años y con una Copa del mundo de rugby (1987) a sus espaldas, tiene como objetivo es ahora convertirse en campeón del mundo de Manu.

“Para hacer el Manu, hay que doblar las piernas y, en cuanto la espalda esté en el agua, intentar enderezar inmediatamente el cuerpo para conseguir el sonido adecuado. Me han dicho que así es como hay que hacerlo”, explica Fitzpatrick.

Hay distintas técnicas, todas con nombres maoríes. Te Manu (la bomba V), Te Tepara (la grapa), Te Korira (el gorila), Te Poro Repo (la bala de cañón) y Te Kawhena (el ataúd), según el ex jugador de rugby.

El ganador recibirá un premio de 30.000 dólares neozelandeses (17.150 euros). 

AFP

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