Hace 20 años, Gastón Gaudio conquistaba Roland Garros en un Grand Slam histórico para el tenis argentino. Doce meses después, en 2005, Rafael Nadal iniciaba su imperio sobre el polvo de ladrillo parisino. Desde entonces, sólo cinco veces el español no pudo festejar: 2009 (Roger Federer), 2015 (Stan Wawrinka), 2016, 2021 y 2023 (Novak Djokovic), con la salvedad de que el año pasado no pudo intervenir. Al borde de los 38 años –los cumplirá el próximo 3 de junio-, Nadal regresa al Bois de Boulogne, pero no viste la capa de invencibilidad que lo acompañó por tanto tiempo. Sigue siendo favorito, cómo no, pero una larga ausencia en el tour, su lesión crónica y una serie de dolencias, lo han hecho algo más terrenal.

¿Puede ir Rafa en busca de la 15ª corona? Ese es el objetivo de máxima en este Roland Garros 2024 que empezará este domingo. En otras temporadas, era una meta que lograba convertir en algo rutinario, casi lógico, cuando obligaba a los rivales a jugar por el segundo puesto. Ahora, es una incógnita. Nadal llegó el lunes a París y, tan pronto como dejó las valijas, entró en el court central a entrenarse. En estos días ha practicado con Sebastian Korda, Holger Rune, Mariano Navone, Stan Wawrinka y Daniil Medvedev, en una exigencia de menor a mayor. “No puedo predecir qué tipo de emoción voy a tener acá. Sólo quiero disfrutar cada día”, apuntó el zurdo, que se presentará en la jornada del lunes.

Conocedor como nadie de sus fortalezas y limitaciones, Nadal necesita ver si está en condiciones de afrontar un torneo de máxima exigencia, acaso su último Roland Garros. Lo desfavorecen el escaso ritmo, y lo alimenta su espíritu competitivo hasta el fin: difícilmente Nadal juegue si no siente que está en condiciones de hacer algo grande.

Encima, el sorteo detonó una bomba en su campamento: estreno nada menos que contra Alexander Zverev, el número 4 del mundo. Muy pronto llega un examen durísimo para dos de los principales candidatos. Es un duelo imperdible entre el zurdo de la estatua de acero y el alemán, que llega en gran forma.

Como sea, el torneo francés hace honor a su denominación de “abierto”, con una amplia nómina de aspirantes y varios jugadores en condiciones de alzar la Copa de los Mosqueteros, y al mismo tiempo, no sería una sorpresa que surja un nuevo campeón de Grand Slam. Vale, entonces, una mirada a los principales favoritos – además de Rafa- del segundo Grand Slam del año:

Novak Djokovic: tres veces campeón en París y defensor del título, va en busca de su 25ª corona de Grand Slam. Con 37 años cumplidos el miércoles pasado, el serbio además apunta a mantener el número 1 del mundo. Pero su panorama dista de ser el ideal. Sin títulos en lo que va de la temporada, aceptó una invitación para jugar esta semana el torneo de Ginebra; es una situación poco habitual, porque muchas veces los jugadores top evitan competir en los días previos. Y encima, perdió la semifinal contra el checo Tomas Machac (44°), en un año en el que también sufrió derrotas ante Alejandro Tabilo (32°) y Luca Nardi (123°). Acaso por eso, el propio Nole no se ve en la primera fila.

“Tuve malas sensaciones. Para ser honesto, no sé qué pensar de este partido (contra Machac), quiero olvidarme e irme a París. Claro que estoy preocupado. No he jugado para nada bien este año. He tenido algunos buenos partidos aquí, pero es lo que hay y tengo que aceptarlo. No me considero favorito ahora. Iré partido a partido, veremos lo lejos que llego”, señaló el serbio. No llega bien, pero ¿quién descartaría a Djokovic, un experto en las grandes citas?

Jannik Sinner: el número 2 del mundo empezó el año con todo, con la conquista del Australian Open, y siguió con los títulos de Rotterdam y Miami, más semifinales en Indian Wells, y Montecarlo. Sin embargo, una lesión en la cadera lo obligó a bajarse en los cuartos de final del torneo de Madrid y también del Masters 1000 de Roma, y aplacó su envión. “No llego con la preparación a la que estoy acostumbrado para un Gran Slam, pero espero ir ganando ritmo con cada partido. Trataré de llegar lo más lejos posible si mi cuerpo me lo permite, hice largas jornadas de entrenamiento y la cadera respondió bien”, afirmó el italiano. Su mejor resultado en Roland Garros lo consiguió en 2020, el año de su estreno, cuando perdió en los cuartos de final contra Nadal; en 2023 sufrió una inesperada caída en segunda ronda frente al alemán Daniel Altmaier.

Carlos Alcaraz: asoma como un potencial heredero de Nadal. Con 21 años, ha ido de menor a mayor en esta temporada, en la que hizo cúspide en Indian Wells, donde ganó su único trofeo de 2024. Los problemas en el antebrazo derecho también le han impedido rendir al máximo de su capacidad, y eso hace que llegue con muchas dudas y pocas certezas. Fue semifinalista en 2023, cuando llegaba como candidato natural, pero lo frenó un sonoro tropezón contra Djokovic, del que luego se desquitó en Wimbledon. “No tengo dolor, pero todavía el tema está ahí en la cabeza. Tengo que confiar en el trabajo que hecho y que se me vaya el miedo (a la lesión). En este momento, sigo teniéndolo”, reconoció el joven murciano. “Hay un amplio abanico de jugadores que pueden ganar los Grand Slams. Ves los partidos sin saber qué va a pasar. Eso es bonito, no saber quién va a ganar. No veo un favorito claro, sino que hay varios nombres que pueden estar ahí”, amplió.

Alexander Zverev: hace un par de años le dio batalla de igual a igual a Rafa en una gran semifinal en Roland Garros, hasta que una caída le produjo una gravísima lesión en los ligamentos del tobillo derecho, y no sólo lo sacó de un torneo de ensueño, sino que lo dejó varios meses sin jugar. Pero el germano regresó, y se anotó en la lista de candidatos con la obtención del Masters 1000 de Roma. Le tocó un estreno pesadísimo: aunque ya no se lo vea imbatible, ¿a quién le gusta cruzarse con Nadal en Roland Garros? Es un riguroso examen en lo tenístico y en lo mental para un jugador que, a los 27 años, continúa en la búsqueda de su primer gran título, y eso es una cuota extra de presión.

“Para ser sincero, quería volver a jugar contra Rafa, porque no quería que mi último recuerdo de un partido contra él fuera mi salida de la cancha en una silla de ruedas. De verdad quería volver a jugar contra Rafa aquí [en Roland Garros], aunque idealmente esperaba enfrentarme a él más adelante en el torneo. Es un sorteo difícil para los dos. Puedo asegurarles que ni Novak (Djokovic), ni Alcaraz, ni Sinner querían enfrentarse a Rafa en la primera ronda. Yo tampoco lo quería, pero así se dieron las cosas”, comentó el alemán.

Daniil Medvedev: con excepción de 2021 (cuartos de final) y 2022 (octavos), Roland Garros es un torneo esquivo para el ruso, que el año pasado se despidió a las primeras frente al brasileño Thiago Seyboth Wild. En la ruta de esta temporada, los grandes rivales asoman desde cuartos de final, con posibles cruces frente a Zverev, Nadal o Rune. Esta vez llega con ritmo y muchas victorias (24), sin títulos y con dos finales en el bolso: Australia e Indian Wells, ambas en canchas rápidas.

Andrey Rublev: otro jugador que se debe una gran actuación en Roland Garros, a partir de sus buenas actuaciones en canchas lentas. En el palmarés del 6º del ranking hay 16 títulos, incluidos dos Masters 1000 en polvo de ladrillo: Montecarlo 2023 y Madrid, hace unas semanas. Tiene dos cuartos de final en París, en 2020 y 2022. Rublev suele ser víctima de la irregularidad, pero tiene el potencial para llegar lejos.

Casper Ruud: finalista de Roland Garros en 2022 y 2023, el noruego es un notable jugador en tierra batida, y esta temporada conquistó el ATP 500 de Barcelona y fue finalista en Montecarlo y en Acapulco. Suele ser consistente en sus actuaciones, pero al mismo tiempo necesita un triunfo consagratorio ante un rival que termine de darle el impulso a ir en busca del premio mayor. Por su lado del cuadro acechan rivales de buen juego en canchas lentas, como Davidovich, Etcheverry y Taylor Fritz, antes de un posible duelo en cuartos de final contra Djokovic.

Stefanos Tsitsipas: es un caso similar al de Zverev, que puede rendir en gran forma en canchas lentas –este año conquistó Montecarlo-, e incluso finalista en París en 2021 y semifinalista en 2020; ambas veces perdió con Djokovic. El griego puede ser una amenaza para cualquier adversario, y si llega con confianza a las instancias decisivas, su primer gran título puede ser una posibilidad factible.

El arranque del torneo, que este año estrena un segundo estadio con techo -el Suzanne Lenglen se suma al Chatrier, con cobertura desde 2020-, cuenta con varios partidos atractivos, pero además del Nadal-Zverev hay otro que promete emociones a lo grande: Stan Wawrinka vs. Andy Murray. El suizo fue campeón en un 2015 histórico, el británico trepó hasta la final en 2016, y chocaron entre sí en la semifinal de 2017, con una enorme victoria de Stan en cinco sets. Es un duelo con un tinte nostálgico, a cargo de dos excampeones de Grand Slam, protagonistas de una rivalidad pareja (Murray domina por 13-9) y con varios episodios electrizantes. Posiblemente para alguno de los dos (o ambos) sea su último French Open, entre los 37 del escocés y los 39 del suizo, en un torneo que durante la qualy ya ha visto saludar con lágrimas a dos legionarios de grandes batallas que ya no regresarán: Dominic Thiem y Diego Schwartzman.

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