El proceso de venta del Chelsea ha dado un giro inesperado cuando parecía a punto de cerrarse. Solamente quedan tres posibles compradores y estaba previsto que se anunciara el definitivo a principios de mayo, pero de repente Roman Abramovich, que sigue siendo dueño del club, se ha desmarcado pidiendo 500 millones de libras más (unos 595 millones de euros).

El magnate puso en venta el conjunto londinense justo antes de que el gobierno británico le sancionara por sus vínculos con Vladimir Putin debido a la invasión rusa de Ucrania. Sus activos se encuentran ahora congelados y de ninguna manera puede beneficiarse de la venta del Chelsea, que además deberá ser aprobada por el ejecutivo de Boris Johnson, pero sí se está encargando de la operación en colaboración con el banco estadounidense The Raine Group, al que él mismo designó.

A mediados del mes de abril quedaron únicamente tres candidatos a hacerse con el club: un consorcio liderado por Martin Broughton, expresidente del Liverpool y de la compañía British Airways, en el que participan Lewis Hamilton y Serena Williams, otro grupo que encabeza el empresario Todd Boehly, copropietario de Los Ángeles Dodgers de la MLB, y otro conglomerado cuya cabeza visible es Stephen Pagliuca, con intereses en los Boston Celtics de la NBA. La familia Ricketts, dueña de los Chicago Cubs de la MLB, abandonó la carrera.

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Cuando se estaba a punto de saber cuál de los tres grupos se haría con el Chelsea, Abramovich les ha pedido 500 millones de libras más con la condición de que sean destinadas a obras de caridad, según informa Sky News. Esto haría que el precio final del Chelsea se situara en los 2.500 millones de libras (casi 3.000 millones de euros).

Y eso que la deuda restante del club, que asciende a 1.500 millones de libras (casi 1.800 millones de euros), será cancelada por Abramovich.

‘The Sun’ estima que de la venta del Chelsea se destinarían unos 1.200 millones de euros para la caridad, lo que sería una de las mayores donaciones a obras benéficas de la historia del Reino Unido. Se entiende que la petición de los casi 600 millones adicionales viene directamente del propio Abramovich, que planea establecer una fundación para las víctimas de la guerra de Ucrania.

Habrá que ver si este cambio de última hora trastoca los planes de los tres posibles compradores y alguno acaba echándose para atrás. Según medios británicos, el gobierno de Johnson le habría puesto un ultimátum al oligarca ruso para que la operación se cerrara cuanto antes.

Hay que recordar que el Chelsea se puso en venta el 2 de marzo y, debido a las sanciones a su propietario, no puede fichar jugadores ni renovar contratos, entre otras restricciones. De hecho, está operando gracias a una licencia especial del gobierno que expira el 31 de mayo. Muchos aficionados del conjunto blue rechazaron las medidas del ejecutivo británico e incluso se han visto pancartas y pintadas en Stamford Bridge en apoyo de Abramovich.

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