Conforme avanza el tiempo, los argumentos con los que contaba la Selección Mexicana para presumirse superior a Estados Unidos se acaban. Hoy en día la realidad dicta que las barras y las estrellas siguen creciendo, y una de las muestras es que su plantilla ya superó en valor a la del Tri.

Según la lista de las 100 selecciones más valiosas del mundo, realizada por el sitio especializado Transfermarkt, el valor del equipo de Estados Unidos ya es superior al de México. La escuadra dirigida por Gregg Berhalter está tasada en 209 millones de euros (sin contar a su figura, Christian Pulisic), mientras que el Tricolor tiene un valor estimado de 208 millones de euros entre los 31 jugadores que Gerardo Martino llamó para la gira por Girona.

Los nombres más valiosos de cada país son Christian Pulisic (valorado en 38 millones de euros), e Hirving Lozano (valuado en 30 millones de euros). Uno juega en el Chelsea, en la liga más competitiva del mundo; el otro es un jugador regular pero no indispensable en la Serie A.

Ambas naciones se ubican en la posición 24 y 25 respectivamente, están lejos de pelear con las grandes potencias quienes rebasan el valor de los mil millones de euros (caso de Inglaterra y Brasil). “La lucha” es entre ellos y parece que México sigue perdiendo aquella ventaja que antes parecía indiscutible.

La cantidad que se expresó como factor diferencial es solo la superficie del problema —para el Tri—. El valor de ambos planteles es similar, pero no la calidad de sus jugadores. Un elemento puede costar lo mismo que el otro, la diferencia recae en su desarrollo y potencial: mientras que uno es vendido a un club en Europa para crecer, hay otro que solo hace maletas para moverse dentro de la Liga MX.

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En el balompié mexicano existen movimientos internos de más de 10 millones por producto nacional (caso Rodolfo Pizarro), y se sobrevalora a los futbolistas, lo cual frena por completo el desarrollo integral.

Un ejemplo claro es el de Jesús Angulo, defensa de Tigres. Según el mismo portal los felinos desembolsaron cerca de 7 millones de euros para hacerse de su carta y servicios. Sí, ha jugado con una de las mejores plantillas, pero con 24 años parece que su futuro ya no está en tierras extranjeras, especialmente porque Gerardo Martino no lo considera un elemento titular en su esquema.

Por otro lado, Joe Scally, es un lateral norteamericano de 19 años que pertenece al Borussia Mönchengladbach; llegó cuando apenas tenía 18 por un módico precio de 2 millones de euros, su club, el New York City, le brindó todas las posibilidades para su salida.

La estadística dicta que tanto la Selección de Estados Unidos como el Tricolor están cercanos en cuanto a valor. Pero la realidad es que un país infla a sus elementos para aparentar que son de calidad mundial, y otro los tasa de una manera justa para poder exportarlos al balompié europeo, y así tengan un mejor desarrollo.

La valuación de jugadores sí puede ser un parámetro de calidad en el fútbol actual. Tal vez por eso en México se intente elevar el precio de los jugadores, para aparentar que son “cracks” cuando realmente no tienen madera de figura —en algunos casos—.

No es que un jugador mexicano no pueda alcanzar altos costos, el problema es que los que son de calidad media son cotizados en cifras exageradas para las condiciones que tienen. No es casualidad que en las ligas del viejo continente solo hay repartidos 22 mexicanos. En cambio, hay más de 70 futbolistas estadounidenses en las competencias europeas.

Quién tiene a las verdaderas perlas

La Selección Mexicana siempre presume de su historia, de Hugo Sánchez, de Rafa Márquez, pero, ¿hoy en día quién es el estandarte del cual se pueda alardear? 

¿Quiénes son los nuevos rostros que podrán ilusionar en las siguientes copas del mundo?

Nadie. El recambio generacional en el Tricolor no ha sido del todo exitoso. La nueva ola de norteamericanos es más estimulante que “las promesas” mexicanas. Algunos de los futbolistas que ganaron el bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 siguen estancados en la Liga MX (Alexis Vega, Uriel Antuna y Sebastián Córdova), y los que sí pudieron dar el salto (Johan Vásquez y Diego Lainez) no han dado los tamaños para trascender en Europa.

Para esta Copa del Mundo no hay un jugador mexicano que realmente despierte la ilusión y alce la mano para ser ese nuevo caudillo que llega cada 4 años. La atención se ha desviado más al tema sobre quién no debería estar en la lista final para Qatar 2022.

Y el problema es cíclico. Mientras los nuevos talentos no tengan la suficiente experiencia en escenarios internacionales, la trascendencia de la Selección Mexicana en las Copas del Mundo será casi nula.

En un partido mundialista será mucho más lógico que Giovanni Reyna, jugador de 19 años que milita en el Borussia Dortmund, resuelva un marcador cerrado, gracias a su experiencia en la Bundesliga; a que lo haga Roberto Alvarado, quien solo puede presumir que vence a las endebles defensas de la liga mexicana.

Cada vez hay menos elementos para que México se sienta superior. La historia es un pilar importante pero no es lo único que puede sostener la grandeza de un país que así se forjó.

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