Pista central de Wimbledon, 13:28, hora británica. Uno de los miembros más prestigiosos del All England Tennis, Lawn & Croquet Club, Roger Federer, entra con un elegante traje de color crema en el Palco Real del estadio en el que ganó ocho veces el Grand Slam británico. El público le recibe con una ovación atronadora y duradera, incluso con gritos, después de ver un vídeo que repasaba momentos de su carrera en el torneo, trufado por opiniones sobre él de compañeros y compañeras del circuito.

Un homenaje algo tibio para lo que se esperaba, sin discursos, muy sobrio, al estilo ingles, con la Princesa de Gales, Katie Middleton, presidiendo el breve acto, y la esposa de Federer, Mirko Vavrinec, aplaudiendo a su marido, que estaba emocionado, nervioso, podría decirse.

Roger ya había estado varias veces en Wimbledon después de anunciar su retirada. El año pasado acudió al evento conmemorativo de los 100 años de la Central. Días más tarde, volvió al Club y no le reconocieron en la puerta. Y hace un par de semanas estuvo jugando en la Pista 3, precisamente con Middleton. Y volverá todas las veces que quiera.

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