Por años, las secundarias públicas en México utilizaron libros que la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) adquirió en contratos millonarios con empresas privadas, algo que cambiará este ciclo escolar (2023-2024) por la entrega de nuevos ejemplares desarrollados y editados, ahora, por la Dirección General de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Entre 2018 y 2023, tanto la Conaliteg como la SEP formalizaron 2 mil 103 contratos con 86 empresas para la adquisición y servicios relacionados con los libros de texto de secundaria, en los que invirtieron un monto total de 4 mil 65 millones 471 mil 997 pesos, según datos registrados en Compranet.

A diferencia de los libros de primaria, a cargo de la SEP desde 1960, los estudiantes de secundaria recibían libros de editoriales reconocidas como SM de Ediciones, Pearson, Trillas, Esfinge, Larousse y Santillana, los proveedores más contratados durante la actual administración del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), en la que superaron los 90 contratos por empresa en el último sexenio.

Sin embargo, los contratos de estas y otras empresas no se renovarían para 2023 por el Nuevo Plan de Estudios de la SEP, el cual ya contemplaba el desarrollo gubernamental de los contenidos para educación básica. 

A semanas de arrancar el ciclo escolar, versiones digitales de los nuevos libros de texto salieron a la luz. Una ola de críticas despertó en torno a los contenidos aprobados para la Nueva Escuela Mexicana, un modelo promovido por el gobierno obradorista.

Especialistas y organizaciones encontraron repetidos errores y consideraron que existe una falta de capacitación a los y las docentes en el país, quienes apenas y han tenido contacto con los contenidos antes de empezar las clases el próximo 28 de agosto.  

En medio de este escenario y tras la orden de un juez sobre revisar y rediseñar los libros, el presidente López Obrador se negó a frenar la distribución de los libros de texto y aseguró que nada evitaría que estos llegaran a las aulas. 

Los ‘viejos’ libros de la SEP: De la inversión millonaria a la nada

El Nuevo Plan de Estudios de la SEP tuvo un camino atropellado desde agosto de 2022, cuando fue publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) con la promesa de una aplicación piloto, cancelada sólo dos meses después del decreto.

Para ese entonces, los contratos vigentes para libros de secundaria ya estaban en cuenta regresiva a diciembre de ese año: En 2023, el diseño y contenidos quedaría en manos de la SEP y las empresas, sin contratos. 

Durante los últimos seis años, el gobierno invirtió no sólo en la adquisición de los ejemplares, también en 21 contratos de servicios alternos, nueve de ellos hechos directamente por la SEP, por los que se pagaron más de 44 millones de pesos en conceptos como “desarrollo de contenidos susceptibles a ser utilizados en libros de texto”, adaptación técnico-pedagógica de contenidos, revisiones técnicas del material, por mencionar algunos.

Los datos de Compranet revelaron que las autoridades incrementaron y tumbaron la inversión a privados para libros de secundaria de 202 millones 739 mil 627 pesos en 2018 a más de 1 mil 659 millones en su punto más alto de 2022, año en el que se registró el contrato más grande del sexenio, donde se pagaron 309 millones 763 mil 130 pesos en un pedido federal de libros a la empresa Macmillan Educación S.A. de C.V. 

El 2022, fue fructífero y fatídico para las editoriales de libros de texto. Aunque en septiembre de ese año, mientras finalizaban los contratos, la organización Educación con Rumbo obtuvo el amparo de un juez federal para suspender las pruebas piloto del Nuevo Plan de Estudio con un objetivo concreto: que la SEP subsanara incertidumbres señaladas por el Poder Judicial que incluyeron falta de capacitación a docentes, de certeza en planes de estudio y en el propio programa piloto. A casi un año de ese momento, ninguno de esos puntos ha sido atendido por las autoridades.

Fueron editoriales ‘favoritas’, pero no recontratadas

De 2018 a 2022, Editorial Santillana S.A. de C.V. fue la empresa que más cobró al gobierno por libros de secundaria con montos que llegaron a los 626 millones 803 mil 151 seguida de SM de Ediciones S.A. de C.V. en segundo lugar con 469 millones 268 mil 472 pesos. 

Macmillan Educación S.A. de C.V. quedó en tercer lugar con 397 millones 378 mil 240 pesos en contratos con el gobierno y Ediciones Castillo S.A. de C.V. con 357 millones 786 mil 819 pesos. 

Del total de contratos del actual sexenio, el 85 por ciento se obtuvieron por adjudicación directa, un 12 por ciento por adjudicación directa federal, sólo un 2 por ciento por licitación pública y 0.3 por ciento por invitación a cuando menos tres personas. 

La SEP tomó el control de los contenidos en libros de secundaria para 2023, un año que ha sido especialmente crudo para el Nuevo Plan de Estudios. En mayo, la Unión Nacional de Padres de Familia obtuvo una suspensión definitiva para la impresión y revisión de los contenidos de educación básica, misma que no ha sido acatada por el gobierno. 

De hecho, la propia secretaría acordó reservar hasta 2028 la información que sustentó la creación del Nuevo Plan de Estudios y sus respectivos libros de texto, donde asambleas de trabajo con padres de familia, expertos y docentes aprobaron el contenido que mantiene en controversia a la SEP. 

A menos de un mes de iniciar las clases, la incertidumbre en torno al nuevo modelo educativo se mantiene vigente. Especialistas, docentes y padres de familia encuentran cada vez más complicaciones en las versiones digitales del material. El gobierno ya respondió: volverá a hacer conferencias vespertinas, creadas inicialmente para informar sobre el COVID-19, pero ésta vez para explicar de “de pe a pa” los libros de texto que usarán en primaria y secundaria en el próximo ciclo escolar.

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