La humanidad se enfrenta a retos complejos como el cambio climático y la perdida de biodiversidad. Por ello hay que apostar más que nunca por el conocimiento y la innovación, ha destacado hoy el presidente de la Fundación BBVA, Carlos Torres Vila, en la entrega de los Premios Fronteras del Conocimiento.
Esa apuesta es la que han hecho a lo largo de sus carreras los 18 premiados (cinco mujeres y trece hombres) que han recibido los galardones en el Palacio Euskalduna de Bilbao (norte).
La ceremonia celebró el poder transformador de la ciencia y la cultura como “actividades globales” que son “pilares esenciales” para guiar la toma de decisiones y encontrar soluciones a los grandes desafíos de la humanidad, según Torres Vila.
En su intervención abogó por “apostar decididamente por el conocimiento y la innovación” para abordar retos tan complejos como “la gravedad del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, ambos probablemente entre las mayores disrupciones de la historia”.
La ceremonia ha estado presidida por Torres Vila y la presidenta del CSIC, Eloisa del Pino, y ha contado con la presencia, entre otros, del Lehendakari (presidente regional), Íñigo Urkullu, y del alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto.
Del Pino ha agradecido a los premiados que su trabajo contribuya a resolver “problemas como la lucha contra la enfermedad, la conservación de la biodiversidad, la adecuada distribución de la riqueza o la estabilidad de la democracia”.
Mientras Urkullu cerró el acto señalando que la ciencia es “una obra de arte colectiva”, el resultado de “un esfuerzo colaborativo en beneficio de un bien común”.
Uno de los retos más urgentes es el calentamiento global que han estudiado los premiados en Cambio Climático. La holandesa Ellen Thomas y el estadounidense James Zachos descubrieron que hace 56 millones de años hubo un efecto invernadero que ofrece una analogía del actual cambio climático causado por el ser humano.
Thomas ha advertido de que “la Tierra estará bien, como lo ha estado durante cientos de millones de años, somos nosotros, los humanos, los que no lo estaremos”.
Las estadounidenses Susan Alberts, Jeanne Altmann y Marlene Zuk, premiadas en Ecología y Biología han proporcionado con sus trabajos una guía para identificar las acciones más eficaces para conservar una amplia gama de animales.
Alberts ha explicado que, con Altmann, ha tratado de “ampliar los límites del conocimiento sobre cómo se desenvuelven los primates no humanos, y por extensión nosotros mismos, en los complejos paisajes sociales y físicos en que vivimos”.
En un momento marcado por el debate sobre la inteligencia artificial, los galardonados en Biología y Biomedicina David Baker (EE.UU) y John Jumper (EE.UU), además de Demis Hassabis (Reino Unido) han demostrado el potencial de la IA para predecir el plegado de proteínas y la creación de otras nuevas.
Ante nuevos retos como las enfermedades asociadas al envejecimiento o el calentamiento global necesitaremos proteínas distintas, ha señalado Baker, quien ha indicado que esta técnica ya se usa para desarrollar curas contra el cáncer o en tecnologías para un mañana más sostenible.
El italiano Alberto Sangiovanni, premio en Tecnologías de la Información y la Comunicación, revolucionó el diseño de chips semiconductores, sin los cuales la inteligencia artificial sería “del todo imposible”, ha dicho.
En el debate sobre los riesgos potenciales de tecnologías, Sangiovani ha recalcado que al concebir ideas y darles vida, hay que tener “en cuenta la ética y asegurarnos de que nuestras creaciones no perjudiquen a los seres humanos ni al medio ambiente”.
El filósofo australiano Peter Singer y el psicólogo experimental canadiense Steven Pinker, premiados en Humanidades han reivindicado en sus discursos el poder de la racionalidad para guiar nuestra orientación ética e impulsar el progreso.
Singer ha realizado un alegato en defensa de “nuestra facultad de raciocinio” como “la única manera fiable de adquirir conocimientos y avanzar hacia un mundo mejor”.
El compositor Thomas Adès, premiado en Música y Ópera, ha mencionado a su madre, historiadora del surrealismo, gracia a quien creció con las figuras de Luis Buñuel y Salvador Dalí. “Para mí las paradojas de la obra de Buñuel forman parte de la vida”.
Además ha destacado que el arte español a menudo le ha servido de inspiración y ha recordado que Bilbao fue “el primer lugar de la Tierra” que vio fuera de Gran Bretaña.
Los pioneros de la física del attosegundo, Anne L’Huillier (franco sueca); Paul Corkum (Canadá) y Ferenc Krausz (húngaro austriaco) son distinguidos en la categoría de Ciencias Básicas.
En una ceremonia con solo cinco premiadas, L’Huilier ha dicho que al aceptar este premio espera “contribuir a alentar a otras mujeres a perseguir el sueño de dedicarse a la investigación científica”.
El británico Timothy Besley, el sueco Torsten Persson y el italiano Guido Tabellini han recibido el galardón en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas por transformar el campo de la economía política para convertirla en una ciencia moderna, empírica e interdisciplinar.