¿Cómo nos comportamos a la hora de comprar? ¿Tenemos en mente el planeta? ¿Cómo de implicados estamos a la hora de hacer nuestra cesta de la compra habitual? Junto a Laura González, responsable de nutrición, salud y bienestar de Nestlé en España y Azucena Fernández, especialista en análisis de mercados, también de Nestlé, descubrimos cómo llevar una vida más sostenible y respetuosa con el planeta siendo un consumidor consciente.

Según datos del observatorio de Nestlé, actualmente consumimos más alternativas vegetales a la carne y a los lácteos, buscamos soluciones para evitar el desperdicio alimentario, hacemos un mejor uso de los envases y valoramos más los productos locales y de temporada. 

“Lo más novedoso es que actualmente la sostenibilidad se ha convertido en un pilar más en la toma de decisiones de los compradores al igual que lo ha sido y lo sigue siendo tradicionalmente la salud, el bienestar y la justicia social”, apunta la nutricionista.

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¿A qué nos referimos cuando hablamos del consumidor consciente?

Cuando hablamos de una parte de la población en la que además del bienestar animal, social y la salud, la sostenibilidad es parte de la decisión de compra de sus hábitos y rutinas, nos encontramos ante el consumidor consciente. 

Hoy en día los consumidores conscientes representan el 22 % de la población. Además, hay que tener en cuenta que uno de cada cinco consumidores son eco-conscientes y la previsión es que en cinco años pueden duplicarse alcanzando el 38 %.

En todos ellos la reducción del desperdicio alimentario y el aprovechamiento, dentro del marco del ahorro y la consciencia, son básicos.

Hábitos más sostenibles

Un rasgo importante de los consumidores conscientes es que son muy realistas, quieren que las cosas funcionen de otra manera pero para conseguirlo tienen claro que hay que marcarse pequeños objetivos, como:

  • Reducir los alimentos de origen animal. Elegir dos días a la semana en los que su alimentación se vaya a basar sólo en vegetales.
  • Reciclar.
  • Evitar el desperdicio alimentario.
  • Planificar el menú.
  • Apostar por alimentos secos.

Apostar o priorizar alimentos ecológicos

“Optar por alimentos ecológicos es una de las formas de actuar como consumidor consciente, sin embargo, muchas personas entienden que los productos biológicos, ecológicos u orgánicos son cosas distintas y no es así, ya que tanto unos como otros están regulados bajo la misma normativa y por lo tanto, todos cumplen con las mismas características y requisitos”, explica Azucena Fernández.

Buena parte de los consumidores no conocen el papel que juega este tipo de oferta dentro de una alimentación sostenible, que lo que pretende es minimizar los efectos negativos en el planeta.

En este sentido, el mercado ecológico es muy importante en nuestra sociedad, y en 2016 España ya se situaba entre los diez países que más producían este tipo de alimentos.

La técnica de girar el envase

Girar el envase para comparar los ingredientes y el resto de información es un gesto cada vez más común entre los compradores, ya que “los consumidores somos cada vez más exigentes y buscamos transparencia, por eso, cada vez nos fijamos más en los envases para valorar la calidad global del producto. De hecho, tres de cada diez personas ya consultan el reverso de los packs en el supermercado”, aclara Fernández.

Aunque valorar la calidad global puede ser difícil, puesto que cada persona tiene su propio rango de requisitos para que un producto sea de calidad mayor o menor. 

Hay consumidores especialmente sensibles en cuestiones relacionadas con la nutrición. “Son personas que consultan etiquetas, ingredientes, comprueban si un producto contiene algún sello que indique la calidad o presencia de algún alérgeno”, puntualiza la nutricionista.

Otros en cambio son compradores con una sensibilidad mayor en aspectos relacionados con la sostenibilidad.

En todo caso, la premisa más importante es la búsqueda de marcas que cumplan con la sostenibilidad en recursos energéticos utilizados, transporte, el bienestar animal, el sello de garantía ecológica, las intolerancias y el uso responsable de envases, evitando los que no son reciclables.

¿Cómo está evolucionando la organización de la compra?

La manera en la que organizamos la compra también está cambiando. Ahora las familias hacen compras más planificadas y prefieren establecimientos próximos, además, vamos más veces a las tiendas, por lo que optamos por compras más reducidas y compramos productos básicos pero menos frescos para reducir el desperdicio.

“En definitiva, se trata de cestas de la compra más pequeñas, con productos básicos y menos compra impulsiva”, señala la especialista de mercados de Nestlé.

Una tendencia que puede ser una buena oportunidad para la salud del planeta. El hecho de que planifiquemos más tanto la lista de la compra como los menús semanales en los hogares, nos permite desperdiciar menos alimentos, priorizar en recetas de reaprovechamiento y apostar por el batch cooking.

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