“El país de la carne se quedó sin asado”, asegura Carlos, un taxista de 70 años, quien es tajante al señalar que la inflación en Argentina —que alcanzó un nivel de 105.5 por ciento anual hasta marzo pasado, de acuerdo con la Dirección de Estadística y Censos— deja a la mayor parte de la población “con las manos vacías”, lo que obliga a personas de su edad a trabajar jornadas de 12 horas en lugar de pensar en su jubilación.

Tras avanzar unos metros por la 9 de Julio —una de las arterías principales de la capital argentina, que tiene el récord de ser la avenida más ancha del mundo con 12 carriles y la segunda más larga, por detrás de la Yonge Street, de Toronto, en Canadá— Carlos continúa con sus críticas a la situación económica.

“Argentina tiene muchas tierras. Si tiras unas semillas en una maceta, nace un árbol”, dice. “Mi mujer fue a comprar para comer y una cebolla, ¡una cebolla está en 50 pesos (argentinos)!”, reprocha.

Anuncios

María coincide con los comentarios de Carlos. La mujer de 40 años tiene dos empleos. Labora en una clínica estatal de las 6:00 a las 14:00 horas y luego conduce un Uber el resto de la tarde-noche. Su salario mensual, dice, es de 300 dólares, unos 5,500 pesos mexicanos, al tipo de cambio de este 5 de abril.

El pasado 21 de marzo, el Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) aprobó un incremento de 26.6 por ciento en el salario mínimo. A partir del próximo 1 de junio, el piso salarial en Argentina será de 87,987 pesos argentinos, equivalentes a 7,600 pesos mexicanos al tipo de cambio de este 5 de abril.

Aunque parecen insuficientes, en lo que va de este año se han aplicado tres incrementos al salario mínimo:

Enero: 65,427 pesos argentinos, unos 5,600 en moneda nacional.

Febrero: 67,743, cerca de 5,900 pesos en México.

Marzo: 69,500, unos 6,100 pesos mexicanos.

Publicidad