Como parte de su estilo personal de gobernar, las decisiones que tomó Andrés Manuel López Obrador en materia de infraestructura no estuvieron exentas de polémica pues para el desarrollo de los más relevantes proyectos tomó caminos que expertos han catalogado como arriesgados y lejos de un sustento financiero a largo plazo.
La administración lopezobradorista será recordada por los megaproyectos en el sector ferroviario y energético, primordialmente, así como por su incierta utilidad en relación con la cantidad de recursos públicos invertidos para su edificación.
El nacimiento del AIFA
Uno de los primeros proyectos que anunció el jefe del Ejecutivo federal fue la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) en la Base Aérea de Santa Lucía, luego de realizar una consulta ciudadana que arrojó como resultado una mayoría ciudadana por la negativa a la continuación de la edificación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), en Texcoco, impulsada en el gobierno de Enrique Peña Nieto.
Cuando López Obrador decidió echar atrás este proyecto aeroportuario, la obra tenía un avance cercado al 30 por ciento y su presupuesto se total se había fijado en unos 285 mil millones de pesos.
El gobierno federal consideró que construir el NAIM implicaría un gasto enorme para las finanzas públicas por sus costos operativos y sólo echaría por la borda los esfuerzos para ampliar la capacidad aérea del centro del país a través de los aeropuertos de Toluca, Cuernavaca, Puebla y la Ciudad de México.
De igual forma, consideró que su construcción en los terrenos del antiguo Lago de Texcoco sería de alto riesgo pues los terrenos siguen siendo un importante vaso regulador de aguas pluviales y previene mayores inundaciones en la Ciudad de México.
En 2021, ya con el proyecto del NAIM cancelado, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) anunció que el costo de no continuar con el NAIM tuvo un costo de 113 mil 327 millones de pesos, sin embargo, en aquella ocasión trascendió un supuesto informe que fijó en 331 mil millones de pesos el desembolse de las arcas nacionales para la interrupción del proyecto.
Esta fue una de las razones que motivaron la interposición de cuando menos 147 amparos para la construcción del AIFA por parte del Ejército mexicano, promovidas por colectivos de la sociedad civil que acusaron un despilfarro del presupuesto federal así como diversas violaciones al medio ambiente y derechos humanos.
Pese a la inconformidad de organizaciones civiles y el respaldo del Poder Judicial a través de recursos de suspensión, en 2021 el presidente López Obrador decidió declarar las obras de infraestructura de su gobierno como de interés y seguridad nacional y con ello logró blindarlas de cualquier acción judicial que impidiera su desarrollo.
Los tropiezos del Tren Maya
La misma suerte corrió con el Tren Maya y su incursión a través de 1 mil 554 kilómetros de recorrido por Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas, pues organizaciones medioambientales interpusieron más de 50 amparos contra la edificación de los tramos 5, 6 y 7 de este proyecto argumentando falta de estudios de impacto ambiental, la tala de árboles y la contaminación del agua, entre otros reclamos.
No obstante, el gobierno de López Obrador pudo sortear las restricciones judiciales e inauguró la primera etapa de esta megaobra el pasado 15 de septiembre de 2023, cuyo costo supera los 500 mil millones de pesos, y muy por encima de los 150 mil millones de pesos estimados al inicio del proyecto, de acuerdo con información revelada por Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
Sin embargo, durante esta administración se impulsó la construcción del Ferrocarril Interoceánico del Istmo de Tehuantepec con una vocación en el traslado de carga y su vez como transporte de pasajeros con una inversión de 330 millones de pesos.
A este proyecto también se suman los trenes Interurbano México-Toluca y aún en construcción el ramal que conectará al Suburbano, en el centro de la Ciudad de México con el AIFA.
El sueño de la refinería de Dos Bocas
A estas obras, se suma la edificación de la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Paraíso, Tabasco, en medio de la crisis financiera y producción que aquejan a Petróleos Mexicanos (Pemex) y cuyos costos, que se estiman en cerca de 20 mil millones de dólares, apenas han logrado producir alrededor de 1 mil 144 barriles de gasolina magna, luego de dos años de su inauguración, según datos revelados por la paraestatal.
En un inicio, el gobierno federal proyectó que la refinería de Dos Bocas costaría 8 mil millones de dólares.
El director de Pemex, Octavio Romero Oropeza, estimó que hacia finales de 2024, la refinería Olmeca procesará 177 mil barriles diarios de petróleo crudo de los 340 mil barriles de crudo que es su máxima capacidad.
Durante agosto, la nueva refinería produjo 84 mil 128 barriles de petróleo crudo.