La mayoría de las ciudades y municipios de Alemania enfrenta una situación financiera crítica que podría derivar en una ola de bancarrotas municipales, advirtió el alcalde de Essen, Thomas Kufen, en declaraciones al diario Bild. El funcionario señaló que, en Renania del Norte-Westfalia —el estado más poblado del país— solo 10 de las 396 ciudades presentan un presupuesto equilibrado, una tendencia que, asegura, se repite en el resto del territorio alemán.

De acuerdo con estimaciones citadas por el medio, el déficit combinado de las ciudades del país alcanzará los 30,000 millones de euros este año, por encima de los 24,000 millones registrados en 2024, la cifra más alta desde la reunificación alemana. En Essen, donde inicialmente se proyectaba un ligero superávit de 1.7 millones de euros, las autoridades reportan ahora un déficit de 123 millones.

Ante este escenario, Essen implementó una política de “gestión presupuestaria restrictiva”, que limita el gasto a servicios esenciales como bienestar social, salarios y atención de emergencias. Todo desembolso que supere los 5,000 euros requiere autorización del tesorero municipal.

Kufen atribuye la crisis al aumento sostenido de los costos en asistencia social, servicios de bienestar infantil y juvenil, alojamiento e integración de refugiados, así como al reciente incremento salarial en el sector público. Aunque la ciudad recibirá 335 millones de euros durante los próximos 12 años, el alcalde advirtió que esa cantidad apenas equivaldría a la construcción de “dos escuelas y media”, por lo que subrayó la necesidad de reducir la burocracia y agilizar los procesos administrativos para aprovechar mejor los recursos disponibles.

La situación financiera de los municipios ocurre en paralelo a una creciente incertidumbre económica en el país. Datos de la Iniciativa Nueva Economía Social de Mercado (INSM) revelan que empresas alemanas planean recortar 147,522 empleos en 88 sedes corporativas. Su director ejecutivo, Thorsten Alsleben, alertó que, si el canciller Friedrich Merz no modifica pronto el rumbo económico, Alemania corre el riesgo de perder su atractivo como destino de inversión.

Las críticas hacia el Gobierno se han intensificado. El exvicepresidente del Bundestag, Wolfgang Kubicki, acusó a Merz de haberse convertido en “el canciller del decrecimiento”, al señalar que, bajo su mandato, han aumentado la deuda pública y el desempleo. El propio Merz reconoció en agosto que el país atraviesa una “crisis estructural”, cuyos desafíos son “mucho más arduos” de lo previsto inicialmente.

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