Por Jorge Luis Cortés
Ya sea Netflix o Paramount. El conglomerado que surja a partir de la compra de los estudios de cine y televisión de Warner Bros. Discovery, así como de su división de streaming, supondría un nuevo riesgo para la televisión pública, para los pequeños estudios, y para las y los creadores independientes, advirtió la Mtra. Claudia Arruñada, adscrita al Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana.
Esta compra lo que nos viene a poner sobre la mesa es el absoluto debilitamiento de la televisión abierta, sobre todo la pública, que de por sí ya venía perdiendo audiencias desde hace tiempo, sobre todo las más jóvenes, ejemplificó la académica, quien señaló que pese a que este tipo de transacciones puede reducir la oferta de streamings, no necesariamente democratiza los precios, y aún habiendo quien pueda ajustar su bolsillo a los nuevos costos, Arruñada invitó a pensar en el público que no puede hacerlo y consume de espacios pequeños que podrían verse afectados o incluso desaparecer al irse los anunciantes con los conglomerados: en el momento en que estos monstruos aumenten su rebanada del pastel del entretenimiento, se quedan vulnerables.
Sobre la realización cinematográfica, la especialista recordó que la compañía que se haga de los estudios y de la división de streaming de Warner Bros. Discovery accederá al control de un inmenso catálogo incluidos éxitos de taquilla y rating como Harry Potter, Game of Thrones y el DCU: Esto es un golpe duro a la pluralidad, a la creación desde el arte y a la posibilidad de narrativas independientes, diversas e innovadoras, porque teniendo el control de una gran productora, siendo ya de por sí una gran productora, te conviertes en una máquina imparable que, aunque compite con otros grandes conglomerados, golpea en primera instancia a las y los realizadores independientes que de por sí suelen enfrentarse a una demanda que se basa en estrategias de marketing. Además, sugirió la entrevistada, estos conglomerados terminan marcando la batuta de calidad y terminan por decidir quién juega y quién no.
No consumir es una opción, aceptó la experta, pero también refirió que ésta podría ser una idea un tanto utópica, tomando en cuenta lo que ha sucedido con otros medios de consumo como el Internet o las redes sociales: había quien se negaba a usarles, pero, al final, no hacerlo implicaba estar fuera de un montonal de procesos sociales y culturales.
Controlar la producción de cine y televisión es controlar narrativas, recordó la también investigadora en Tecnología y Transformaciones Sociales, y señaló que este tipo de transacciones involucran a diferentes actores como integrantes de mesas directivas, pero también a órganos vinculados a los gobiernos que se dedican a proteger al consumidor pero que, consideró, se presta a un manejo de agenda y de las estructuras comunicacionales, así como una diseminación de los discursos oficiales.
Por el momento coyuntural que vivimos en el mundo, creo que es importante revisar este tipo de procesos que marcan también el acomodo ideológico y económico de los grandes jugadores. Vale la pena captar en dónde se están acomodando los intereses, cómo se mueve el tablero, y qué impacto termina generándose en nuestros métodos de consumo y bolsillos, porque, insisto, que existan menos streamings no necesariamente nos facilita la vida y da posibilidad de que quien tiene la pelota en su campo marque el juego, declaró la entrevistada.
¿Por qué Warner Bros. pone a la venta sus estudios y sus sistemas de streaming con grandes planes por delante, como una serie de Harry Potter que promete extenderse 10 años; la expansión de la franquicia de Game of Thrones; nuevas temporadas de Welcome to Derry, la precuela de It; o el resurgimiento de las adaptaciones de DC Cómics? La Mtra. Claudia Arruñada considera que, en parte, por razones económicas, pero también por la misma razón por la que suelen comprarse cosas, por la que se crean partidos políticos, o por la que se trata de impulsar ideologías: hacerse de poder.
La profesora de la IBERO se detuvo a revisar la historia de Netflix, empresa que, desde su punto de vista, ha sido menospreciada en varios momentos de su existencia, como cuando Blockbuster la descartó, cuando los grandes estudios se negaron a la idea del poderío del streaming, o como cuando otras grandes marcas decidieron hacerse la competencia directa con servicios como Prime Video, Disney+, HBO Max, o incluso el mexicano Blim de Televisa, que terminó convirtiéndose en VIX: lo que está pasando es también una especie de recordatorio de que las balanzas siempre se pueden voltear.
Explotación de las franquicias a nivel transmedia, crossovers, impulso de franquicias, o incluso la cancelación de proyectos anunciados en su momento con bombo y platillo. Todo podría pasar una vez se concrete la compra, y no habrá más que esperar y mantenerse pendientes, llamó la Mtra. Claudia Arruñada.








