Durante un tiempo, parecía que Grupo Elektra, uno de los minoristas de electrodomésticos más grandes de México, estaba a punto de convertirse en una acción zombie. Las acciones dejaron de cotizar en julio a petición de su accionista mayoritario. Cuando los reguladores quisieron levantar la prohibición, la empresa presionó para extenderla, lo que generó un estira y afloja y dejó a los inversionistas en el limbo.

Luego, el lunes, comenzaron a aparecer operaciones que valoraban las acciones en un 50% menos de lo que valían en julio. Una oferta tan baja normalmente activaría un disyuntor en la bolsa de valores, pero el regulador de valores CNBV ordenó una anulación, lo que desafiaba una orden judicial ganada por los abogados del accionista controlador de Elektra, el multimillonario Ricardo Salinas Pliego.

Al final de la sesión, las acciones de Elektra cayeron un 71%, lo que esfumó US$5.500 millones de la fortuna de Salinas. El golpe, que representa la mitad de su riqueza, provocó su salida de la lista de los 500 más ricos del mundo.

El propio Salinas ha restado importancia a la debacle, bromeando sobre el impacto en su riqueza. El miércoles, mientras volaba de Ciudad de México a Buenos Aires en su avión privado, publicó en X: “Esta pobreza en la que dicen que he caído no se siente tan mal”. La prolífica personalidad de las redes sociales —con 1,9 millones de seguidores en X— ya se había mofado de quienes comentaban sobre su riqueza, llamándolos idiotas y agregando que la caída se debió a su decisión de privatizar las acciones.

El viernes, la acción repuntó hasta un 34% en las operaciones de la tarde, lo que provocó breves pausas debido a la volatilidad, antes de recortar las ganancias. El valor aún está a punto de terminar la semana con una caída de alrededor del 70%.

Luciano Pascoe, portavoz de Grupo Salinas, escribió en X el martes que era natural que las acciones cayeran dado que la compañía retiró sus acciones de la bolsa en medio de la investigación por fraude. “¿Es esto lo que vale Elektra? No, vale mucho más y sus estados financieros lo demuestran”, publicó.

La compañía no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios el viernes.

Antes de la caída de las acciones, la compañía sugirió que podría demandar a los reguladores y a la bolsa si estas permitían que se reanudaran las operaciones. Cuando las acciones se desplomaron el lunes, ampliaron esa amenaza implícita a cualquiera que negociara con ellas.

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