Lucía Romo Alanís, profesora de cátedra de EGADE Business School

En nuestro acelerado panorama empresarial, la inteligencia artificial (IA) no es solo una ventaja competitiva, sino una necesidad para las organizaciones que desean mantenerse a la vanguardia. Pero, ¿realmente lo es? 

Muchas empresas están dando pasos rápidos y valientes hacia el mundo de la IA: contratan talento especializado, pagan grandes sumas por un software sofisticado, instalan una infraestructura compleja y hasta cambian estructuras y procesos organizativos. Algunos directivos lo hacen por FOMO (Fear Of Missing Out – o miedo a perdérselo), de forma similar a un adolescente que se entrega a la última tendencia de TikTok. 

Pero antes de realizar una gran inversión en IA para resolver un problema empresarial, conviene formular una pregunta crucial: ¿El problema requiere una solución de IA o se trata de una simple automatización de software? 

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IA o automatización 

Si bien la IA ofrece capacidades avanzadas para el análisis de datos, el reconocimiento de patrones y la toma de decisiones, en muchos escenarios se puede utilizar una automatización simple para optimizar tareas repetitivas, mejorar la eficiencia operativa y reducir el error humano, sin la complejidad y los requisitos de recursos asociados con la IA. 

Imaginemos una empresa minorista que tiene como objetivo mejorar la retención y la satisfacción del cliente. Para lograrlo, busca implementar una estrategia que identifique cuando un cliente es candidato a obtener un descuento. Este problema empresarial se puede abordar de dos maneras diferentes: 

  • Utilizando una automatización simple se pueden programar condiciones que generarán automáticamente un descuento cuando las mismas se cumplan. Por ejemplo: si el cliente ha visitado la tienda más de 10 veces en el último año, obtiene un 20% de descuento. No se necesita IA para esto. 
  • Pero si lo que se desea es un algoritmo que analice la demografía y el comportamiento de los clientes y descubra patrones no obvios, para luego hacer una recomendación sobre a qué clientes ofrecer un descuento, ahí entra la IA. 

Ahora bien, ¿se alcanzará el objetivo empresarial de retención y satisfacción del cliente utilizando un enfoque de automatización simple? Lo más probable es que sí, ahorrando gran parte del dinero y tiempo que consume desarrollar un algoritmo de IA. En este ejemplo, en comparación con un enfoque de automatización, los algoritmos de IA pueden mejorar esas métricas de forma marginal. 

Y si al final de este proceso se determina que el mejor camino a seguir es la IA, entonces la empresa minorista necesitará mirar hacia adentro: desde sus procesos actuales hasta los datos que tiene disponibles, la compatibilidad del sistema, el talento y, sobre todo, la alineación cultural. 

Como líder de negocio, yo, como muchos otros, he sentido el deseo de apresurarme a implementar la IA siempre que sea posible. Y no me malinterpreten, la IA es maravillosa y tiene un gran potencial, y debemos seguir aprendiendo sobre ella y utilizarla en nuestro beneficio. 

Pero, si bien necesitamos crear un entorno de aprendizaje y una cultura para experimentar y aprovechar las ventajas que aporta la tecnología, también debemos ser conscientes. Debemos darnos cuenta de que algunos problemas se pueden seguir resolviendo mediante una simple automatización. 

Se trata de encontrar la solución adecuada al problema que intentas resolver. 

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