Nunca tantas personas habían trabajado tanto por tan poco en México como ahora, según surge de la cifra de personas que laboran en “condiciones críticas” en este país latinoamericano, que aumentó en el primer trimestre del 2022 a su mayor nivel desde 2005, cuando comenzó a llevarse registro de este tema.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló en un informe que una de cada tres personas trabajaba en situación precaria durante este período, es decir, 31.8% de la población ocupada, lo que significa que hacía jornadas de más de 48 horas a la semana, pero por un pago de apenas dos salarios mínimos (525 dólares mensuales).
En este grupo también se incluye a personas que trabajan más de 35 horas a la semana, pero ganan un salario mínimo (262 dólares mensuales). El aumento de personas que se desempeñan en condiciones extremas en los primeros tres meses de 2022 fue de 30.51% anual entre enero y marzo del 2022.
“La relación entre el tiempo de trabajo y los ingresos que se perciben se encuentra en uno de los puntos más críticos de los últimos años”, afirmó el académico de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Clemente Ruiz.
Para el experto, estas dramáticas estadísticas reflejan la “debilidad del mercado laboral que obliga a las personas a aceptar un empleo en malas condiciones por su situación económica”.
También muestra que los hogares mexicanos en esta etapa post pandemia viven en “condiciones de subsistencia” en medio de un proceso de empobrecimiento de las clases medias de México, a juicio de Ruiz.
Carlos Moreno, docente de la misma facultad de la UNAM estimó que México sufre cada vez más de una fuerte “precarización del mercado laboral” y la política de recuperación del salario mínimo impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador desde su asunción basta para frenarla.
“Por sí sola, es insuficiente para corregir el problema”, indicó al considerar que “si se quiere avanzar” en defensa de un mejor salario y condiciones laborales más dignas “se debe abandonar la estrategia de austeridad republicana”, que ha impulsado López Obrador y ha adelgazado el sector público, recortando gastos de inversión.
Hace un año, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de INEGI señaló que como resultado de la pandemia de Covid-19, las tendencias del trabajo en México se tradujeron en un “golpe al mercado informal y un incremento considerable de la población que trabaja menos horas de las que quiere y puede”.
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Además, arrojó que hubo “un retraso, tal vez de décadas, en la participación de las mujeres en el mercado laboral”.
Sin embargo, los expertos consideran que el impacto mayor se tradujo en una “precarización aún mayor de la situación de trabajo de millones de mexicanos”.
Definida como “la situación que viven los trabajadores sujetos a condiciones por debajo del límite considerado como normal, especialmente cuando los ingresos económicos que se perciben por el trabajo no cubren las necesidades básicas de una persona”, la precarización se percibe más fácil cuando se hacen analogías entre generaciones.
“Nuestros padres o abuelos solían durar más tiempo en un mismo empleo, obtener prestaciones como seguridad social, cajas de ahorro o pensiones, y tener una sola fuente de ingreso que bastaba con satisfacer las necesidades básicas de su hogar”, señala Karla Ruiz, del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“Hoy, la realidad es distinta”, señaló la especialista, quien considera que “si bien al cierre de 2020 se mitigó, en parte, el efecto de la crisis sobre el mercado laboral” luego que se recuperaron 9 de los más de 12 millones de empleos perdidos al cierre de 2020 y en el primer trimestre se agregó otro millón, las condiciones de empleo “no son las deseables”.
“En medio de una crisis de salud que, si bien vislumbra un panorama más optimista gracias a la aplicación de la vacuna, aún pone en riesgo la salud de la población, los trabajadores pueden acceder cada vez menos a atención médica gratuita”, afirmó Ruiz, que ha trabajado también con la organización civil “México Cómo Vamos”.
La experta estima que si bien es apremiante la creación de empleos también es urgente “otorgar a los mexicanos fuentes de sustento que protejan sus derechos y les den una mejor calidad de vida”.