En medio del mayor cambio global en la historia hacia una matriz de generación eléctrica limpia, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene su política de rescatar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) estableciendo su preponderancia del 54% de la generación de energía sin importar la tecnología que utilice o si se postergan los objetivos de transición energética y acuerdos internacionales en materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a través de la producción de electricidad.
Apenas en noviembre de este año, la conferencia del clima COP26 de Glasgow, Escocia, ha aumentado la presión para acabar con los combustibles fósiles, y con el carbón en particular, con la firma de tres compromisos multilaterales para ir abandonando la generación de electricidad con hidrocarburos, responsable del 25% de las emisiones de CO2.
Por un lado, 23 países se comprometieron por primera vez a no construir nuevas centrales eléctricas de carbón para acelerar la transición hacia las energías limpias, lo que eleva ese bloque total hasta 42 Estados.
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Aunque esa declaración no lleva la firma de Estados Unidos, India, China ni México, entre los nuevos países se cuentan Indonesia, Vietnam, Corea del Sur, Egipto, España, Nepal, Chile, Ucrania y Polonia, responsable, este último, del 96 por ciento de la hulla extraída en la Unión Europea en 2020 y el 43% del total del consumo de carbón en el bloque comunitario.
Potencial no aprovechado
Luis Pedrero Ojeda, doctor en Física por los Institutos Max Planck en Alemania, experto en energía solar y profesor en el Tecnológico de Monterrey campus Toluca, explicó el panorama actual de México en cuanto a uso de energía renovable en el país.
A decir de este experto, México tiene el potencial para usar energías limpias debido a sus condiciones geográficas ya que lo hacen un país con gran potencial para aprovechar, específicamente, dos de estas fuentes de energía, la solar y la eólica, para producir energía eléctrica.
“Se pueden construir más parques solares porque en el centro y norte del país hay una radiación solar altísima. Por año tenemos arriba del 95% de radiación solar, es decir, casi no hay días nublados”, aseguró en su ponencia magistral en el Tec. de Monterrey. “Si seguimos como ahora, en el futuro estaremos muy mal. Tenemos que alcanzar mínimo las cifras que acordó México en el Acuerdo de París”.
Cabe recordar que el Acuerdo de París se firmó durante la vigésimo primera Conferencia de las Partes (COP21) en 2015 y firmaron 195 países con el fin de limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1.5 grados centígrados.
En dicho acuerdo, México se comprometió a que el 35% de su energía provendría de fuentes renovables para el año 2024 y 43% para el 2030.
Hoy, según la Secretaría de Energía (Sener) en el país existe infraestructura para generar energía renovable en un 31%, pero no significa que ese sea el porcentaje que se genere continuamente.
“Se dice que hay intermitencia porque por ejemplo, una celda solar no recibe sol durante la noche, entonces deja de producir energía”, explicó Luis Pedrero, “para solucionar esto, existen sistemas de almacenamiento de energía, pero no están muy desarrollados. Se necesita seguir mejorándolos para utilizar energías renovables las 24 horas”.
Pero el presidente del Global Wind Energy Council (GWEC) para Latinoamérica, Ramón Fiestas, explicó a El Economista que el año pasado México cayó del segundo al cuarto lugar en nueva infraestructura de generación de electricidad eólica.
Y es que en el 2020 se instalaron 4,673 megawatts eólicos en América Latina, de los cuales, 49.5% correspondido a Brasil; 21.7% a Argentina; 14.6% a Chile, y México sólo abonó con 12.3% de está infraestructura, cuando desde hace seis años nuestro país aportaba por lo menos 25% de la nueva capacidad, siempre detrás del primer lugar que ha sido Brasil con un promedio de 50% anual.