El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió 2024 es el año electoral más importante de la historia, pues un número récord de países, donde habita más de la mitad de la población mundial, celebrará elecciones nacionales y la historia muestra que los gobiernos tienden a gastar más y gravar menos durante estos años, por lo que las presiones fiscales pueden aumentar.

De acuerdo con el reporte “Monitor Fiscal, abril 2024”, los déficits en los años electorales tienden a superar las previsiones en 0.4 puntos porcentuales del producto interno bruto (PIB), en comparación con los años no electorales y este gran año electoral, los gobiernos deberían ejercer moderación fiscal para preservar la solidez de las finanzas públicas.

El FMI aseguró que si los países llevan a cabo las medidas recomendadas, su investigación apunta a que tales medidas podrían, en circunstancias ideales, generar hasta un 9% adicional del PIB.

Precisó que los gobiernos deberían eliminar de inmediato los legados de la política fiscal de la era de la crisis, incluidos los subsidios a la energía, y aplicar reformas para frenar el aumento del gasto y al mismo tiempo proteger a los más vulnerables. Las economías avanzadas con poblaciones que envejecen deberían contener las presiones de gasto en salud y pensiones mediante reformas de las prestaciones sociales y otras medidas.

El organismo añadió que los ingresos deben mantenerse a la altura del gasto a lo largo del tiempo. En las economías avanzadas, abordar las ganancias excesivas como parte del sistema de impuesto a la renta corporativa podría impulsar aún más los ingresos, mientras que las economías de mercados emergentes y en desarrollo podrían aumentar su potencial de ingresos tributarios ampliando sus bases impositivas, mejorando el diseño de sus sistemas tributarios y fortaleciendo la administración de ingresos. 

Explicó que los países necesitan esfuerzos decisivos para salvaguardar las finanzas públicas sostenibles y reconstruir las reservas fiscales, por lo que el ritmo de consolidación debe calibrarse, dependiendo de los riesgos fiscales y las condiciones macroeconómicas que enfrenta cada país; además, los países deberán actuar con determinación en los casos en que los riesgos soberanos sean elevados y falte credibilidad fiscal.

El organismo internacional señaló que si bien las perspectivas económicas y financieras mundiales han mejorado en los últimos seis meses, ya que la inflación ha caído, las condiciones financieras se han relajado y los riesgos para las perspectivas están equilibrados, muchos países siguen luchando contra una elevada deuda pública y déficits fiscales en medio de nuevos desafíos derivados de las elevadas tasas de interés reales y las cada vez más débiles perspectivas de crecimiento a mediano plazo.

Precisó que cuatro años después del inicio de la pandemia, el gasto público, excluidos los pagos de intereses, se mantuvo alrededor de 3 puntos porcentuales del producto interno bruto (PIB) por encima de las proyecciones prepandémicas en las economías avanzadas, excluido Estados Unidos, y 2 puntos porcentuales por encima de ellas en las economías de mercados emergentes, excluida China.

El FMI indicó que aunque proyecta un modesto ajuste fiscal a mediano plazo, será insuficiente para estabilizar la deuda pública en muchos países y sin mayores esfuerzos, el regreso de la política fiscal a su normalidad prepandémica puede llevar años. 

“Las presiones de gasto para abordar los desafíos estructurales (incluidas las transiciones demográficas y verdes) son cada vez más apremiantes, mientras que la desaceleración de las perspectivas de crecimiento a mediano plazo y las altas tasas de interés reales probablemente limiten aún más el espacio fiscal en la mayoría de las economías”, apuntó.

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