Alejandro Serna/Criptonews

Para algunos analistas, Bitcoin atraviesa un momento decisivo en su crecimiento. El avance de Bitcoin hacia una nueva era marcada por la escasez y la concentración en manos de corporaciones.

Un informe reciente advierte que la creciente acumulación de BTC por parte de grandes corporaciones y criptoballenas de largo plazo está reduciendo de forma significativa la oferta disponible para los pequeños inversores.

Aunque esta dinámica puede sostener precios elevados, también aumenta la vulnerabilidad del mercado frente a ventas repentinas y decisiones estratégicas de pocos actores.

La descentralización, uno de los principios fundacionales de Bitcoin, se enfrenta así a un reto histórico: demostrar que, incluso con un suministro cada vez más controlado por grandes jugadores, sigue siendo un activo abierto y accesible para todos.

Bitcoin: Concentración de BTC en pocas manos

Los datos más recientes muestran que las compañías que cotizan en bolsa y los llamados “holders de hierro” —inversores que llevan más de siete años sin mover sus criptomonedas— podrían reunir más de seis millones de Bitcoin antes de que acabe 2025.

Esto representaría en torno al 28% del suministro total. Se trata de una cifra que adquiere más relevancia si se tiene en cuenta que millones de tokens en wallets extraviadas se han perdido para siempre.

El informe destaca que solo las empresas con al menos mil BTC en sus balances ya controlan unas 830.000 unidades.

A precios actuales, con Bitcoin en , el valor de estas reservas supera ampliamente los 81.000 millones de euros.

En paralelo, el mercado ha demostrado que no solo los proyectos institucionales captan atención. Incluso las mejores memecoins han logrado movilizar a comunidades globales y generar liquidez en periodos muy cortos, un fenómeno que contrasta con la rigidez creciente del BTC.

Ventas masivas de Bitcoin: un riesgo inminente

El auge de la escasez refuerza la narrativa de Bitcoin como activo refugio, pero también eleva el riesgo de ventas coordinadas.

Este tipo de operaciones generan temor en los mercados, recordando episodios como el de Tesla, cuya venta parcial de reservas provocó un desplome inmediato del precio.

Los analistas advierten que muchos de los últimos compradores institucionales entraron cuando Bitcoin ya superaba los 90.000 euros, lo que los deja más expuestos a pérdidas en un eventual retroceso.

A diferencia de los primeros inversores, que mantienen un coste medio de adquisición mucho más bajo, estos actores podrían verse forzados a vender en una corrección, amplificando la volatilidad.

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