La economía mexicana no ha visto beneficios del nearshoring debido a que no hay seguridad jurídica ni pública para las empresas provenientes del extranjero, especialmente de Asia, que buscan trasladar sus líneas de producción o fábricas a México, consideró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
“Desde 2015 el proceso de relocalización o nearshoring comenzó a tener fuerza ubicando a México en un momento y lugar privilegiados, sin embargo, hasta el momento no se ven indicios del beneficio que este proceso representa para el país”, expresó el organismo a cargo de Carlos Hurtado López.
Según el órgano asesor del Consejo Coordinador Empresarial, el nearshoring avanzó conforme al tiempo a México, incluso agencias y analistas en economía pronostican que el fenómeno elevaría el ritmo de crecimiento del PIB a futuro en 2 o 3 puntos porcentuales.
Sin embargo, agregó, no contar con un sólido estado de derecho, seguridad en la oferta de energía, infraestructura y logística adecuadas, regulación pro-inversión, certeza jurídica, estabilidad económica, fiscal y política, así como coordinación entre las empresas ha propiciado que el proceso de nearshoring sea mucho más cauteloso, afectando el comportamiento de la inversión en México.
“La información reciente muestra que después de 15 meses consecutivos con tasas de crecimiento de 20 dígitos, el índice de inversión fija bruta inició una rápida tendencia descendente”, añadió el organismo.
Durante septiembre de 2024, el último dato disponible, la inversión bruta fija tuvo una caída de 2.3 por ciento, su primera variación anual negativa desde febrero de 2021, recordó.
El CEESP agregó que el valor de la formación bruta de capital fijo reportó un aumento anual de sólo 1.4 por ciento en el tercer trimestre del año, su menor avance desde el primer trimestre de 2021.
“En México, el nearshoring cobra relevancia en el sector industrial, en especial en la manufactura, la tecnología y el turismo, donde se integran actividades como la automotriz, aeroespacial, semiconductores, dispositivos médicos, minería entre otros relevantes”, destacó.
“La evolución de la actividad industrial no refleja el beneficio que tanto se resalta de la relocalización”, afirmó.
En noviembre, dijo el CEESP, acumuló tres meses consecutivos con variaciones anuales negativas después de iniciar una rápida tendencia a la baja a finales del 2023.
“Evidentemente la menor actividad económica e inversión ha incidido en la capacidad de generación de empleo. Si bien los resultados del Inegi muestran que las empresas continúan abriendo espacios de trabajo, estos son cada vez menores, lo que puede responder a la cautela de las empresas frente a la expectativa de un bajo ritmo de crecimiento de la economía y a los elevados costos laborales”, detalló.
“Para noviembre el Inegi no realizó un comparativo anual de los resultados, debido a que en igual mes del 2023 no se incluye información de Guerrero, como consecuencia de las afectaciones originadas por el huracán Otis”, puntualizó.
Un cálculo del CEESP muestra que en ese mes la ocupación habría aumentado en 270 mil personas, resultado que refleja una clara tendencia a la baja en cuanto a la creación de empleo.
Otro dato que preocupa, según el organismo, es que el empleo formal muestra un mayor debilitamiento, ya que al ver las cifras del IMSS se aprecia que tan solo en diciembre el total de trabajadores registrados se redujo en 405.2 mil personas, lo que representó históricamente su mayor baja para el mismo mes, superando aún las caídas generadas por las crisis de 2008-2009 y la pandemia en 2020-2021.
“Con estos resultados, durante todo el año el total de trabajadores registrados al IMSS aumentó en 214 mil, después de que en los tres años previos el promedio anual de empleos generados fue de poco más de 500 mil”, explicó.
Para el CEESP, actualmente la capacidad de crear nuevos puestos de trabajo está mermada ante la cautela de las empresas frente a un ambiente político interno complejo y su posible efecto en las negociaciones comerciales con otros países.
“El consumo también se ha visto afectado, por ejemplo muestra una clara tendencia a la baja, lo que refleja que la situación laboral no es la más idónea a pesar de los incrementos salariales. Con base en las cifras de cuentas nacionales, en el tercer trimestre del año el consumo privado creció 2.9% anual, que fue su menor avance desde el segundo trimestre del 2021”, señaló.
Por su parte, dijo, el indicador de consumo privado en el mercado interno también muestra un comportamiento a la baja que se agudizó a principios del 2024.
En noviembre, agregó, se prevé que este indicador creció 1.5 por ciento de acuerdo con la estimación oportuna del Inegi, que es su menor alza desde febrero de 2021.