Deer Park, la refinería que Petróleos Mexicanos (Pemex) adquirió en Estados Unidos, registró un incendio en la tarde del jueves en una de sus unidades, informó la empresa.
La petrolera informó que la situación fue controlada y la planta volvió a funcionar con normalidad. Sin embargo, lo preocupante es que ese fue uno de tres incidentes en tres instalaciones de Pemex en un solo día.
Primero, un incendio en una instalación de almacenamiento en Ixhuatlán, Veracruz, dejó como saldo a cinco personas desaparecidas y tres hospitalizadas. Después, la petrolera reportó un problema similar en sus instalaciones en Minatitlán, que dejó heridos a cinco trabajadores.
“En el caso de Ixhuatlán va a tomar más tiempo porque era un depósito de petróleo”, dijo este viernes el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre las labores para extinguir el fuego.
Este conjunto de problemas no podrían haber ocurrido en un momento más inoportuno: Pemex está bajo presión para mejorar su producción después de que reportó otro año de caídas; así como para impulsar la producción de refinería y cumplir así con el objetivo obradorista de que México sea autosuficiente en la generación de energía.
Pemex es la petrolera más endeudada del mundo, con una carga de 105 mil millones de dólares con corte a septiembre, y está buscando fondos para pagar alrededor de 8 mil millones de dólares en deuda que vence este año.
Los problemas de seguridad de Pemex han atraído la atención internacional. En 2021, una gran explosión de gas cerca de su plataforma petrolera en alta mar provocó críticas de la famosa activista ambiental Greta Thunberg y del senador estadounidense Bernie Sanders. Otro incidente en una plataforma costa afuera ese año resultó en cinco muertes y obligó a Pemex a reducir su producción en una cuarta parte.