La dismenorrea, es decir, la menstruación muy dolorosa, “contribuye al ausentismo escolar y laboral, al tiempo que disminuye la calidad de vida” de quienes la padecen, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés). En México se ha intentado legislar para otorgar licencias con goce de sueldo y sin el peligro de perder el empleo por no poder moverse de la cama. Sin embargo, hasta ahora las propuestas no han sido apoyadas.

La más reciente es la del diputado local Nazario Norberto (Morena), quien en octubre presentó una iniciativa en el Congreso de la Ciudad de México para reformar la Ley Federal del Trabajo (LFT) y la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado para que las mujeres y las personas menstruantes que acrediten tener dismenorrea puedan tomar hasta tres días al mes. El salario de ese periodo no les sería descontado.

El Senado de la República tiene una iniciativa pendiente desde marzo de 2020 de la legisladora Claudia Ruiz Massieu (PRI) en el mismo sentido, pero no ha sido discutida. Ella propone que sean dos días laborables con goce de sueldo cada mes. Para acceder al permiso, “deberán presentar un certificado médico expedido por una o un especialista en ginecología”, el cual tendrá una vigencia de un año. Al cabo de ese tiempo tendrían que “acudir a una nueva valoración médica para confirmar el diagnóstico, como único requisito para continuar disfrutando de este beneficio”.

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Esta condición de salud “provoca dificultad en el desempeño de las actividades diarias normales. Se estima que el 50% de las mujeres han presentado dismenorrea en algún momento de sus vidas”, de acuerdo con la Secretaría de Salud (SSa). Entre los factores de riesgos se encuentran la ocupación, tabaquismo, depresión, ansiedad, abuso sexual, consumo de alcohol y de drogas, así como antecedentes familiares, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Aunque no se ha logrado una reforma laboral que proteja a las personas trabajadoras en esos periodos de sus vidas. El IMSS reconoce que para “las pacientes con cuadro severo de dismenorrea se extendera incapacidad entre 1-3 dias y posteriormente revaloración”. Esto lo indica en el documento Diagnóstico y Tratamiento de Dismenorrea en el Primer, Segundo y Tercer Nivel de Atención. La medida, aunque es un gran avance, cubre sólo a quienes están aseguradas por ese instituto.
Dolores intensos, desmayos, fatiga, insomnio…

Los dolores menstruales pueden llegar a ser incapacitantes, lo cual es “un problema de salud pública y un obstáculo a la participación laboral de las mujeres”, sostiene la senadora Claudia Ruiz Massieu en la argumentación de su iniciativa. “Resulta necesario legislar en esta materia con el fin de garantizar la plena igualdad laboral entre hombres y mujeres, contribuyendo a erradicar todas las formas de discriminación por razón de género”.

Este problema es más común de lo que se cree, “pero es posible que no reciba atención médica porque muchas mujeres están condicionadas a considerar el dolor como un evento fisiológico normal, incluso si restringe la vida diaria. El tema genera poco interés entre los médicos, lo que no debería ser el caso porque la dismenorrea es una causa común de absentismo y reducción de la calidad de vida”, se señala en el artículo Dismenorrea primaria, publicado en la revista médica británica The Lancet.

Hay dos tipos, y cuando es primaria causa un patrón de dolor “temporal claro y predecible, que comienza un poco antes o justo al comienzo de la menstruación”. Por lo regular, “dura de 8 a 72 horas, es más intenso durante el primero o el segundo día” y puede ir desde el vientre hasta la espalda y los muslos, señala la senadora citando el artículo Lo que sabemos hoy sobre la dismenorrea primaria: Una revisión crítica, de la Universidad de Oxford. Con frecuencia va acompañado de náuseas, vómitos, diarrea, fatiga, desmayos e insomnio.

El dolor dismenorréico secundario puede originarse por la endometriosis, la adenomiosis, miomas y la enfermedad inflamatoria pélvica. Los síntomas son como los del tipo primario, pero más intensos y pueden presentarse durante el ciclo menstrual o depués y ser constantes o difusos.

En 2007, la Sociedad Internacional de Investigación en Farmacoeconomía y Resultados (ISPOR, por sus siglas en inglés) estimó que en Estados Unidos el ausentismo laboral por el sangrado menstrual abundante tuvo un costo indirecto equivalente a 12,000 millones de dólares.
El antecendente de estos permisos en México

“No es exagerado afirmar que la dismenorrea es un padecimiento que puede limitar directamente la participación femenina en la formación académica y en los centros de trabajo”, apunta la senadora Ruiz Massieu. Por ello, otras instancias en México y el mundo ya están marcando pauta para legislarlo de manera amplia algún día.

El Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Gobierno del Estado de México puso un ejemplo de buenas prácticas laborales en 2017. Desde ese año concede a su personal un día de descanso al mes por complicaciones de tipo fisiológico. La dismenorrea incapacitante, la menopausia y el climaterio y la andropausia son las principales complicaciones a las que se refiere el acuerdo que tomó.

De acuerdo con la iniciativa de Claudia Ruiz Massieu, desde 1947 Japón reguló los permisos laborales por la menstruación dolorosa y no establece un número específico de días. Por lo que tienen la libertad y el derecho de tomarlos, según vayan mejorando sin que por ello se le descuenten esas jornadas.

En tanto, desde 2002 Taiwán permite que las personas trabajadoras falten un día en un periodo de un mes, pero limita el número de licencias a tres por año y con la mitad del salario. Corea del Sur reformó sus leyes en 2007 para otorgar un día de licencia menstrual al mes, la cual no es pagada.

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