La Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó una nota en la que destaca que la brecha de género en el mercado laboral de América Latina se ha visto afectada por la alta informalidad y la sobrecarga por tareas de cuidados, provocada por la pandemia de COVID-19, lo que ha llevado a que más de 4 millones de mujeres no hayan logrado regresar a un empleo.

De los 23.6 millones de puestos de trabajo de las mujeres que se perdieron en el peor momento de la crisis el segundo trimestre de 2020, a fines de 2021 aún faltaban por recuperar unos 4.2 millones. En el caso de los hombres, en cambio, ya se habían recuperado prácticamente por completo los 26 millones de puestos perdidos en ese momento.

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“Este 8 de marzo en el Día Internacional de la Mujer debemos tener muy en cuenta que enfrentamos un retroceso preocupante en la igualdad de género en el trabajo, y por lo tanto la región necesita redoblar esfuerzos para recuperar el terreno perdido y generar más y mejores oportunidades laborales para las mujeres”, dijo el Director de OIT para América Latina y el Caribe, Vinícius Pinheiro.

La nueva nota técnica de la OIT destaca que la tasa de participación regional de las mujeres que rondaba 41% a comienzos de los años 1990 había subido en forma constante hasta 52.3% en 2019 (promedio de los primeros tres trimestres). En 2020, en ese mismo período bajó a 47% aunque ese año el promedio regional llegó a estar en 43 por ciento.

A su vez, el impacto fue mayor en el empleo informal y en las micro, pequeñas y medianas empresas donde también predomina el empleo femenino. El trabajo doméstico, donde el 91% del empleo es femenino y el 72% es empleo informal, se vio afectado por una pérdida considerable de puestos de trabajo.

“La pandemia agudizó desigualdades estructurales existentes. Las mujeres rurales, las jefas de hogar con niñas y niños pequeños, aquellas de menos formación y educación, mujeres indígenas y afrodescendientes han sido más afectadas. Las brechas de género, tanto en la participación como en los ingresos, son persistentes en las mujeres con menores ingresos y menor nivel educativo”, comentó la especialista regional en economía laboral de OIT, Roxana Maurizio.

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