El sector automotriz mexicano resurgió de las cenizas tras superar su estado de postración durante la pandemia de Covid-19, al grado que en septiembre las exportaciones de vehículos ligeros crecieron 33%, su mejor resultado en 16 meses y la producción 31.4%, igual que el mes anterior.

Las exportaciones de autos ligeros llegaron a 259,792 unidades y la producción alcanzó los 273.329 vehículos, según informó la Asociación Mexicana de la industria Automotriz (MIA), que aglutina a 22 empresas y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Entre enero y septiembre, se produjeron 2.5 millones de unidades, 10% a tasa anual, el mejor resultado en un quinquenio en un período similar. En tanto, las exportaciones acumuladas llegaron a 2,1 millones, 5,4% sobre su registro del mismo lapso del año anterior.

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El INEGI indicó que la venta total al público de vehículos ligeros aumentó 2,7% anual de enero a septiembre, lo que también representa un gran avance.

El sector ha tenido que soportar 30 meses consecutivos de interrupciones en las cadenas de suministro y una falta persistente de semiconductores, conocidos popularmente como “chips”, por lo cual ha debido recurrir a una serie de paros técnicos.

Sin embargo, el presidente del Clúster Automotriz de Querétaro, Renato Villaseñor, señaló al diario capitalino especializado El Economista que tras los efectos de la pandemia la industria por fin ya ve “la luz al final de túnel”.

Por lo pronto, la frecuencia de los paros ha disminuido y “cada vez son menos” aunque se mantiene la “flexibilidad en las plantas, para poder reaccionar en función de ese requerimiento de los clientes”.

Hasta 45% de las empresas instaladas en Querétaro proveen a la marca Volkswagen, tanto a sus centros de operación en México como en Estados Unidos y Alemania, por lo que todos los altibajos en la producción del gigante alemán suelen repercutir en esta región, sobre todo en la producción de componentes.

Frente al desabasto de semiconductores, Villaseñor destacó que esta problemática “ha comenzado a abreviarse, aunque sigue siendo un reto para la industria, debido a que recientemente la planta de General Motors en Silao, estado central Guanajuato, vecino a Querétaro, detuvo operaciones por el desabasto de este insumo.

Sin embargo, se prevé que conforme avance el cierre del año se disipen los contratiempos para la industria automotriz y la tendencia apunta a que va a cerrar el año con problemas mínimos, “siempre y cuando no haya otra novedad en el mundo”, como una guerra o una epidemia, según Villaseñor.

La AMIA estima que, a pesar de todo, la industria “sigue superando los desafíos en las cadenas globales de suministro” por la suma de la incertidumbre económica y la inflación que moderan los requerimientos de los consumidores.

La escasez de semiconductores había tenido una recuperación de 76% a tasa anual hasta agosto pasado, que fue uno de los mejores meses para la industria en los últimos años, con incrementos de doble dígito en producción, exportación y ventas internas, pero los dirigentes de AMIA insisten en que la recuperación seguirá siendo “lenta”.

“Pareciera que tenemos un escenario más optimista” pero “los niveles de 2019 no serán alcanzados sino hasta 2024. No hay que echar las campanas al vuelo”, afirmó Fausto Cuevas, director de la organización.

Las plantas armadoras mexicanas hilvanaron cinco meses de crecimiento y las cosas no pueden ir mejor a pesar de todo, después de que las ventas se desplomaron y las agencias automotrices tuvieron que armar “listas de espera” para los clientes que demandaban un auto nuevo.

Este panorama impulsó el mercado de los autos usados, donde comienzan a participar cada vez más empresas digitales mediante aplicación, lo que elevó los precios de los vehículos seminuevos hasta en 25% en 2021. 

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